Los datos surgen del informe anual de la Deuda Social que elabora la Universidad Católica Argentina.
2018, el año con más niños hambrientos
La inflación y la caída del poder adquisitivo se llevaron por delante cualquier intento del Estado por contener el saldo social negativo del hambre en la niñez argentina.
Los niños sufren la crisis con la falta de alimentos.
Así resulta informe de avance 2018 del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la UCA que ya se puede consultar digitalmente y que se difundirá mañana oficialmente.
"En el bienio 2017-2018 la proporción de niños/as y adolescentes en hogares que experimentan inseguridad alimentaria (dificultad para acceder a los alimentos en cantidad y calidad por problemas económicos) pasó de 21,7% a 29,3% (7,6 pp.).
Símbolo de la pobreza y la marginalidad.
"Por su parte, el porcentaje de niños/as y adolescentes en hogares en los que se experimentó situaciones de "hambre" durante los últimos doce meses (inseguridad alimentaria severa) pasó de 9,6% a 13% (3,4 pp.), dice el texto de la UCA.
"Se trata de los valores más elevados de toda la serie", es lo que se evidencia del informe.
El incremento de la proporción chicos que sufren inseguridad alimentaria de acuerdo al estudio anual, se da "en un contexto socioeconómico adverso, caracterizado por el alza de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los hogares".
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De acuerdo a las estimaciones poblacionales aquellos niños y adolescentes de hasta 17 años que sufrieron hambre pasaron a ser de 1.116.160 a 1.573.000, si se tienen en cuenta aquéllos que viven en ciudades, lo que quiere decir que hubo 456.840 más niños y adolescentes con hambre en un año.
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