El asesino de Dionisio habló porque "se siente mal por los hijos" de la víctima

El imputado aseguró tener cargo de conciencia y querer colaborar con los hijos de Héctor Dionisio Aguilar. Acompañó a la Policía y señaló el montículo de piedras bajo el que estaba el cadáver, en San Rafael.

El asesino de Dionisio habló porque "se siente mal por los hijos" de la víctima

Editó: Mariano Rivas

Uno de los imputados por el crimen de Héctor Dionisio Aguilar (62) fue el que indicó a la Policía la ubicación del cadáver, hallado en un lugar inhóspito cerca de la mina Sierra Pintada, en San Rafael. Según indicaron fuentes judiciales, el acusado se quebró y guió a los efectivos de la Policía científica, manifestando tener un profundo cargo de conciencia por lo ocurrido.

El fiscal Javier Giaroli informó que este jueves el imputado pidió dar información sobre el paradero del cuerpo. Giaroli acudió a la Penitenciaría de San Rafael y escuchó al hombre, que dijo sentirse muy mal por los hijos de la víctima, que no tenían un cuerpo que poder enterrar.

El lugar donde hallaron el cuerpo del jubilado cordobés.

El implicado dio precisas indicaciones a la Justicia de dónde estaba el cuerpo. Debido al difícil acceso que presentaba el lugar, el director de la cárcel autorizó a que el sujeto acudiera al mismo para indicar a la Policía Científica y al Cuerpo Médico Forense la ubicación precisa del cadáver.

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El cuerpo de Aguilar estaba en un lugar muy inhóspito, cercano a la mina Sierra Pintada y al dique Los Reyunos. Finalmente pudieron acceder a la zona después de recorrer varios kilómetros por un camino con predominio de piedra laja. Una vez allí, el imputado pidió que se removiera un montículo. Debajo estaba el cadáver del jubilado cordobés.

Inmediatamente, la Justicia avisó a la familia de Aguilar, oriunda de San Basilio, Córdoba, sobre el hallazgo del cuerpo.

Héctor Dionisio Aguilar fue engañado por internet para acudir a San Rafael. Le dijeron que tenía una hija y que necesitaba dinero.

El cuerpo estaba conservado por el frío

A falta del análisis de ADN para identificación dactiloscópica, el fiscal aseguró que el cuerpo pertenece sin lugar a dudas a Héctor Dionisio Aguilar. Esto se confirmó por varios motivos.

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Uno de ellos es que aún era muy visible una cicatriz en el costado derecho de la cadera, producto de una prótesis que tenía Aguilar. También por los implantes dentales, elementos que fueron constatados en el lugar por el Cuerpo Médico Forense. 

Además, se confirmó que la víctima tenía la misma ropa con que lo describió su hijo al denunciar el paradero, además de tener aún colocados con una tirilla unos anteojos. A estos les faltaba un cristal que se corresponde con el cristal hallado en el interior del auto del jubilado, que fue robado y usado por los imputados luego de asesinarlo.

La altura, el peso y la edad de la víctima también coinciden con los rasgos del cadáver hallado durante esta jornada. Las fuentes judiciales informaron que si bien transcurrieron 25 días desde la fecha de muerte, las muy bajas temperaturas hicieron que el cuerpo se conservara y eso hizo que Policía Científica y el Cuerpo Médico Forense pudieran trabajar con normalidad.

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