Todos ellos - menos el más cercano a la estrella - están encerrados en una danza rítmica mientras se mueven en sus órbitas.
Científicos lograron identificar la señal proveniente de la constelación Boötes. Podría indicar que hay vida.
Se llama K2-18b y está a 124 años luz, con lo cual por ahora no podremos acercarnos a ver qué hay. Orbita como la Tierra alrededor de una enana roja, una estrella mucho más grande que nuestro sol.
Están a 12,5 años luz y orbitan una estrella mucho más chica que el sol. Tendrían clima templado y podría haber agua líquida.