En Argentina se toman cerca de 10 millones de pastillas por día

El consumo ilegal de pastillas ha crecido un 20 por ciento en los últimos años.

En Argentina se toman cerca de 10 millones de pastillas por día

Por: Mendoza Post

El consumo de pastillas creció el 130% en la última década, incluso más que el promedio de los tranquilizantes en general que, según Marcelo Peretta, al frente del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos, se duplicó del 2006 a la fecha.

Peretta habla del “uso recreativo” de los tranquilizantes. Esto es, además de usarse para combatir ataques de pánico o cuadros de esquizofrenia, para dar algunos ejemplos, se usa para muchas otras situaciones: “La gente los toma para relajarse, para descansar, para pasarla bien, y esto es algo que supera a los médicos y los farmacéuticos”. Peretta compara estas pastillas con las aspirinas: “Los tranquilizantes se están usando como las aspirinas, nunca faltan en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, aunque más en la carteras de las damas, ya que ellas consumen más”. La relación, dice, es 55% a 45%.

“Los tranquilizantes se están usando como las aspirinas, nunca faltan en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, aunque más en la carteras de las damas, ya que ellas consumen más” 

“El consumo de tranquilizantes crece por varios factores. Uno de ellos es que estamos viviendo en una sociedad que exige cada vez mayor rendimiento y máxima exigencia en todos los aspectos de la vida, no solo en el laboral. Si a esto le sumamos que existen tiempos dedicados al descanso cada vez más cortos o casi inexistentes, pareciera que la formula más fácil para afrontar esa realidad sería tomar una pastilla. Lo que se busca de esta manera es la píldora mágica que aunque sea nos dé un bienestar momentáneo artificial”, explica Alberto Trimboli, miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Salud Mental y coordinador del sector de Adicciones del Hospital Alvarez.

Otro factor, agrega Trimboli, es patologizar muchos problemas normales de la vida cotidiana: “Hay una tendencia a diagnosticar como enfermedad, y medicar, ciertos sentimientos y emociones naturales y esperables de la vida cotidiana, como la tristeza transitoria producida por la pérdida de un ser querido o el estado de ansiedad que puede provocar un examen. El problema es que se ha naturalizado que médicos de cualquier especialidad prescriban ansiolíticos ante cualquier inquietud o solicitud de un paciente, cuando en realidad es el psiquiatra el que está preparado para prescribir, luego de un exhaustivo análisis, si una persona debe tomar un tranquilizante”.

El problema es que se ha naturalizado que médicos de cualquier especialidad prescriban ansiolíticos...

Federico Pavlovsky explica que históricamente los jóvenes usan sustancias para enfrentar hechos sociales, habla de los efectos de desinhibición y euforia, y que eso no es nuevo. Pero hoy se suma también el “todo ya”: “No hay estructura de la demora. Y esta es la propuesta para todos, y los tranquilizantes ofrecen una respuesta muy rápida, bajan la ansiedad y la angusta en cinco minutos, es “la banalización de la psicofarmacología”, dice el médico psiquiatra.

Al igual que sus colegas, Pavlovsky también asegura que mucha gente se automedica, con todos los riesgos que eso implica, y que más del 20% de los tranquilizantes se consiguen sin receta. Por Internet, en kioscos o en plena calle.


"La automedicación es alarmante. El tranquilizante se convirtió en el objeto que no puede faltar en el botiquín familiar de muchos hogares -asegura Trimboli-. En mi experiencia, el tratamiento de la adicción a los tranquilizantes es mucho más difícil de tratar que la adicción a otras sustancias, inclusive a aquellas que peor prensa tienen".

Más demanda en las farmacias: "La gente viene porque no puede dormir".

Todos los días llegan mujeres y hombres a las puertas de las farmacias a pedir tranquilizantes. En una recorrida que e hizo por barrios porteños, los farmacéuticos coinciden en que crece el uso y abuso de estas pastillas.


“Principalmente es la gente mayor que viene con recetas de tranquilizantes porque la ansiedad y los nervios les juegan en contra de la presión y muchos otros porque no pueden dormir”, cuenta Liliana Szkutnik (45) de la farmacia SZ de Almagro. “Los tratamientos deberían ser temporales y lograr que el paciente vuelva a su estado normal, pero en Argentina la gente mayor queda recetada de por vida”, reconoce, publica diario Clarín.