Marineros de tierra firme: las "casas barco" en la Ciudad de Mendoza

Entre recuerdos en sepia y huellas de modernidad, sobreviven en Mendoza las casas barco, una arquitectura que quiso navegar en medio de la tierra firme.

Marineros de tierra firme: las "casas barco" en la Ciudad de Mendoza

Por:Juan Manuel Lucero
Periodista

Por las calles tranquilas de la Quinta y Sexta Sección de Ciudad de Mendoza, aún es posible encontrar fachadas que parecen salidas de otro tiempo. 

Ventanas horizontales como ojos de buey, balcones que se proyectan como cubiertas de un transatlántico, barandales metálicos que evocan la brisa de un puerto que nunca estuvo aquí. Son las llamadas casas barco, viviendas que irrumpieron en los años '30 y '40, cuando la provincia buscaba su lugar en el mapa de la modernidad.

La fachada de una casa barco en calle Paso de Los Andes de Ciudad.

En diálogo con el Post, el arquitecto Alberto Lucchesi las definió como un capítulo singular en la historia urbana mendocina. "Las casas barco constituyen un tipo de vivienda individual, muy difundida entre usuarios profesionales de las clases acomodadas de Mendoza, durante los ‘30 y ‘40. Su estética geométrica, sus techos planos convertidos en azoteas, los balcones corridos y hasta los ojos de buey las diferenciaban del resto", subrayó.

Inspiradas en los transatlánticos de la época y en la vanguardia racionalista de Le Corbusier y la Bauhaus, estas viviendas se erigieron en los barrios cercanos al centro, como símbolos de un tiempo en que progreso y elegancia eran parte de un mismo horizonte.

Le Corbusier y su obra Villa Savoye de 1929.

Sus materiales también trajeron innovación: mampostería de ladrillos, hormigón armado, revoques blancos sin ornamentos y pisos nobles, todo dentro de un lenguaje simple y abstracto.

Lucchesi asegura que fueron algo más que una moda pasajera. "Se convirtieron en emblema de modernización. El estilo barco alcanzó desde viviendas particulares hasta edificios colectivos como el Barrio Cano, escuelas como la Daniel Videla Correa o instituciones de salud como el Hospital Central", sentenció.

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Modernidad con raíces locales

A estas latitudes las casas barco llegaron de la mano de arquitectos como Manuel y Arturo Civit, o Daniel Ramos Correa, estas construcciones se adaptaron a la geografía y el clima mendocino. 

La incorporación de cortinas de enrollar en lugar de persianas, o el rescate de pérgolas y parrales para dar sombra, fueron gestos de inteligencia arquitectónica que las hicieron propias.

Una casa barco "a la mendocina".

Más allá de las zonas de elite, el estilo también se democratizó: su impronta llegó a viviendas más modestas, lo que le dio un carácter verdaderamente popular en aquellos años de auge.

Cabe recordar, en ese marco, la aparición de las casas colectivas en la Ciudad. Su historia, contada en "El Barrio Cano y la 'arquitectura alemana' en el corazón de Mendoza", es parte de la constitución social y la herencia de los inmigrantes en nuestra capital.

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El alma intacta en el presente

Hoy, aunque ya no se construyen casas barco en el sentido literal, su espíritu sigue navegando en las propuestas arquitectónicas contemporáneas: volúmenes compactos, funcionalidad clara, ausencia de adornos superfluos.

"Quizá lo más importante -remarcó Lucchesi- es rescatar esos valores de racionalidad y reinterpretarlos en la arquitectura actual. No hablamos de copiar, sino de aprovechar recursos teóricos que fueron eficientes entonces y que aún tienen vigencia".

Arquitectura eficiente y elegante, las características que se destacan en estas viviendas.

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Las casas barco son parte de un álbum en sepia de Mendoza. Están ahí, silenciosas, entre avenidas y barrios residenciales, como recordándonos que alguna vez nuestra ciudad también soñó con navegar, aunque estuviera anclada en medio de la cordillera.

El Barrio Cano, un "transatlántico" en plena Ciudad.

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