La Casa Gabrielli, ubicada en Godoy Cruz y Patricias Mendocinas de la Ciudad de Mendoza, es testigo de un tiempo en que confluyeron en Mendoza grandes figuras de la política nacional e internacional. Un proyecto en la Legislatura busca salvarla.
La joya neocolonial por la que pasaron presidentes y resiste al vandalismo
Entre muros de estilo neocolonial y salones que supieron alojar a presidentes y figuras clave de la política regional, la histórica residencia de la familia Gabrielli espera una protección definitiva que reconozca su valor arquitectónico y simbólico.
En la esquina de Godoy Cruz y Patricias Mendocinas, en pleno corazón de la Ciudad de Mendoza, se alza una casona que parece detenida en el tiempo.
Sus fachadas ornamentadas, hoy marcadas por el paso de los años, conservan sin embargo la dignidad de una época en la que la arquitectura y la vida pública se entrelazaban con naturalidad. Es la casona Gabrielli, una residencia que no solo fue hogar de una de las familias más influyentes de la provincia, sino también escenario de encuentros políticos de alto nivel que marcaron la historia mendocina.
El exdiputado provincial Aldo Vinci fue uno de los impulsores para que ese legado no se pierda. Durante su segundo mandato legislativo, a inicios de la década del 2010, presentó un proyecto de ley para declarar a la vivienda Bien del Patrimonio Arquitectónico e Histórico de Mendoza.
"La idea era declarar no solo patrimonio arquitectónico, sino también histórico, porque esa casa reviste mucha historia de la provincia de Mendoza, que la mayoría de los mendocinos desconoce", sostuvo Vinci en diálogo con el Post.
La iniciativa obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados el 4 de febrero de 2015 y hoy permanece en la Cámara de Senadores, en la comisión de Turismo. En paralelo, el exlegislador impulsó acciones a nivel municipal para la preservación del frente del inmueble, que cuenta con protección local desde 1991.
Ver también: Un barco, una playa y un balneario histórico en plena Ciudad de Mendoza
Una obra emblemática
La casona fue construida hacia 1926 como residencia familiar del ingeniero y exgobernador Francisco "Pancho" Gabrielli. El proyecto arquitectónico estuvo a cargo del reconocido urbanista Daniel Ramos Correas, mientras que la dirección de obra fue asumida por el propio Gabrielli, tal como lo certifican las placas aún visibles en la fachada sobre calle Patricias Mendocinas.
Desde el área de Patrimonio de la Ciudad de Mendoza destacan que se trata de una vivienda unifamiliar de dos plantas, representativa del estilo neocolonial de las décadas de 1920 y 1930, con claras influencias del barroco español y del plateresco en su composición exterior.
"Mantiene todo su valor arquitectónico, es imponente. Es el edificio más importante que hay sobre la calle Godoy Cruz", afirmó Vinci. La casa, actualmente deshabitada, ha sido blanco de vandalismo y sus paredes se encuentran graffiteadas.
En su interior, la casa conserva carpintería original de madera lustrada, escaleras principales y de servicio -esta última conduce a un pequeño altillo-, puertas con vidrio biselado y vitrales en el salón principal.
Los pisos de pinotea, los mármoles en damero blanco y negro, los vitreaux originales y los detalles en hierro forjado hablan de una construcción pensada para perdurar. Techos de tejas españolas, balcones sostenidos por cartelas metálicas y muros con enlucido símil piedra París completan un conjunto de notable jerarquía.
La distribución también revela su carácter señorial: cuatro dormitorios, baños, sala de costura y estudio en la planta alta; escritorio, salas de recepción, comedor principal y diario, cocina, patio, cochera y sótano en la planta baja.
"No es una casa chica. Es muy amplia, por eso se hacían tantas reuniones importantes y se alojaba gente del exterior", recordó Vinci.
Ver también: Plaza San Martín: núcleo arquitectónico y museo a cielo abierto de la Ciudad
Presidentes bajo el mismo techo
Pero el valor de la casona Gabrielli no se agota en su arquitectura. Por sus salones pasaron figuras centrales de la política nacional e internacional.
Allí estuvieron los presidentes argentinos Arturo Frondizi y Arturo Illia, este último durante una visita a Mendoza en un contexto de tensión con Chile.
También, en la misma ocasión, fue huésped el entonces presidente chileno Eduardo Frei Montalva (presidente de Chile entre 1964 y 1970), quien llegó acompañado por su hijo Eduardo Frei Ruiz-Tagle (presidente de Chile entre 1994 y el 2000), futuro mandatario del país trasandino. A ellos se suman ministros, embajadores y dirigentes de peso de mediados del siglo XX.
En esos mismos años, Mendoza recibió la visita de Robert "Bob" Kennedy, quien, si bien no se alojó en la casona, formó parte del clima político y social que rodeaba a la residencia.
"Ha habido cuatro presidentes, ministros, embajadores y también una visita rutilante, la de Robert Kennedy con su esposa Ethel a Mendoza", evocó Vinci.
Ver también: Las Casuchas del Rey: en pie desde hace 250 años en Mendoza
La visita en 1965 de Bob Kennedy, quien sería asesinado en 1968, incluyó pasos por la Escuela de Comercio Martín Zapata, la UNCuyo (en ese entonces ubicada en el centro de la Ciudad), el Cerro de la Gloria y el Barrio John F. Kennedy (unos monoblocks de la Sexta Sección ubicados sobre calle Bolivia) y una reunión con el gobernador Gabrielli en Casa de Gobierno.
Kennedy había estado en Chile y tuvo un paso por Mendoza, donde tuvo un cálido recibimiento por parte de los mendocinos y evidenció la importancia política que la provincia tenía por entonces.
Un legado que pide cuidado
Hoy, el inmueble pertenece a un privado que se lo compró al Sindicato Unido de los Trabajadores de la Educación (SUTE), que ocupó durante varios años parte de la propiedad.
Pese a los signos de deterioro en el exterior, Vinci remarca que no existen problemas estructurales: "Esa casa fue construida con las mejores normas que existían en aquella época. A pesar del paso del tiempo tiene cero problemas estructurales".
La casa se encuentra protegida por la Ley Provincial N.º 6.034y por la Ordenanza Municipal N.º 3.037/91. En ese sentido, la casona Gabrielli reúne todos los requisitos para ser reconocida formalmente como patrimonio arquitectónico e histórico.
A casi un siglo de su construcción y a tres décadas del fallecimiento de Francisco Gabrielli, la residencia sigue en pie, como un testigo silencioso de la Mendoza política, social y cultural de mediados del siglo XX.
En sus muros aún parece resonar el eco de conversaciones decisivas. Preservarla es un gesto de memoria colectiva hacia una ciudad que se construyó, también, puertas adentro de casas como esta.
Ver también: El "Empire State mendocino": la historia del icónico Edificio Gómez



