Los "electrochorros" ahora atacan los pozos de Aysam

Bombas de extracción, tableros de control o cables de media tensión, son el blanco de los delincuentes que buscan metales y aparatos de alto costo. Ya lo hacían con los transformadores, ahora ampliaron el "negocio".

Los "electrochorros" ahora atacan los pozos de Aysam

Por:Jorge Fernández Rojas
Periodista/Analista

La inseguridad en Mendoza está volviendo a los primeros títulos de los portales de noticias como si fuera un síntoma, no querido, de que estamos saliendo de la pandemia. Asesinatos y robos se van acumulando en los registros policiales y judiciales. Pero hay un fenómeno delictivo que creció con mucha fuerza en especial en las zonas rurales que es el vandalismo a las instalaciones eléctricas.

Primero fueron, y continúan siendo, los transformadores eléctricos la principal atracción de los "electrochorros" por la cantidad de cobre que esos costosos equipos contienen. Lo más preocupante es que no hay forma de parar el flagelo para las distribuidoras eléctricas, sobre todo para las cooperativas eléctricas de las áreas agrarias.

Este renovado escenario de la inseguridad ahora se amplía porque el blanco de los ladrones son las instalaciones eléctricas que hacen funcionar las bombas de extracción en los pozos de Aysam (Aguas y Saneamiento) para dotar de agua potable en departamentos como Rivadavia, Las Heras y San Rafael. 

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Decisiones urgentes

Con barbijo, Gallego el titular de Aysam reconoce que la inseguridad demanda más costos por la empresa.

El presidente de la empresa estatal de servicio de agua potable, Alejandro Gallego confirmó este estado de inseguridad y lo equipara al problema que ya soportan las eléctricas. "Tratamos de aumentar las medidas de seguridad con rejas o vallas, pero es cierto que tenemos que tomar decisiones de gastos en seguridad que antes no los teníamos", remarcó Gallego.

En ese mismo sentido el vicepresidente Aysam, Gerardo del Río hace una semana expuso el problema en la publicación regional Tiempo del Este. Denunció que en dos meses sufrieron siete ataques a la instalación del pozo identificado con el número 14 ubicado en el extremo sudeste de la Ciudad de Rivadavia. 

Gerardo del Río describió la ola delictiva contra las instalaciones de Aysam.

El ex intendente Rivadavia y ex senador radical confirmó al POST que en ese caso aumentaron la custodia privada de 12 horas en la noche a tiempo completo y hasta uno de los vigilantes fue golpeado. "Es tierra arrasada. Nos toman de punto. Se ha perdido el sentido del servicio público porque son capaces de dejar sin agua a media ciudad", se lamentó Del Río ante este medio.

Cuánto cuestan, policías, custodios y equipos robados

La sangría eléctrica que soporta Aysam incluye tableros, una estación elevadora y conexiones de "acometida" en instalaciones de San Rafael; mientras que en San Martín en el predio del Pasip, cuatro veces robaron un tablero de control de la perforación.

En el caso de la prestataria de agua potable y saneamiento también pega la inseguridad por los costados más "convencionales". Esto ocurre por actuar en zonas urbanas donde sus operarios han soportado asaltos y robos de materiales y vehículos. Por ese tipo de ataques contrata policías en servicio extraordinarios. Mientras que en las zonas agrarias invierte en enjaular los equipos codiciados por los ladrones y en contratar empresas de seguridad privada.

Agua extraída a través de un pozo de Aysam en San Carlos.

De acuerdo a las estimaciones del experimentado dirigente radical rivadaviense la proveedora de agua destina unos 3 millones de pesos por mes en contratación de agentes policiales y custodios privados.

En cuanto a las pérdidas por el equipamiento eléctrico vandalizado hay que tomar la dimensión de los costos de estos materiales. Una bomba cuesta 4 mil dólares; un tablero, 1500 dólares. Además, los metros de cables que "cosechan" en cada incursión nocturna. Así los electrochorros han dejado de ser actores de reparto y que solo aparecían cuando el cobre levantaba su cotización, ahora han pasado conformar el staff "estable" de la delincuencia.