Seis años del femicidio de "Conchy" en Luján: así confesó el marido

Roberto Audano, un ex empresario que había tenído un exitoso negocio durante los años noventa en Ciudad, planificó detalle a detalle el crimen de su esposa. Acorralado por las pruebas, así fue la declaración en la Justicia que permitió hallar el cadáver en el fondo del dique Potrerillos.

Seis años del femicidio de "Conchy" en Luján: así confesó el marido

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

La trama del femicidio de Concepción "Conchy" Arregui estremeció a la provincia y a Chile hace seis años. La mente siniestra al mando de su ejecución fue Roberto Audano, el marido de la empresaria trasandina.

En marzo de 2018 un hombre denunció a la policía la desaparición de su esposa. Había dicho que la mujer había abordado un colectivo para viajar a Chile y no había vuelto a tener noticias de ella. La investigación se movió rápido, constatando listas de pasajeros en los colectivos que habían salido de la provincia. No había rastros de la mujer.

Del otro lado de la Cordillera, los familiares empezaron a presionar, aportar datos y moverse con celeridad ya que los días pasaban y nadie sabía donde estaba Concepción. Todos sospechaban del marido ya que la relación entre ellos se había tensado y ella quería separarse.

Desde el primer momento, el expediente que instruía Gustavo Pirrello tenía la mira puesta en Audano. Había un dato clave que comprometía al hombre que en los años noventa había sido dueño de "Pájaro Uno", el popular negocio de venta de animales. 

"Conchy" Arregui y el asesino, Roberto Audano.

La prueba que complicaba al ex empresario era la señal de su celular que lo situaba en Potrerillos el día en que Concepción desapareció. Finalmente, acorralado por los interrogantes que no podía responder, confesó a la fiscalía como planeó el asesinato de su esposa. El móvil, se sabría después, era para quedarse con la casa que tenían en Las Compuertas, en Luján, ya que la mujer le había pedido el divorcio.

La confesión completa que realizó Roberto Audano a la fiscalía, a la que accedió el Post en exclusiva.

Yo quiero ratificar (...)cómo se produjo el hecho en el cual yo maté a mi esposa. Yo la llevé en mi camioneta, a una consulta de oculista para ella y al salir de la consulta le pedí que me acompañara a ver un terrero, era para que no sospechara que estábamos saliendo del camino de vuelta a casa, de porque íbamos a otro lado. Me dirijo por el camino que va hacia la destilería de Lujan con ella, después de salir del oculista. Cruzando el dique Cipolletti se encuentra un lugar que es utilizado como camping para que las personas puedan acampar pero tiene entrada libre, entonces conociendo el lugar por haber ido a pescar en otras ocasiones, busco adentro de esa propiedad un lugar aislado para cometer el hecho.

Así buscaban el cadáver de Arregui en las aguas del dique Potrerillos. 

Inmediatamente dentro de mi vehículo cometo el hecho. Le pido a ella que se asome a ver si venia alguien para que no me viera lo que yo iba a hacer, entonces ella gira hacia su derecha para mirar si había alguien cerca, ella intenta bajarse y cuando me doy cuenta de que me había bajado diciéndole que necesitaba ir al baño para que ella se distrajera y mirara hacia afuera, cuando me doy cuenta de que ella está de espaldas hacia mi pero todavía sentada en la camioneta, sacando el cuerpo de la camioneta como para bajarse, no alcanza a sacar la pierna. En ese momento ejecuto los disparos adentro del mismo vehículo. Recuesto el asiento para recostarla a ella y como no le quería ver a la cara la tapo con una bolsa de dormir.

Ahí me retiro inmediatamente del lugar hacia la destilería, pero para hacer tiempo me quedo en una rotonda que hay una máquina de perforación antigua creo que para extraer petróleo y bajo las inmediaciones para el lado de Tres Esquinas. Me metí debajo de un pimiento para que nadie me viera colocarle la bolsa de dormir para que ella quedara tapada, bien protegida y la envuelto en un PVC que es una tipo carpa plástica de color azul flúor.

Ver: Tenebroso: así hallaron el cadáver de Concepción

Ella está en el asiento pero yo atrás tengo un asiento que después yo lo saco, la afirmo sobre ese asiento para poder ponerle la lona, por el peso de ella, de a poco, la iba corriendo sobre el plástico hasta que logré que quedara arriba. Después utilicé unos agujeritos para pasar sogas, con eso la ato bien y yo me bajo y como mi camioneta tiene un portón lateral y ella estaba sobre el asiento trasero la puedo manejar y correr el cuerpo hacia el asiento trasero que es largo, pero como no daba el largo del cuerpo le doblo un poquito las rodillas, la ato y con una cortaplumas corto un poquito el plástico.

Concepción era chilena y vivía en Luján con su marido.

Yo llevaba tres sogas largas, dos para bajar en el lugar el cuerpo y otra para bajarla en el agua. Una soga quedó en la casa contaminada con color rojo de la tierra del lugar, después la metí en el lavarropas pero no salió la mancha. Luego de eso, yo tenía dos cámaras de camioneta que había comprado para inflarlas y para que me sirvieran de apoyo para desplazar en el agua y llevaba dos bidones de 20 litros vacios para usarlos de flotador. Ahí hay un incidente que yo de ahí tengo que ir hasta al lado de los bomberos a una gomería que está pegada al canal, a inflar los neumáticos, ahí mismo había comprado hacia un día o dos, ahí le pedí al flaco que me inflara las gomas para usarlas de salvavidas porque iba a llevar a unos niños a nadar y tenia miedo de que se me ahogaran. Luego regreso y escucho que había un corte de ruta por un accidente o un problema en el paso a Chile, que habían muchos controles policiales y no dejaban subir.

Entonces me quedo haciendo tiempo antes de llegar a destilería debajo de un pimiento, en ese lugar perforo con una cortapluma la bolsa de dormir, el plástico azul, le paso la cadena por debajo del cuerpo, meto la mano por la cintura de ella que estaba boca arriba en el asiento, tomo la punta de la cadena, la saco y la junto con la otra parte de la cadena y le pongo un candado, le hago como un cinturón, yo creo que estuve unas dos horas hasta cuando vi que pasaban camiones y había movimiento. Emprendí camino a Potrerillos. Paso los controles, que estaban pero no controlaban, porque había muchos vehículos, paso el barrio Potrerillos que está abajo, sigo por el camino a Chile hasta un puente del ferrocarril que cruza el río y llega a un camino que va paralelo a la ruta 7 pero del otro lado del río, como si uno estuviera volviendo a Mendoza. Es un camino de tierra y hay muchas casas, han vendido muchos terrenos. Me dirijo por ese camino hacia el Este, como regresando a Mendoza, buscando un lugar donde hubiera altura en relación al lago y que hubiera agua, porque los primeros kilómetros hay barro. Llego al lugar donde veo la posibilidad de que hubiera profundidad en el lago y ahí estaba a una altura de treinta metros del camino, hay un barranco.

Ahí espero un poco que se haga oscuro porque había claridad y pasaban pocos vehículos, pescadores la mayoría, pero como vive gente hay más movimiento que años atrás cuando yo pescaba en la zona. Busco un lugar lo más pendiente posible hacia el lago, me bajo de la camioneta, busco las sogas, las ato a la butaca, a la base de la butaca de la camioneta, las puntas de la soga, me dirijo a la parte de atrás de la camioneta y del portón trasero saco el balde contrapeso, que tiene una cadena de cuarenta centímetros hacia afuera del cemento. La doy vuelta por delante de la camioneta con el peso en la mano, lo afirmo en el piso al lado de la puerta derecha y le ato una de las puntas de una de las sogas a la cadena para sostenerla firme porque no quería que el peso se me fuera y lo perdiera en el agua, porque lo necesitaba.

Empujo el balde hacia el barranco y con las manos le voy dejando que se vaya hasta el lado del agua casi. Después de eso, saco a mi esposa con las envolturas, perdón primero le ato la punta de la soga a la soga que estaba en el plástico azul, que es la que está contaminada con tierra. La voy bajando despacito para que no se golpeara, acompaño con las manos sosteniendo la soga para que ella fuera descendiendo, como no la solté igual que al balde no llegó hasta la orilla del agua, entonces ahí preparé las dos cámaras que estaban atrás de la camioneta con los bidones, una cortapluma en el bolsillo y use otros pedazos de soga que llevaba para amarrar las dos cámaras con los dos bidones para hacer una especie de flotador.

Entonces preparo todo eso para no hacer muchos viajes porque es muy difícil para mi edad subir y bajar, entonces trato de llevar todo, entonces meto en una mochilita dos candados, alambre por las dudas, algunos pedazos de soga y la cortapluma para cortar la soga y un chaleco salvavidas que había comprado hacia dos días. La compré en una casa de camping de calle San Martín Sur al lado de la heladería Soppelsa, no se el nombre del negocio.

Como estaba oscureciendo busco donde afirmar el peso para que no se me fuera a ir, ahí me saco las zapatillas de color gris que quedaron en el lugar porque me vine manejando descalzo y estoy descalzo con un short y me pongo una polera roja de manga porque hace frío y un pantalón azul largo de una tela impermeable. Las dos cadenas las uno con un candado bastante grande, perdón primero traigo a mi señora arrastrándola con la soga hasta la lado del balde para unir las dos cadenas, la cadena del balde con la cadena que le puse al cinturón. Busco un lugar, ya casi veía poco donde yo pudiera hacer pie, me pongo el salvavidas y la traigo primero a ella antes que el peso para que el peso no se me fuera, porque yo eso lo ato con una soga a las dos cámaras. Había tres partes, el flotador armado con los dos bidones y las cámaras de la camioneta atadas con soga. Eso lo ato al envoltorio que le había hecho a mi esposa con sogas también, y con el salvavidas empiezo a ingresar al agua con el flotador primero y después con ella y después saco el peso que estaba en un bordecito y se hundió un poquito porque había como escalones. Trato de ingresar al lago para después llevar a mi señora, el flotador, el peso, me meto unos diez metros en el agua más o menos y tenía a mano el flotador y ahí me suelto y el chaleco se me va y trague un poco de agua.

Me afirmo al flotador, me voy a la orilla y con un pedazo de soga me até el salvavidas porque sino se me salía y me iba a hundir. Ahí intento nadar empujando las tres cosas y no puedo porque el peso estaba tocando en el fondo, el balde, de a poco voy haciendo fuerza para llevar el peso, pero como se hizo de noche, tenia dos linternas, una de minero y una chiquita que dejo en la costa para poder volver porque se hizo la noche. Es bien potente, entonces cuando veo que está flotando ya y que el balde está despegado, nado un poco afirmándome en la cámara y en el chaleco y con eso ayudo un poco para llegar un poquito más profundo para poder cortar la soga. Cuando veo que no se calcular si son treinta o cuarenta metros de la costa, dije hasta acá nomas porque no sabia si iba a poder volver nadando y vestido porque la ropa hace contrapeso. Entonces corté la soga que unía el flotador con el cuerpo de mi esposa que se fue inmediatamente al fondo.

Concepción desapareció el 5 de febrero. Familiares y amigos la buscaron hasta que Audano confesó el crimen, el 7 de marzo.

Yo calculo que el contrapeso pesaría treinta kilos con cemento y dos o tres piedras. Regreso a la costa ayudado por el flotador y el salvavidas que tenia puesto, estando descalzo es más fácil nadar, por eso me saque las zapatillas. En el agua pierdo la linterna de la cabeza cuando nado hacia la costa empujando las cámaras y los bidones, eso cerca de la costa. Llego a la costa, desarmo el paquete que había hecho con los dos bidones y las cámaras, corto la soga con la cortaplumas, rompo las dos cámaras con la cortaplumas, una se hunde y la otra quedo arriba. Me saco toda la ropa y la tiro al agua. El pantalón azul estaba limpio y la polera la tire también. Busco con la linternita todos los pedazos de sogas y trato de juntar todo en la mochilita y con un poco de dificultad subo el barranco hasta llegar cerca de la camioneta.

La soga con la que baje a mi esposa la había atado a la camioneta, la desaté de la camioneta y la soga si la tiré hacia abajo, que es la que se mancha en la costa con tierra colorada. Después la recupero y es la que lavo, pero la soga del balde la había atado a una jarilla, esa la recupero y está limpia, también está en mi casa. Guardo en la camioneta las cosas que había subido y me pongo un short y doy la vuelta y voy volviendo para salir del lugar. Me paro antes de cruzar el puente, reviso todas las cosas que estaba sucias, restos de las cosas que había quedado y ahí pasa el río con mucha fuerza por debajo del puente. Ahí tiro el pantalón que estaba sucio con las demás cosas, los pedazos de sogas y algunos trapos con los que había querido limpiar la sangre, eso lo tiro en la corriente, solamente veía las luces de los camiones que pasaban cada cinco minutos. Después me subo a la camioneta, arranco, cruzo el puente y vuelvo hacia la destilería y por esa entrada de la destilería llego hasta la rotonda de los bomberos y subo por la calle Saenz Peña hacia la cordillera y me dirijo a las compuertas que es donde vivía. Guardo la camioneta, me saco la ropa y me ducho y me tomo la medicación, un poco más de lo que debería tomar para ver si podía lograr dormir y hasta ahí terminaría mi relato. Lo que quisiera agregar es que estoy dispuesto a acompañar a personal idóneo o agente a su servicio al lugar para colaborar en la búsqueda.

Ver: Quisieron escapar con un cargamento millonario de cocaína y los detuvieron

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