La Plaza San Martín se convirtió, con el paso de los años, en el epicentro arquitectónico de la "nueva Mendoza". Cuáles son los edificios más destacados de la city bancaria local y cuándo se construyeron.
Plaza San Martín: núcleo arquitectónico y museo a cielo abierto de la Ciudad
Entre bancos, templos y cafés, la City Bancaria de Mendoza revela las huellas de un siglo y medio de estilos: del neorrománico al brutalismo, del neocolonial al contemporáneo. Cada edificio guarda en silencio la memoria de una ciudad que se levantó entre escombros y sueños.
La apariencia de los edificios que circundan la plaza, con sus distintos estilos, dan testimonio de la evolución de la ciudad reflejada en el paso de los años, el cambio de usos y costumbres, y cómo estos cambios influyeron en las construcciones que llegaban a poblar el centro mendocino. Testimonio de la historia mendocina y el legado de grandes arquitectos que, con su trabajo, fueron transformando el espacio urbano.
Caminar alrededor de la plaza San Martín es asomarse a un relato de Mendoza escrito en piedra, hierro y hormigón. Allí, donde hoy late la City Bancaria, conviven décadas de estilos arquitectónicos que hablan de la ambición, la fe y la modernidad de una provincia que supo reinventarse después de los golpes de la naturaleza y de la historia.
Los edificios de esta parte de la ciudad comenzaron a construirse con la "nueva Mendoza", luego del devastador terremoto de 1861 que obligó a replantear el diseño de la capital más populosa del oeste argentino. Un trabajo realizado por parte del Departamento de Patrimonio de Ciudad ayuda a conocer muchos de los detalles de estos edificios, quiénes fueron sus autores, cuáles son sus estilos arquitectónicos y qué cuenta la historia de sus muros. Esta plaza se convirtió, como un guiño a esa refundación, en el epicentro arquitectónico de Mendoza.
La Basílica de San Francisco (1875-1893), con su impronta neorrománica diseñada por el arquitecto belga Urbano Barbier, es quizás la más emotiva de las postales. Levantada tras el terremoto que cambió para siempre la fisonomía mendocina, se convirtió en la iglesia más antigua de la "Ciudad Nueva".
El templo posee una planta basilical de cruz latina, con tres naves y un camarín para la Virgen , de estilo Neoclásico Renacentista, e inspirada en la Iglesia de la Trinité de París. Posee una cabecera recta y dos torres truncas al frente, (originalmente poseía dos torres y un campanario) ya que las originales fueron afectadas por sismos en 1903 y en 1927, por lo que tuvieron que ser demolidas.
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Además, dentro descansan los restos de Merceditas, la hija del Libertador José de San Martín, junto a reliquias sanmartinianas que dan testimonio del papel de Mendoza en la liberación de medio continente.
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A pocos pasos, y apenas cruzando la calle, se alza el edificio de la Mercantil Andina (1928), obra del destacado Daniel Ramos Correas. Su estilo neocolonial neoplateresco -que detallamos algunas notas atrás en "Un diálogo con el pasado: la arquitectura neocolonial en Mendoza"- habla de una Mendoza que buscaba prestigio y elegancia. La puerta de ingreso, con el Cerro de la Gloria grabado en metal dorado, funciona como un guiño identitario local en medio de la solemnidad.
Un detalle particular a observar es el estilo de coronamiento de la torre en la ochava, y el importante trabajo de herrería del conjunto acorde al estilo arquitectónico que ostenta.
Los bancos, casi todos monumentales, conforman un verdadero catálogo de tendencias. El Banco de la Nación Argentina (1910), con la firma del ingeniero Juan Molina Civit, es un ejemplo sobrio del historicismo clasicista.
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Al otro lado de la plaza, el ex Banco Hipotecario Nacional (1929), a cargo del arquitecto Estanislao Pirovano, hoy Secretaría de Cultura, despliega la riqueza decorativa del neoplateresco, con vitrales y mayólicas españolas que todavía sorprenden al visitante y convierten a este edificio en uno de los más emblemáticos de la ciudad.
No falta la modernidad desafiante: el Banco Macro (1973) y el Edificio BUCI, hoy BBVA Francés (1975), se erigen como testimonios del brutalismo mendocino, con sus columnas de hormigón desnudo y líneas severas. El Banco Supervielle (1967), en cambio, introduce el International Style con el primer muro cortina de la ciudad, aunque hoy su fachada acusa el desgaste del tiempo.
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Otro edificio que da testimonio del historicismo con fachada clasicista es el Espacio Contemporáneo de Arte, instalado en el antiguo Banco de Mendoza (construido en 1914 por el arquitecto Carlos Agote), conserva en su cúpula y su salón octogonal la solemnidad bancaria, ahora transformada en escenario cultural.
Cada edificio de la manzana parece dialogar con el otro. El HSBC, con su eclecticismo postmoderno; el Hotel NH (1998), que sustituyó al antiguo Teatro Municipal; y la sede de Sancor Seguros (1971), con su impronta modernista, completan este paisaje donde lo nuevo y lo antiguo se dan la mano.
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La plaza San Martín no es solo un espacio verde rodeado de tránsito céntrico, bocinas y transeúntes apurados. Es un museo urbano a cielo abierto donde los estilos arquitectónicos que se fueron desarrollando durante el último siglo y medio conviven como capas de una misma memoria.
Allí, entre cornisas barrocas, vitrales y parasoles de aluminio, Mendoza recuerda que la ciudad también se escribe en sus fachadas, en sus cúpulas y en sus sombras.
Un museo en medio del ruido céntrico, donde las piedras siguen hablando de la Mendoza que fuimos, la que resurgió de los escombros y de la que todavía intentamos ser.
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