La colectividad árabe en la provincia lleva casi un siglo y medio. Conocé un poco de su historia, sus emblemáticos edificios y su actualidad.
Árabes en Mendoza: los beduinos del desierto cuyano
Probablemente, quien ahora lee estas líneas, algún día caminando por la Alameda de Mendoza haya posado su mirada sobre un edificio que llama la atención: el Centro Islámico Árabe de Mendoza.
Este edificio, sus arcos, su ornamentación y sus muros blancos respiran historia. Sus paredes guardan las memorias de los primeros inmigrantes sirios que llegaron a la provincia a fines del siglo XIX y que, con esfuerzo y fe, levantaron una comunidad que ya lleva casi un siglo y medio asentada en la Ciudad.
En diálogo con el Post, Ahmed Muza, quien es presidente del Centro Islámico Árabe de Mendoza, repasó ese legado cultural que se refleja tanto en la vida cotidiana como en la arquitectura que embellece la ciudad.
"El islam es un sistema de vida. Abarca todo: la cultura, la arquitectura, el conocimiento y la comunidad", expresó Muza, con un saludo de paz en árabe: Salam Aleikum, que en español significa "la paz sea contigo".
Una historia que empezó en 1895
Según recuerda Muza, el primer musulmán del que se tiene registro en Mendoza fue Hassan Hadid, llegado en 1895. Su nombre hoy da vida a una de las salas principales del Centro, que es parte de la Sociedad Árabe Islámica de Mendoza, una entidad que fue oficialmente fundada en 1926 y el año que viene estará cumpliendo 100 años.
En esos años llegaron decenas de familias sirias -y algunas libanesas- que se afincaron en el Gran Mendoza y en algunos departamentos del Este y del Sur.
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"Entre 1920 y 1925 llegó el grueso de la inmigración. En 1926 se compró la propiedad, y desde entonces se planeó la construcción del Centro, que hoy funciona como institución religiosa y cultural. El año que viene cumplimos 100 años", destacó Muza.
El centro, el templo y sus símbolos
El Centro Árabe Islámico sorprende por su ornamentación. Sus arcos, las estrellas de ocho puntas y las alfombras que cubren los pisos remiten a la tradición árabe.
En 1980 se inauguró la mezquita, construida con dirección a La Meca, como dicta la fe islámica. Allí, cada viernes, los rezos convocan a la comunidad.
El cementerio de la colectividad, ubicado junto al cementerio municipal de Luján, también refleja las costumbres: "Nuestros muertos descansan en la tierra, sin monumentos elevados. Solo una placa los recuerda", explicó Muza.
Hospitalidad y conocimiento
Si algo resalta la cultura árabe es la hospitalidad. La hospitalidad árabe es una tradición cultural y un deber espiritual profundamente arraigado, que se manifiesta en una generosidad, respeto y calidez excepcionales hacia los invitados, incluso los desconocidos.
La religión, además, promueve el conocimiento como camino hacia Dios. "El profeta Mohammed decía que el verdadero musulmán es el que trabaja, estudia, forma familia y transmite saber. El islam es la religión del saber, somos una religión de paz, no de la violencia", remarcó.
Beduinos del desierto cuyano
La colectividad árabe en Mendoza se fue consolidando con el paso del tiempo, y su presencia dejó huellas que combinan el desierto cuyano con el lejano Oriente.
"Dicen que ya en 1860 había musulmanes en la provincia. Eran como los beduinos, montaban de una manera muy especial, y los criollos se sorprendían de cómo llevaban los caballos. Esa forma quedó grabada en la memoria popular", contó Muza que recordó que los registros oficiales datan de una llegada posterior, pero la huella parece ser previa.
Así, la imagen del viajero del desierto se fundió con la del hombre de a caballo de Cuyo, uniendo dos tradiciones que aprendieron a reconocerse en el otro.
Hoy, estos árabes son tan mendocinos como cualquier otro inmigrante que hizo de esta tierra su casa y aunó sus tradiciones familiares y religiosas con las bondades del suelo cuyano.
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Arquitectura y rasgos de la cultura en los edificios
En cuanto a las características de las construcciones, Ahmed Muza detalló que los inmigrantes árabes, al llegar, tuvieron que adaptarse a las normas locales de construcción. Presentaron planos y cumplieron con las disposiciones municipales.
"Una curiosidad es que los planos que están en el archivo de la Municipalidad están hechos en tela", comentó el presidente del Centro.
Los arcos y las formas geométricas remiten a la tradición islámica, con edificios ornamentados a la usanza de Medio Oriente. Al estar ubicado en la Alameda, el edificio sufrió hundimientos porque debajo estaba el canal Tajamar y parte de la antigua ciudad destruida por el terremoto de 1861.
"Con el tiempo, se debieron submurar las salas y la mezquita, con columnas de hasta 10 metros de profundidad para asegurar la estructura", detalló Muza.
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Convivencia y comunidad
Hoy, entre 500 y 700 familias conforman la colectividad árabe en Mendoza. La mayoría en el Gran Mendoza, aunque también con presencia en el Este y en el Sur.
La comunidad árabe participa de eventos interreligiosos y han encontrado en Mendoza un sitio de paz, diálogo, respecto y convivencia.
"Tenemos una excelente relación con otras religiones. Participamos del diálogo interreligioso y compartimos espacios con católicos, judíos y evangélicos. Mendoza es tierra de paz", afirmó Muza.
El Centro Islámico Árabe no es solo un espacio de oración, sino un lugar donde conviven arquitectura, cultura, memoria y fe. En él se puede aprender sobre religión, historia y hasta la lengua árabe. El Centro es una huella viva de los beduinos del desierto cuyano que encontraron en esta tierra un nuevo hogar.
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