La pareja mendocina que adoptó a dos niños africanos

Marianela y Gustavo esperaron por siete años la burocracia Argentina. En África pudieron adoptar en 5 meses. "Hemos formado una familia", aseguran.

La pareja mendocina que adoptó a dos niños africanos

Por: Mendoza Post

 "Durante once años de matrimonio estábamos solos. Un día nos despertamos y empezó la escuela, el deporte...nuestra familia". Quien dice estas palabras es Marianela Irrazabal, la mendocina quien junto a su esposo Gustavo, adoptaron a dos chicos africanos en menos de 5 meses. Es una historia de búsqueda, de compromiso y en especial, de amor.

Esta pareja tuvo que pasar por años de espera en la burocrática  Argentina: estuvieron siete años a la espera de que les dieran la posibilidad de adoptar sin tener ninguna respuesta. Como no existía el registro de adopción, quedaron en la "lista de espera", que significó años de angustia y búsqueda. 

Fueron familia cuidadora de una nena que era conocida pero no pudieron acceder a la adopción porque la familia biológica no se los permitió. Hoy Marianela recuerda que la nena que no pudieron adoptar se encuentra sola en el mundo: su mamá falleció y su papá tampoco está.

La pareja esperó 7 años en Argentina para poder adoptar y no pudo. 

Un viaje a Colombia y una coincidencia del destino, hizo que la pareja mendocina conociera una jueza que les contó que podían hacer el trámite de adopción en África. "Son los mismos trámites que en Argentina. Se tienen que apostillar unos documentos, e ir a un juicio con la familia para saber por qué deciden darlos en adopción", contó Marianela al programa Te digo lo que pienso que conduce Ricardo Montacuto por radio Nihuil.

En África los trámites de adopción duraron 5 meses. 

Efectivamente, el trámite duró cuatro meses y medio. Viajaron a África cuando se resolvió el caso. Los dos nenes son Agostinho y Edimilson, de Guinea Bissau, África. "Eran dos chicos de 5 y 8 años que habían quedado huérfanos. Su mamá había muerto y su papá los dio en adopción porque no los podía cuidar. Estuvo todo el tiempo con nosotros y nos contó por todo lo que había pasado", comentó.

La familia realizó los trámites y se encontraron con el padre biológico que no podía criarlos. 

Cuando llegaron a Argentina, empezó el proceso de adaptación. Marianela fue clara: "La adaptación fue un proceso de muchos abrazos y amor. "Después de un mes, el más chico empezó a hablar perfecto el español. Al más grande le costó un poco más, pero empezó las clases y como estaba bien escolarizado, a los tres meses aprendió hablaba perfecto. Y así fuimos viviendo: divinos, hermosos, adaptados", relató.

Como los chicos habían tenido mala alimentación, debieron ir a un nutricionista para recuperar peso. Como todos los niños de su edad, los pequeños tienen celular y tablet, pero Marianela contó no la usan mucho porque son sumamente sociables y que juegan mucho con sus amigos y entre ellos. "Siempre invitan gente a la casa y piden que nos juntemos", agregó.

Los chicos tardaron pocos meses en aprender el idioma. 

El cambio cultural fue fuerte y eso llevó a que Edimilson, el mayor de los hermanos, a que extrañara mucho. "Hicimos la promesa que vamos a volver para ese reencuentro con su familia en África. Lo único que les pedimos es que estudien y cuando terminen el secundario haremos ese viaje", rememoró.

Así las cosas, Marianela asegura que aprendió "todo". "Durante once años de matrimonio estábamos solos. Un día nos despertamos y empezó la escuela, el deporte, nuestra familia. Estamos eternamente agradecidos porque es increíble la familia que hemos formado. De corazón, siempre decimos que nuestra familia se completó en África", contó.

La familia sostuvo que cuando terminen la sencundaria volverán a reecontrarse con su familia en Guinea Bissau, África. 

Hoy los pequeños tienen un contexto distinto al que habrían tenido en África. "La escuela hizo un trabajo excelente. Preparó a sus compañeros previamente, a los padres y los recibieron con pancartas, carteles. África es una cultura diferente. Allá los chicos son objetos, son peor que los animales. Es fuerte decirlo, pero es así: son diferentes culturas. Y nos tenemos que adaptar", concluyó.

Los hermanitos son sumamente sociables. 

Nota: Las fotos fueron publicadas por el diario La Provincia. 

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