Días Clave: paran los docentes, el gobierno aguanta y descuenta

Hoy es el primero de los tres días de huelga decidida por el SUTE. El gobierno descarta por ahora la conciliación obligatoria. Y avanzará con los descuentos. Una encuesta previa sobre el apoyo al paro docente decidió al gobernador a aguantar, y esperar.

Días Clave: paran los docentes, el gobierno aguanta y descuenta

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

Hoy se pusieron a prueba otra vez todos los resortes del planetario educativo de Mendoza. Comenzó el paro docente de tres días decidido la semana pasada por un plenario del gremio de maestros SUTE. Y el gobierno juega sus fichas a que la adhesión sea despareja, sino baja, y a no verse obligado a mejorar una oferta salarial que debió plasmar en un decreto el lunes anterior. Esa mejora promedió un 44 % a agosto de este año, con una cláusula de garantía "base" que dice: ningún docente cobrará menos de 70.000 pesos. El SUTE la rechazó y decidió la huelga, que osciló entre el paro de tres días, y una por tiempo indeterminado, que podría ser el próximo paso.

El clima está tenso. Un video manipulado de José Thomas que circuló mucho entre los docentes obligó al Director General de Escuelas a publicar la versión completa y a aclarar que sus críticas eran al kirchnerismo y la conducción del SUTE, y no a los docentes en general. En ese video Thomas habla de los que desprecian la presencialidad. 

El gobierno contraatacó el video "anti Thomas" con audios de grupos de WhatsApp, donde aparecen maestras que están en contra del paro, y el SUTE contestó con una "canción de cancha" muy compartida, donde directamente piden la renuncia del titular de la DGE. La actividad en redes es muy fuerte. Allí se juega parte de la batalla, aunque los maestros que pararon en la última semana de julio y que lo volverán a hacer ahora, ya saben que sufrirán descuentos considerables. No sólo del Ítem Aula. Faltar por paro implica perder ingresos por presentismo, estado docente, material didáctico, básico, zona, y otros ítems. La semana pasada circuló un cálculo que hicieron en la DGE. Un maestro con diez años de antigüedad y 50 % de zona, que haya parado en la jornada de protesta del mes pasado, perderá cerca de 24.000 pesos de su sueldo de bolsillo de 73.000 pesos si se adhiere a estos tres días de huelga.

El gobierno analizó durante todo el fin de semana qué pasos seguir. El temor es a que los padres jueguen otra vez un rol central y no envíen a sus hijos al colegio, para evitarse el drama de tener que ir a buscarlos una hora después porque su maestra adhiere. En el paro anterior, el SUTE jugó a su favor este dato novedoso del conflicto y dijeron que los padres apoyaban la protesta docente. Muchas familias no enviaron a sus hijos el jueves y viernes siguientes a la protesta. Incomprensible. Pero hay datos que sustentan cierto desapego a la presencialidad, posterior a la pandemia. El ausentismo entre los alumnos creció un poco más del 6 % luego de las oleadas más grandes de coronavirus. Vale la pena, en este punto, citar parte de la columna escrita ayer por el ex Director de Escuelas Jaime Correas en este diario. "¿Es razonable que los propios padres favorezcan la ignorancia de sus hijos no mandándoles a clase como insólita manera de solidaridad con sus docentes? Entiendo que sólo pueden responder que sí (...) quienes no creen que lo que sucede en una escuela es importante e insustituible para los estudiantes. Porque sin clases los chicos no aprenden..." La columna completa resulta un material fundamental para la comprensión del problema. Se tituló "Argentinos Ignorantes" y puede leerse completa aquí.

La marcha de los docentes, en julio, fue muy multitudinaria.

Los padres que no enviaron a sus chicos a la escuela, ya sea por solidaridad con los maestros de sus hijos o para no complicarse la vida -que está muy tensa de por sí por la incertidumbre económica-, no fueron los únicos actores clave en el éxito del paro anterior. El gobierno sólo contabilizó un 47 % de adhesión en los dos días de protesta, medidos con el GEM, el sistema de Gestión Educativa. Lo que no pudieron prever los funcionarios, aunque mandaron escribanos a tomar nota a algunos establecimientos, es que directoras de escuelas fueron funcionales al paro, dando el "presente" a docentes que pararon. Y muchos otros se retiraron por falta de alumnos. Para hoy, primer día de esta nueva huelga, hay dos incógnitas: la adhesión de los maestros, y la de los padres.

Ayer durante todo el día el gobierno estudió qué hacer. El temor a que el primer día de paro sea tan contundente como en la protesta anterior fue un motor importante. Funcionarios con el gobernador Rodolfo Suarez a la cabeza analizaron la opción de dictar una Conciliación Obligatoria. Ello retrocedería la situación a "fojas cero", incluyendo los descuentos que aún no se aplican hasta que salga la liquidación de agosto. Pero esta variante fue descartada, porque obligaría al gobierno a ofrecer una mejora a la que no estaría dispuesto hasta que se conozca el Índice de Precios al Consumidor del mes de julio. Eso ocurrirá este jueves, de acuerdo al calendario del INDEC. "Puede haber una mejora, porque vamos a tratar de acompañar la inflación" alertó un funcionario. En el SUTE creen que si tal reacción existe, será tardía.

El otro asunto es el descuento (o no) de los días de paro a través del Ítem Aula y de los ítems salariales asociados a la presencialidad. Hasta ahora, el gobierno se mantiene firme en descontar todos y cada uno de los días de huelga. A la par, habría hoy una movida política fuerte de ministros y legisladores oficialistas criticando el paro, pidiendo que los padres envíen a sus hijos a la escuela, y buscando emparentar a los dirigentes del SUTE con el kirchnerismo, y particularmente con el dirigente del SUTEBA, el peronista Roberto Baradel, que le paró la educación a los bonaerenses nada menos que 180 días desde 2004, cuando asumió en el cargo. Es decir, un ciclo lectivo completo. Desde el jueves, cuando el plenario del SUTE decretó el paro, las manifestaciones públicas del oficialismo fueron más bien escasas, más allá de la conferencia de prensa que dieron el titular de la DGE José Thomas, el ministro de Gobierno Víctor Ibañez y el de Hacienda Víctor Fayad. Aquí, algunos de los posteos:

La encuesta

Anoche, el corte de una encuesta provincial encargada por el gobierno sobre diversos temas, decidió a los funcionarios a pasar este primer día de paro docente en modo "aguante" y control de daños. Ese sondeo indica que en el departamento de Guaymallén, un 60 % de los consultados estaría en contra de la huelga docente, mientras que un 40 % se habría manifestado a favor. Ello, entre quienes dieron una respuesta entre una opción u otra. Del otro lado de esta disputa, el SUTE tendrá bastante actividad. Los dirigentes andarán por los departamentos planteando el conflicto a los intendentes. Y el secretario gremial Gustavo Correa se reunirá hoy con organizaciones sociales y con gremios de la CGT. Están buscando juntar "masa crítica" para la movilización que planean para el miércoles. Si el paro y la marcha resultan exitosos, los dirigentes del SUTE anunciarían allí mismo un paro por tiempo indeterminado que ratificarían el jueves en un nuevo plenario provincial, si es que antes no consiguen de alguna manera, un acuerdo con el gobierno. Hoy, parece lejano.

El tercer día de paro docente, este miércoles, tendrá un condimento especial. El SUTE adherirá a un paro nacional decidido por la CTERA, en solidaridad y protesta por la condena al gremialista docente chubutense Santiago Goodman, ex titular del sindicato ATECh que nuclea a la mayor parte de los trabajadores de la educación de esa provincia. Goodman fue hallado culpable, en un tribunal, de haber prendido fuego a la Legislatura de Chubut en 2019. Incluso, en las audiencias reconoció su participación en esos hechos, en medio de un desbande salarial. Podrían corresponderle hasta diez años de prisión, aunque la fiscalía local pediría cinco años de cárcel.

Será hoy un lunes complicado con acusaciones cruzadas y diferencias entre SUTE y gobierno sobre el grado de adhesión a la protesta. En el medio, quedarán los chicos, muchos de los que volverán a pasar unos días sin clases. Algo que -lo hemos visto muchas veces- nunca tiene remedio.

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