¿Las hojas de tus plantas se pusieron amarillas? Los motivos

Existen varias causas, que es importante detectar para aplicar una solución lo antes posible.

¿Las hojas de tus plantas se pusieron amarillas? Los motivos

Por: Mendoza Post

No te preocupes, es más común de lo que parece: a muchos les ha pasado que alguna vez las hojas de sus plantas se ponen amarillas. Por lo general, esta suele ser una señal de que algo anda mal, por lo que es importante descubrir el motivo y actuar en consecuencia.

Este problema puede afectar la salud de la planta, su floración e incluso puede terminar matándola, así que no es una cuestión menor.

Esta es una lista con los posibles motivos que pueden ocasionar este cambio de color, para que puedas aplicar una solución lo antes posible.

Ciclo natural de algunas plantas

Aunque resulte obvio, es importante recordar que no siempre las hojas amarillas en las plantas son una señal de alarma. Es básico conocer el ciclo natural de las plantas que adornan jardines e interiores y saber que algunas pierden sus hojas en verano o en otoño.

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Las hojas empiezan a amarillear, acaban secándose y cayéndose, pero es algo totalmente normal en las plantas de hoja caduca

Riego inadecuado

Es una de las causas más frecuentes, sobre todo cuando las hojas de las plantas se ponen amarillas en las puntas. Cada planta tiene unas necesidades hídricas muy concretas. Tan malo es regarlas en exceso, como no aportarles el agua suficiente que necesitan para su supervivencia y correcto desarrollo. Si tu planta presenta hojas amarillas con textura seca y rugosa, requiere agua urgentemente.

Drenaje del agua insuficiente

A veces el problema no está en la cantidad de agua que proporcionamos a las plantas, sino en un drenaje poco eficiente que no cumple su cometido de evitar el encharcamiento de agua en la base de la maceta, el cual puede hacer que la raíz se debilite e incluso empiece a pudrirse, haciendo que las hojas, poco a poco, vayan amarilleando y también muriendo, como finalmente lo hará el resto de la planta si se deja que la pudrición que empieza en las raíces siga avanzando.

Si detectás que la maceta o el sustrato no dejan salir el exceso de agua al regar la planta, tendrás que cambiarlos por otros. Es necesario conocer las necesidades de la especie de planta que tenemos en casa para saber si necesitan más o menos agua en la tierra y, así, un sustrato que drene más o que lo haga un poco menos, y/o una maceta con más agujeros o menos.

Mala ubicación e iluminación

Unas hojas que empiezan a amarillear o que tienden a volverse marrones de forma progresiva pueden ser un síntoma claro de que el lugar donde has puesto esa maceta no es el más adecuado. Hay plantas que no soportan la exposición directa al sol, porque los rayos solares queman sus hojas, otras, en cambio, los necesitan más directamente para su supervivencia y también las hay que requieren estar en semi sombra o incluso en entornos umbríos para poder crecer. La mayor o menor luminosidad del entorno puede incidir en la presencia de hojas amarillas en las plantas.

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Por tanto, revisá las necesidades de la especie que tienes y cuánta luz solar directa necesita, así si es necesario puedes cambiarla a un lugar mejor para que sus hojas dejen de amarillearse y quemarse.

Tipo de suelo inadecuado

Las plantas necesitan que el pH del suelo donde están plantadas sea compatible con sus necesidades. Algunas requieren suelos alcalinos (ricos en piedra caliza) y otras, en cambio, crecen mejor en suelos ácidos.

Sustrato con falta de nutrientes

Es otra causa probable de las hojas amarillas en las plantas. Un sustrato con nutrientes adecuados al tipo de planta que tenemos es esencial para mantenerlas sanas y con el verde que las caracteriza. La carencia de hierro, fósforo o nitrógeno en el suelo del que la planta se alimenta puede estar detrás del preocupante amarillo de las hojas.

Plagas y enfermedades

No hay que descartarlas como posible desencadenante del progresivo deterioro de las hojas y de que estas se presenten amarillas en su totalidad, solo en los bordes o únicamente en las puntas. La presencia de hongos como el mildiu, de enfermedades como la roya o de plagas de insectos y parásitos puede hacer que las hojas de las plantas amarilleen o que aparezcan manchas en ellas.

Temperaturas extremas y corrientes de aire

Son también posibles causantes de las hojas amarillas en aquellas plantas que no toleran las bajas temperaturas ni las heladas y en plantas de interior que están ubicadas en algún punto de la casa donde son frecuentes los cambios bruscos de temperaturas y las corrientes de aire. El problema se da porque ante estas situaciones la planta sufre un estrés para adaptarse y esto se refleja en el amarillamiento de sus hojas, en que se queda más débil u otros síntomas.

Cómo evitar las hojas amarillas en las plantas

Conocer las características de tus plantas y detectar a tiempo la causa que provoca que sus hojas se vuelvan amarillas es esencial para devolverles la salud y conservarlas bonitas y en buen estado. Para cada problema concreto tienes remedios eficaces y algunos consejos que podés poner en práctica como:

-Controlá el riego: es importante adaptar la cantidad de agua que das a tus plantas a cada época del año y a las temperaturas. Puede que, con la llegada del calor del verano, las hojas de tus plantas empiecen a amarillear porque necesitan que incrementes la frecuencia del riego. Si, por el contrario, las regás a diario, tal vez estén recibiendo un exceso de agua. En este caso probá a hacerlo un día sí y un día no, o cada dos días.

-Aboná: si el problema es un sustrato empobrecido, enriquecelo abonando según las necesidades específicas de tus plantas. Un abono que contenga hierro y fósforo puede ayudar a aportar los nutrientes que requiere tu planta.

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-Tratamientos fungicidas: aplicar un fungicida específico o incluso algún fungicida casero son una buena solución.

-Cambiá la ubicación: la falta de luz o, por el contrario, el sol directo, pueden estar causando este problema. Sobre todo en plantas de interior es sencillo cambiar la maceta de lugar y comprobar si ese traslado a un lugar con más sombra o, al contrario, con más luz, consigue detener el proceso que amarillea las hojas de tus plantas.

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