Un cura abusó a una nena asustada por haber jugado a "la copa" y lo condenaron

Los hechos ocurrieron a finales de los noventa. En el fuero penal, Alberto Sardá no recibió condena debido a que la causa prescribió, pero sí recibió una condena en el ámbito civil por daños y perjuicios y deberá pagarle a la víctima una indemnización.

Un cura abusó a una nena asustada por haber jugado a "la copa" y lo condenaron

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

El calvario que vivió una mujer desde que era adolescente finalmente terminó y obtuvo justicia. El cura Alberto Sardá fue sentenciado por la justicia civil a pagarle a la víctima la suma de 13 millones de pesos por daños y perjuicios durante años de hostigamiento en San Martín. Los hechos ocurrieron a finales de la década del noventa y la demanda (por daños y perjuicios derivados de violencia de género) fue presentada hace cuatro años, por lo tanto en el fuero penal prescribió, pero no en el fuero civil.  

"Sostiene que no resultan de aplicación al caso la Ley de Violencia de Género N° 26.485, ya que se encuentra prescripta la acción, al tiempo que el único hecho con virtualidad para ser encuadrado en esta normativa sería el supuesto abuso cometido en el año 1.997, siendo la ley sancionada en el año 2.009, en tanto que respecto de los supuestos hechos de acoso, ninguno de los descriptos en la demanda encuadra en el supuesto legal previsto. Asimismo, refiere no resulta aplicable al caso la Ley "Kunath" N° 27.206 de Respeto al Tiempo de las Víctimas, dado que la misma se refiere a las acciones penales, remarcando al respecto que no ha sido objeto de denuncia penal el hecho descripto en autos", dice parte de la sentencia.

Los abusos ocurrieron en la parroquia Inmaculada Concepción de Palmira.

En este contexto, la jueza María Angélica Gamboa juzgó el caso con perspectiva de género. El Arzobispado de Mendoza fue también encontrado como responsable del hecho por los abusos cometidos por Alberto Sardá, que era responsable de la parroquia Inmaculada Concepción de Palmira dónde violó a la joven que en ese momento tenía 16 años.

Según consta en la sentencia la situación comenzó cuando la adolescente a los 13 años manifestó sufrir episodios paranormales y alteraciones psicológicas luego de haber participado con amigos del "juego de la copa", que consiste en invocar espíritus. Posteriormente comenzó a sufrir convulsiones. En ese momento, ya tenía 16 años, iba a Confirmación y los catequistas le sugirieron que hablara con el cura Sardá.

Ver: El cura acusado de violación en Palmira dijo que lo "tentó el demonio"

El religioso la llevó a su departamento para aplicarle el sacramento de la unción de los enfermos a fin de aliviar su pesar espiritual y, según el relato de la mujer, se desmayó y cuando despertó estaba en la cama del cura mientras él cometía el abuso mientras le decía que era su amigo y que no debía decir nada. La joven al llegar a su casa le contó a su madre lo que había pasado pero la progenitora no le creyó. Sardá habló con la madre de la víctima, una persona sin escolarización y con fuerte arraigo religioso según detalla en el texto de la sentencia, y le dijo que el demonio lo había tentado. Por tal motivo la nena se vio obligada a pedirle perdón al sacerdote abusador.

Años después comenzó a trabajar en un café y advirtió que Sardá la seguía, la acosaba constantemente, por lo cuál tomó la decisión de denunciarlo y finalmente este martes 28 de febrero fue condenado.

Durante el largo proceso que tuvo la causa, la Justicia también limitó el accionar de la Iglesia mendocina a fin de evitar maniobras que ensuciaran el expediente o beneficiara la situación de Sardá. En el año 2020 ordenaron al arzobispado provincial evitar el traslado del sacerdote a otra jurisprudencia religiosa.

La decisión fue tomada por la jueza civil y comercial María Eugenia Ibazeta, a cargo del juzgado número 3 de Mendoza, quien en un escrito presentado pidió que "proceda a evitar el traslado del sacerdote Daniel Alberto Sarda fuera del radio de este tribunal mientras dure la presente causa". En esa fecha, mayo de 2020 se desempeñaba como vicario parroquial en las capillas Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Lourdes y la Medalla Milagrosa, todas en El Algarrobal.

Además, integraba el Equipo para la Formación de los sacerdotes y era capellán auxiliar en la Unidad III del Penal de Mujeres y del Régimen Abierto de Mujeres (RAM).