Las dos pestes: Covid e inflación

Fui testigo de cómo en medio de esa peste de 2020 buena parte del sistema educativo mendocino siguió funcionando en emergencia.

Las dos pestes: Covid e inflación

Por:Jaime Correas

A Antonio López Aragón e Ignacio Gutiérrez Zaldívar, in memoriam, porque les gustaba que hubiera clases

Cuando la pandemia de Covid nos recluyó de un modo novelesco, muchos leímos para entretenernos. Volvimos a las obras clásicas sobre la pandemia. Desde "La peste" de Albert Camus hasta "Diario del año de la peste" de Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe y, por supuesto, "El amor en los tiempos del cólera" de Gabriel García Márquez.

Gracias a mi educación en el sistema estatal público de Mendoza pude leer, entender y disfrutar lo leído. Me ayudó a sobrellevar esa pandemia global. Me acordé con el mismo cariño de siempre de la señorita Catalán, mi querida maestra de tercer grado, quizás la que más me marcó en la primaria y de Emilia de Zuleta, mi profesora de Literatura Española y amorosa guía de lecturas a lo largo de tantos años.

Por razones familiares y profesionales fui testigo de cómo en medio de esa peste de 2020 buena parte del sistema educativo mendocino siguió funcionando en emergencia. Con una increíble tarea resiliente de miles de docentes el desastre se atenuó. Y fue así que, en el aislamiento, muchos docentes (no todos ni en todos los niveles y modalidades, aclarémoslo para ser justos y no alimentar la demagogia al uso) se pusieron al hombro la escuela con la coordinación del gobierno escolar. Hicieron la proeza de conseguir que en esa emergencia los chicos estudiaran, fueran evaluados y algunos hasta promovidos. En numerosos casos con ayuda de las familias, cuando fue posible, pero la hazaña fue de docentes y directivos puestos manos a la obra en condiciones de enorme precariedad en la mayoría de los casos. En ese momento fue muy claro que determinados protagonistas tiraban para adelante y querían hacer lo que se pudiera y otros, al revés, eran capaces de infundir miedo con tal de sacar provecho político para hacer imperar sus ideologías. Fue así que a la avalancha de colaboración docente se le puso enfrente un férreo bloqueo sindical que, alineado con el gobierno nacional, quería mantener cerradas las escuelas. El gobierno provincial se enfrentó a Nación y fuimos testigos de cómo, apelando al horror de la enfermedad, funcionarios nacionales llegaron a acusar de asesinos a las autoridades locales que trabajaban para abrir los establecimientos. Así sufrimos la primera peste: el virus del Covid 19.

Terminada la pandemia, vino la apertura de escuelas y la medición de los daños. Mendoza abrió antes que el resto del país y se empezó un proceso durante 2021 de evaluación mediante los censos de fluidez lectora para revisar la alfabetización. En ella está el punto de partida porque incluso al resto de las áreas del conocimiento se llega mediante una buena comprensión lectora. ¿Cómo resolver un ejercicio matemático del que no se entiende la premisa? ¿O cómo armar una obra de teatro escolar si no se comprende lo que dice el texto?

Ver: Argentinos ignorantes

El viernes asistí a una presentación de la especialista en educación del Banco Mundial María José Vargas, una joven colombiana que mostró resultados de una investigación sobre los efectos del cierre de escuelas y evaluó las estrategias seguidas en Mendoza. Empezó diciendo que antes de la llegada de la enfermedad y el cierre de escuelas estábamos en un contexto educativo de deterioro, en el que la Argentina desde hace varios años empeora en la región. Viniendo de los primeros lugares, hoy estamos de la mitad de la tabla para abajo en los rendimientos.

Luego de ese panorama se centró en el caso de Mendoza y marcó dos aspectos positivos claves. La existencia de un sistema nominal digital en tiempo real (el GEM) que permite seguir las trayectorias personalizadas de cada alumno y el programa provincial de alfabetización con sus censos de fluidez lectora como modo de evaluarlo. Recuerdo que el GEM fue duramente resistido en su momento por los mismos que se oponían a la apertura de escuelas tras la pandemia y el programa de alfabetización ha sido por lo menos ninguneado por ellos y al principio boicoteado, hasta que se impuso. Me refiero a los gremialistas y a los que hacen política partidaria en el sistema, que los hay y muchos. El GEM y la alfabetización se han impuesto gracias al empuje de docentes, directivos y funcionarios que muchas veces se han debido abrir paso en la maleza de las mentiras sindicales que atemorizan a los docentes con cosas que nunca suceden después ("el GEM duplica el trabajo", ¿se acuerdan?).

Ver: Carlitos con Susana: "very difficult"

La fluidez lectora es un indicativo de la adquisición de la comprensión. Estaban en estado crítico en abril de 2021 16% de alumnos de cuarto grado, 24% de sexto y 28% de primero de secundaria. Sólo los de cuarto habían pasado por el programa de alfabetización, con lo cual se comprobó empíricamente que da buenos resultados porque quienes lo transitaron daban mejor que quienes no lo habían tenido. Primera constatación.

En octubre de 2021 se hizo un segundo censo de fluidez y se observaron notables mejorías, cayendo 10 puntos porcentuales los chicos en estado crítico en cuarto grado y 16 puntos los de séptimo grado. Y creciendo los grupos más avanzados, por supuesto, como índice de la mejoría. Se comprobó así que la presencialidad mejoró los rendimientos, lo hizo con rapidez y a raíz de la implementación de las distintas estrategias de reparación aplicadas a los que tenían más problemas. Esto se logró en las escuelas con el sistema nominal que individualiza a los alumnos. La información de los censos se usó apelando a la formación docente, a planes institucionales y a acompañamiento personalizado. Con lo hecho se cayeron varios mitos: 1) la alfabetización no es sólo un problema de primaria, sino de todo el sistema; 2) las evaluaciones de aprendizaje no son elementos punitivos, como pretenden los sindicatos y ciertas posiciones políticas e ideológicas, sino que sirven para ayudar a quienes tienen dificultades y 3) se pueden hacer mejoras de aprendizajes velozmente. Con las escuelas abiertas, evaluando y usando la información adecuadamente se pudieron achicar las brechas educativas. Esto no pasó de casualidad, fue la acción conjunta e inteligente del gobierno escolar con docentes y directivos. 

Pero llegó una segunda peste: la inflación. Un virus cuyos mecanismos dependen del mismo gobierno nacional que quería tener cerradas las escuelas y que sintoniza con la conducción sindical actual, que incita a volver a clausurar las escuelas con los paros como si eso no tuviera efecto sobre los chicos. Y que cuenta con la razón real del enojo docente por las dificultades para llegar a fin de mes. A nadie caben dudas de que los reclamos son genuinos, que los salarios no alcanzan y que se deterioran a diario por este proceso inflacionario que lleva a vivir en permanente zozobra. Cuando las escuelas cierran, por covid o por paros, los únicos perjudicados son los estudiantes que no aprenden. Se ve claro en el estudio analizado. Los buenos docentes con su esfuerzo sostienen el sistema, no caben dudas, y son la vacuna contra la ignorancia. Eso por desgracia se desvirtúa con una dinámica de poder sindical y político a la que nada le interesa si los alumnos aprenden o no. No hay aprendizajes sin clases, el eslogan de "docente protestando está enseñando" es una patraña culposa de quienes saben que las clases son irremplazables y que el doctorado en protesta no sirve a nadie. Aunque no les guste a muchos, las víctimas del covid fueron millones de personas de todo el mundo y las víctimas de los paros son los niños que no aprenden. Eso debería llevar a buscar otro modo de protesta que no implique perjudicar justamente a la razón de ser de quienes reclaman. Hay una contradicción insalvable.