Una de las palabras "más feas" es la llave para la buena salud mental

El libro "Entiende tu mente" explica que la clave está en la forma en las personas reaccionan ante un problema.

Una de las palabras "más feas" es la llave para la buena salud mental

Por: Federico Hernández

 No decepcionar a los seres queridos, evitar conflictos y manejar el estrés, son motivos explicados en el libro Entiende tu mente, el cual contiene claves para navegar en medio de las tempestades, sean las que sean, ya que, en general, no importa el origen del problema sino la forma en la que uno reacciona ante el mismo

Este surgió a partir del podcast de psicología del mismo nombre, el más escuchado del mundo en español, en el que Mónica González, Luis Muiño y Molo Cebrián crearon una especie de "club de la aceptación" para que los oyentes (ahora lectores) aprendan a quererse tal y como son.

El concepto clave que los autores destacan como uno de los más relevantes para tener una buena salud mental es el de "asertividad". Aunque admiten que esta es "una de las palabras más feas que existen en español", reafirman su importancia a la hora de aprender a comunicarse con el resto, una forma "entre la agresividad (imponerse al otro) y la pasividad (dejarse dominar por la persona que tenemos enfrente)". Entiende tu mente da claves para resolver cualquier imprevisto.

Libro Entiende tu mente.

¿Qué es la asertividad?

A pesar de que Asertividad puede ser una de las palabras más feas que existen en español debido a su sonido espantoso, encubre uno de los conceptos más importantes para una buena salud mental.

Se trata de la capacidad de tener relaciones de igualdad con las personas que nos rodean. Y es una forma de relacionarnos que conlleva cierto tipo de comunicación no verbal (mirada directa que no presiona, expresión facial distendida y expresiva, etcétera) y de comunicación verbal (capacidad de alabar, pero también de criticar, mensajes que manifiestan opiniones y necesidades, etcétera). Lo más importante es que, en esos momentos, transmitimos a los demás (y sentimos en nuestro interior) que no somos ni menos ni más que nuestro interlocutor. Nada más y nada menos.

Mostrar un lado asertivo es también una muestra de respeto al que está enfrente ya que requiere de abrirse con confianza al receptor de tu mensaje, sentirte con libertad para compartir y, a la vez, con la predisposición de respetar.

Tipos de comunicación

Al ser asertivo ser puede quedar a medio camino entre la agresividad (imponerse al otro) y la pasividad (dejarse dominar por la persona que tenemos enfrente).Para conseguirlo, se debe usar la estrategia más importante de nuestras relaciones sociales: la comunicación.

Comunicación pasiva

Es cuando ponemos por delante el bienestar de los otros. Es una forma de evitar el conflicto diciéndonos NO a nosotros mismos y SÍ a nuestro interlocutor. Cuando nos comportamos así, tenemos la sensación momentánea de caerle bien a todo el mundo, pero en realidad no somos nosotros los que conseguimos la aprobación, solo una caricatura que niega nuestra esencia. No nos respetamos, solo nos sometemos al otro.

Comunicación agresiva

Se impone un criterio: se hace como queremos o no se hace. Solo hay una forma correcta de ver las cosas y así lo comunicamos, sin dar opciones ni oportunidad de debatir. No respetamos a los demás, solo a nosotros mismos.

Comunicación pasivo-agresiva

No mostramos nuestros deseos de forma clara, sino que tratamos de manipular a nuestro interlocutor para que haga lo que queremos. Superficialmente, parece que nos mostramos pasivos, pero estamos esperando a que el otro adivine lo que queremos y lo haga. Si nuestra estrategia manipulativa no funciona, utilizaremos chantajes emocionales o nos mostraremos sarcásticos, caóticos, resentidos, culpabilizando al otro de nuestro mal estado de ánimo por no haber adivinado y llevado a cabo lo que queríamos. No respetamos al otro: nos respetamos solo a nosotros mismos, aunque no lo diremos de forma abierta, sino sutil y ambigua.

Comunicación asertiva

Sabemos que nosotros valemos lo mismo que los demás y la persona con la que hablamos cuenta igual que nosotros. Ni más ni menos. Le decimos lo que sentimos y lo que queremos y escuchamos sus emociones y sus deseos, sin juzgar ninguno lo que el otro siente o anhela. A partir de ahí intentamos llegar a un acuerdo: si lo conseguimos, será un trato fuerte y duradero porque los dos nos respetamos.

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Sea cual sea el tipo de comunicación que haya predominado en tu día a día hasta ahora, te animamos a que vayas acercándote a la comunicación asertiva. 

Al ser asertivo ser puede quedar a medio camino entre la agresividad (imponerse al otro) y la pasividad (dejarse dominar por la persona que tenemos enfrente).

Por último, hay situaciones en que nos venimos abajo por nuestra falta de tolerancia a la tensión interperso­nal. A todos los seres humanos nos resulta más fácil ser asertivos mientras no haya roces con los otros. Pero las situaciones de decepción de las expectativas ajenas (hacer una crítica, manifestar diferencia de opiniones, decir no, etcétera) nos cuestan mucho y es más habitual que tendamos a otros tipos de comunicación menos sanos.

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