La cosecha de Gladys Ravalle: las nuevas flores de Guaymallén

El departamento dio la nota al elegir "a ciegas" a sus nuevas representantes. No son reinas, pero representan a la Vendimia. Qué hacen una cantante de soul y una bailarina de danza española. Y qué piensa del fenómeno, la periodista y ahora bodeguera que "descubrió" la Vendimia gay.

La cosecha de Gladys Ravalle: las nuevas flores de Guaymallén

Por:Jorge Fernández Rojas
Periodista/Analista

Hace dos semanas se cumplió un año de la muerte de la inolvidable Gladys Ravalle. A los 79 años nos dejó el legado artístico y cultural como pocas personas lo han hecho en este valle. La Gladys es una de nuestras reservas identitarias, tanto que el  28 de junio, día de su nacimiento (de 1942), fue instituido como el "Día de la Actriz Mendocina". Fue una artista completa. A los 17 años fue electa reina de la Vendimia de Guaymallén. Su inconfundible imagen inspiró a Hilario Cuadros para realizar aquel valsecito criollo llamado "La Flor de Guaymallén".

Guaymallén "tierra de ciénagas" en lengua Millcayac y territorio de tonadas cuyanas, espacio de resguardo de tradiciones será también recordado como el departamento que más reinas nacionales ha coronado en el Teatro Griego Frank Romero Day. 

Pero los tiempos cambian y ahora fijó un nuevo hito en nuestra historia al premia por su contenido cultural y humanístico, y no por la belleza, a una mujer para que represente  en  la Vendimia, la celebración emblemática  de Mendoza.

Vaya como homenaje esta reseña, a la mujer que siendo adolescente, fue reina y que en su desarrollo artístico y vital hizo crecer al teatro mendocino. Ravalle le hizo bien a muchas personas que buscaron sentirse en la piel de muchos contando historias propias y ajenas. Así "alimentó" a sus hijos e hijas en todas las ramas del arte. Si leen esta crónica, notarán que quizá dos retoños, una cantante y una bailarina, son las electas representantes de Guaymallén para la próxima Fiesta Nacional de la Vendimia.  

Cómo es que llegamos a este momento con Natalia Mercery de 35 años (representó a Capilla del Rosario) y con Martina Gil de 20 (candidata presentada por La Primavera). Ambas, primera y segunda representantes vendimiales de Guaymallén, respectivamente. Estas dos mujeres fueron electas por la votación vía internet de quienes participaron seleccionando a la candidata según la frase destacada que habían manifestado durante su proceso de formación y evaluación dado por el municipio.

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¿Por qué se hizo así? Porque al intendente Marcelino Iglesias no le quedó más opción que elegir una "reina" después de la sentencia de la Corte de Mendoza que en enero derogó por inconstitucional la ordenanza municipal que había prohibido la elección de la reina por considerarla cosificante y humillante para la mujer. Entonces se agudizó el ingenio y se pensó en cómo elegir a una representante sin que el valor de la belleza física fuera una de las condiciones determinantes para la elección. Para esto se escogió este método a ciegas, al estilo de los concursos de catas de vinos donde quienes evalúan no conocen la procedencia de la bebida que prueban.

Natalia de vestido negro junto a Martina, las ganadoras del concurso por la representación vendimial en Guaymallén en base a sus contenidos. 

Fue durante la tarde del viernes 10, que conocimos a Natalia y a Martina que por sus frases, identificadas por un número, fueron las más votadas. Entonces comenzó otro capítulo de esta historia. Si lo que primó fueron las ideas plasmadas en frases, entonces vamos a ellas.  

Natalia con voz cantante y sin corona

Desde hace tres días se conoce que ella tiene 35 años y es madre de tres hijos varones, que está casada y que con su compañero de vida comparten un proyecto artístico cultural desde la música llamado "Gen", nombre de la banda que los secunda. Ella, Natalia Marcery, le pone voz a varios ritmos en sus shows y tiene claro que lo que hace también tiene otros fines colectivos. Por eso junto a su esposo se consideran una pareja de gestores culturales.

"Pensamos aportar desde este lugar con un proyecto solidario. Por eso propusimos ser una pareja de gestores de eventos culturales que dé a conocer a artistas locales de todas las expresiones, y que en esos eventos se hicieran colectas de elementos para cubrir necesidades de personas con vulnerabilidad. La idea es que se seleccione a una organización solidaria para que se encargue de receptar lo recaudado y distribuir o administrarlo. Este proyecto se llama 'Dar arte' y fue uno de los motivos que me llevó a presentarme para que se conociera esto para que todos participen, porque uno solo no puede hacer mucho pero sí muchos pueden hacerlo", responde la música ahora representante de Guaymallén.  

"Estos son mis músicos cuando nos presentamos en formato banda", señala Mercery (a la izquierda en cuclillas).

Ya miró las reacciones en las redes sociales sobre su elección y le presta atención a las críticas de este proceso y hacia su persona. Ese aspecto que es negativo en la primera mirada, ella le da el segundo sentido, y se dice así misma: "Es una buena razón para presentarme, para enfrentar todos los prejuicios que afloran con esto, tenemos una tarea difícil con mi compañera (Martina, la segunda representante) y lo sabemos".

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Martina danza para vivir

"Durante años he querido representar la tierra donde nací, ya que acá estudié, comencé mi carrera como bailarina y actualmente soy profe de danzas en una academia cerca de mi casa, aprendí sobre el trabajo, el amor y el respeto. Es por ello que siempre quise hacer esto para poder dar a conocer a mi pequeño pueblo de La Primavera e impulsar los trabajos y emprendimientos que se dan en este lugar". Así se presenta ante el POST Martina Gil, la estudiante de pedagogía terapéutica en discapacidad intelectual. Su formación la realiza en la Facultad de Educación de la UNCuyo. 

Desde ese plano es que se impulsan sus objetivos por alcanzar "una verdadera inclusión para las personas con discapacidad y poder derribar las barreras sociales y del entorno". Ella fue segunda en la votación por frase. La joven parece un fiel resultado mendocino de las poblaciones alejadas de las ciudades. Hay un tono de esfuerzo, dedicación y optimismo en sus palabras. Un aspecto que hasta ahora no se han advertido en una candidata vendimial. Esto es pura consecuencia del formato de la manera de la elección.

Martina en plena tarea artística, bailando español.

De la Vendimia gay a la bodega

"Las primeras reinas eran cosechadoras, estaban al servicio de la producción y deberíamos inspirarnos en ese concepto para revitalizar el alicaído formato. Las nuevas reinas deberían gozar de un espacio de creatividad para comunicar con talento". Dice Giovanna Carparelli, dedicada desde hace años a su emprendimiento, una pequeña producción y elaboración vitivinícola desarrollada donde el sentido artístico es valorado como parte de lo que se produce. Su bodega se llama Margot y está en el Valle de Uco.

Pero en la década del '90 Carparelli supo ser una promisoria periodista. Hace 25 años, en tiempo vendimial, febrero de 1998, publicó una crónica en el diario Uno que revolucionó a Mendoza (el diario agotó su tirada de la edición papel con esa crónica). Con su narración iluminó a la "Vendimia gay", hoy conocida oficialmente como "Vendimia para Todos". Así le dio visibilidad a una parte oculta de la Vendimia cuando los prejuicios hacia las diversidades sexuales y de género nos dominaban fuerte, o sea, más que ahora. 

Sabe Giovanna de transgresiones y tradiciones sociales en igual medida. Es una cultora del vino y de otros productos que da esta tierra. Por eso dice: "La tarea en el viñedo es ardua, sufrida, expuesta, impredecible. Los pequeños productores necesitamos orar y agradecer por las cosechas. El arte popular surgido alrededor de las plegarias a la Virgen de la Carrodilla refleja el necesario misticismo de nuestra actividad". 

Así entonces reclama para sí, como productora del vino que se celebra en la cosecha cada año, que se de valor a la imagen de la reina y llega a soñar con un comité de reinas que trabajen en la difusión y promoción de Mendoza y el vino como bebida nacional, que lo es.

La periodista y empresaria vitivinícola Carparelli.

"La Reina de la Vendimia tiene que ser una comunicadora, una influencer, una pieza importante en el marketing del vino argentino. Debe poder decir, y decir con arte. Manejar con habilidad las herramientas digitales actuales y recibir un buen salario por su trabajo y sus dones puestos al servicio de la industria del vino y el turismo. Descosificar. Visibilizar. Dar reconocimiento", asegura la comunicadora y productora vitivinícola.    

Final con propuesta

Para cerrar este informe desplegamos el texto de Giovanna Carparelli sobre la pregunta: ¿Qué reflexión te provoca la elección de candidatas a representante de Guaymallén?

Las primeras reinas eran cosechadoras, estaban al servicio de la producción y deberíamos inspirarnos en ese concepto para revitalizar el alicaído formato.

Las nuevas reinas deberían gozar de un espacio de creatividad para comunicar con talento.

La tarea en el viñedo es ardua, sufrida, expuesta, impredecible. Los pequeños productores necesitamos orar y agradecer por las cosechas. El arte popular surgido alrededor de las plegarias a la Virgen de la Carrodilla refleja el necesario misticismo de nuestra actividad.

De igual modo, la coronación de una Reina de la Vendimia representa la alegría inmensa de terminar la cosecha. Se llora cuando se mete el último acoplado de uvas a la bodega (juro). Es una emoción que ataca al centro del pecho, porque se reconoce en ese instante el final de un ciclo y el inicio de otro que presentará nuevos desafíos.

Un rito pagano.

Ese climax que nos desborda en lágrimas al recibir la última carga de racimos en la bodega, se encarna en el rostro de una jovencita que podríamos coronar con flores y cargar en hombros bailando hasta el amanecer. Se le nombra protectora de los nuevos vinos que están fermentando, para que su ángel, su magia, los vuelva frescos, frutados, aromáticos. Bellos.

Negar la belleza, convertirla en tabú, no me parece el camino. Esas chispas que hacen que volvamos la vista sobre alguien no se pueden enterrar, y hacerlo es otra forma de invisibilizar.

La Vendimia se caracterizó por ser el único concurso de belleza en donde las candidatas no exponían el cuerpo. Se elegía el rostro, la sonrisa, el carisma y debemos ir más allá en ese sendero.

Tratar a una chica como decorado es insultante. Pocas lograron romper ese molde institucional y las recordaremos siempre por ello.

En la era digital necesitamos coronar el charme, premiar la capacidad de comunicar contenidos, postular el talento histriónico. Necesitamos una reina que capte el interés sobre nuestros productos y los presente ante el mundo entero con calidad y frescura.

La Reina de la Vendimia tiene que ser una comunicadora, una influencer, una pieza importante en el marketing del vino argentino. Debe poder decir, y decir con arte. Manejar con habilidad las herramientas digitales actuales y recibir un buen salario por su trabajo y sus dones puestos al servicio de la industria del vino y el turismo. Descosificar. Visibilizar. Dar reconocimiento.

Sueño con que las Reinas de la Vendimia integren un departamento de promoción asociado a la COVIAR, Bodegas de Argentina, Wines of Argentina, ProMendoza; y que su mandato sea de 5 a 10 años, porque nada se puede lograr en un año ni con una sola representante.

Con un staff de reinas trabajando juntas, viajando a las diferentes ferias y presentaciones del vino argentino en todo mundo, comunicando en redes sociales cada acción y captando nuevos consumidores, las bodegas pequeñas podríamos acceder también a la promoción de nuestros productos en el extranjero.

Y así se lograría un doble efecto positivo, prestigiar el rol de Reina de la Vendimia en términos de las nuevas demandas socioculturales, y fomentar la diversidad de proyectos y estilos en la industria vitivinícola, un fenómeno productivo que convirtió al vino argentino en bebida nacional y que tenemos la responsabilidad de proteger y acrecentar.