Arquitectura de Mendoza al mundo: el legado de los hermanos Andía

"Edificios que hablan" y expresan su mendocinidad. Un diálogo con el paisaje que llevó sus creaciones a otras latitudes.

Arquitectura de Mendoza al mundo: el legado de los hermanos Andía

Por:Juan Manuel Lucero
Periodista

Con un anclaje en Mendoza, entre las texturas áridas de la tierra cuyana, dos hermanos dejaron una huella arquitectónica que trasciende generaciones. 

Mendoza es tierra de grandes arquitectos y la polifacética ciudad combina líneas históricas tradicionales con desarrollos modernos y creaciones propias de estas latitudes. Hoy conoceremos una de esas historias: los hermanos Andía.

Carlos y Gerardo Andía, arquitectos, docentes, artistas y pensadores, construyeron no sólo edificios, sino una manera profundamente mendocina de habitar el espacio. Una arquitectura que canta, que respira, que dialoga con la luz, el paisaje y el ser humano.

Carlos y Gerardo Andía, hermanos arquitectos que marcaron una huella en Mendoza.

"La obra habla por sí sola", dice en diálogo con el Post, con orgullo Jimena Andía, hija de Carlos y actual directora del estudio fundado por los hermanos en 1970. Y es verdad: cada vivienda, cada detalle, cada elección material está cargada de intención, de humanidad, de pertenencia. En una reciente charla celebrada en el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (MMAMM), Jimena repasó el pensamiento arquitectónico de su padre y su tío, rescatando no solo su obra construida, sino también el profundo ideario que los guiaba.

"Han desarrollado una arquitectura moderna orgánica mendocina, con una morfología propia y un sello inconfundible", expresó Jimena durante la presentación. "Es una arquitectura que contempla el asoleamiento, la ventilación, la relación con el contexto, con una profunda sensibilidad hacia el entorno. Siempre utilizando materiales del lugar, con creatividad, con respeto por el oficio y el detalle", expresó al ser consultada por el Post sobre las características de la línea desarrollada.

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Los hermanos Andía entendieron que una casa no es solo un refugio, sino un microcosmos íntimo, emocional y funcional, diseñado desde y para la vida de sus habitantes. Como lo diría Paul Valéry, "hay edificios que cantan": los Andía supieron hacer de la vivienda una partitura única, afinada a las costumbres, emociones y modos de vida de cada cliente. Desde el croquis inicial hasta el mobiliario integrado, cada proyecto era una obra de autor.

"Trabajaban con piedra, con canto rodado, con pisos calcáreos y áridos locales. Nada importado, nada ostentoso", recuerda Jimena. "Lo que había en Mendoza lo llevaban a su máxima expresión estética, gracias a una técnica perfecta y una enorme artesanía espiritual. Sus casas son inconfundibles, actuales, aún hoy", explica.

Los Andía desarrollaron una expresión de una arquitectura "a la mendocina".

El estudio Andía Arquitectos nació en la casa de Gerardo, en la calle Bandera de los Andes. Más tarde se trasladó a la planta alta del estudio que los hermanos construyeron en la calle Arenales, y finalmente, con el fallecimiento de Gerardo en 2008. Luego, en 2012 el estudio se reubicó en Chacras de Coria bajo la dirección de Carlos Fernando, quien falleció en 2021, y donde continúa activo bajo la dirección de Jimena Andía, hija de Carlos.

La charla en el MMAMM, que combinó imágenes, croquis, reflexiones y recuerdos, fue más que una exposición: fue un acto de homenaje a dos referentes que construyeron con la convicción de que la arquitectura es un acto de amor y un compromiso social. "Diseñaban ciudad, diseñaban paisaje, diseñaban clases, diseñaban Mendoza", dice el texto que acompañó la muestra, y no hay exageración en ello.

Croquis de la casa de Gerardo Andía (Gentileza Jimena Andía).

Ambos fueron docentes fundadores en la Universidad de Mendoza y la Universidad Nacional de Cuyo, formadores de generaciones enteras de arquitectos y diseñadores gráficos e industriales. También participaron activamente en el ámbito público, preocupados por el urbanismo, la cultura y los problemas sociales de su provincia. Eran, como los definió Jimena, "arquitectos orgánicos humanistas, convencidos de que la arquitectura podía mejorar la vida de las personas".

Hoy, con publicaciones dedicadas a cada uno -el libro de Gerardo en la colección "Maestros de Cuyo" del diario Clarín, y el de Carlos en el primer tomo del Colegio de Arquitectos de Mendoza-, su legado queda impreso no solo en papel, sino también en los patios, jardines y rincones luminosos que imaginaron con una ternura profundamente racional.

Pues la arquitectura de los Andía no se repite, no se copia, no se impone. Se ofrece, se adapta, se integra. Y desde Mendoza, canta al mundo con voz propia.

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