Uno a uno, cómo conservar los distintos tipos de pan

Todos los detalles para que no desperdicies y que hacer si se queda duro el panificado.

Uno a uno, cómo conservar los distintos tipos de pan

Por: Mendoza Post

Tras las frutas y verduras, el pan es el principal producto desperdiciado. Esta pérdida tiene lugar a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria y la industria a la distribución y los consumidores.

Los productos desechados no solo suponen un gasto económico, sino también de recursos, suelo, energía, productos químicos y materiales necesarios a lo largo de la cadena. Suponen, por tanto, un gran impacto medioambiental. Es necesario que la población se conciencie de este hecho y contribuya a minimizar el desperdicio alimentario. Aunque muchos consumidores podamos permitírnoslo, el planeta no puede.

Tras las frutas y verduras, el pan es el principal producto desperdiciado. Un correcto manejo de los desperdicios del pan es la medida que más podría reducir el incremento de gases de efecto invernadero. Estas pérdidas se reparten de igual medida entre la industria, la distribución y los consumidores. Para reducir su desperdicio, lo primero que debemos saber es por qué se estropea y cómo podemos conservarlo mejor, a fin de tener que desechar menos producto.

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Hay que distinguir tres tipos de panes en cuanto a su deterioro: los secos (como los tostados), los blandos (como los de molde) y los tipo barra.

Barras: ambiente seco y nada de plástico

Estos panes se estropean rápidamente, en algunos casos no aguantan ni 24 horas en condiciones óptimas. El principal motivo de su caducidad es el cambio en la textura. En primer lugar se produce una migración de humedad de la miga hacia la corteza y, posteriormente, de la corteza al ambiente. Como resultado, el pan se seca y se endurece.

Si evitamos que la humedad escape al exterior, ya sea al guardarlo en una bolsa de plástico o porque la atmósfera es muy húmeda, la humedad que pierde la miga se queda en la corteza y esta queda correosa. Por tanto, el primer consejo para guardar el pan es hacerlo en un ambiente seco, en una panera o bolsa de materiales permeables, como el papel y la tela. Si lo guardamos en bolsas de plástico puede permanecer más tiempo blando, pero con la corteza correosa.

También hay que tener en cuenta que los panes de mayor tamaño y formas redondeadas, como las hogazas, tardan más en secarse porque tienen menor superficie de intercambio, por lo que se deterioran más lentamente. Por el contrario, los panecillos se endurecen más rápidamente.

Molde: mejor fuera de la nevera

Los panes blandos se han cocido de forma que la corteza no pierde tanto la humedad, que no difiere mucho de la de la miga y por lo tanto el exterior no es crujiente. Dentro de este grupo están los panes de molde y los de hamburguesa.

Si se conservan al aire estos se pueden secar, pero guardados en una bolsa de plástico cerrada conservan su humedad y su ternura. Como en el caso de los panes crujientes, también se producen reacciones de retrogradación del almidón, que contribuyen a su endurecimiento. Sin embargo, en la mayoría de los panes comerciales se incorporan enzimas o aditivos para ralentizar estas reacciones y alargar la vida útil de los panes. La incorporación de aceite o grasas también ayuda a ralentizar este deterioro.

Una práctica muy común en algunos hogares consiste en guardar estos panes en la heladera, pero el frío contribuye a acelerar la retrogradación del almidón, y por tanto la miga de los panes será algo más dura.

Por tanto,  este tipo de panes debe guardarse en bolsas de plástico cerradas, para evitar la desecación, y a temperatura ambiente, a menos que no se vayan a consumir en el periodo que establece el fabricante.

Tostadas: bolsas herméticas

En los últimos años ha crecido el consumo de panes secos, como las tostadas. Uno de los motivos de este crecimiento es su elevada vida útil, ya que no se enmohecen, por tener un bajo contenido de humedad, ni hay cambios importantes en su textura con el tiempo. Por eso se pueden guardar durante largos periodos de tiempo y siempre están listos para comer.

Sin embargo, estos panes pueden humedecerse si la humedad ambiente es elevada. Para evitarlo solo debemos guardarlos en bolsas de un material hermético cerradas. De esta forma evitamos que el pan absorba humedad y se ablande.

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