Julián Sadofschi al Post: "Una sociedad no puede funcionar sin impuestos"

El titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas dice que hace falta un plan fiscal nacional.

Julián Sadofschi al Post: "Una sociedad no puede funcionar sin impuestos"

 Un debate público que lleva décadas en la Argentina es el de la presión impositiva del Estado sobre la actividad privada y la ciudadanía. ¿Hay que pagar más impuestos, menos impuestos o no hay que pagar impuestos?

Ese debate mutó con la llegada del presidente Javier Milei, quien pregonó una postura prácticamente anti impuestos, la que tuvo su máxima expresión cuando recientemente apoyó al diputado nacional José Luis Espert llamando a la rebeldía fiscal en la Provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, a pesar de la prédica, el gobierno de Milei aún no afloja la presión impositiva bajo el argumento de que está obligado a aplicar un plan ortodoxo para sanear las cuentas del Estado.

La postura de Milei no es una ocurrencia personal. Por el contrario, hay una fuerte corriente mundial promoviendo la reducción de los sistemas impositivos a una mínima expresión.

Con el presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Mendoza, el contador público nacional Julián Sadofschi, abordamos esta polémica: ¿Hay que eliminar los impuestos? ¿Hay que rediseñar la carga impositiva? ¿Es excesiva esa carga en la Argentina? ¿El salario es o no ganancia? También habló con Mendoza Post de la importancia de los contadores en este contexto de crisis y la ventaja de siempre tener uno a mano.

Hay una frase típica muy instalada en los medios: el Estado se debe administrar como la casa propia, gastar solamente lo que se ingresa. ¿Esto es así de simple o es una comparación forzada?

El déficit cero, que es lo que me está planteando, es una idea a seguir. Yo diría que como concepto que sí, pero después hay que ser abierto en las comparaciones porque todo tiene sus bemoles.

Por ejemplo, cuando vienen los periodos de opulencia sentimos la necesidad de gastar de más, cuando en realidad en esos momentos deberíamos estar guardando un saldito, un fondo anticíclico para que cuando estemos mal podamos usarlo.

Si hubiésemos guardado un excedente en el pasado, hoy que estamos en crisis podríamos ayudar a sobrellevar ese déficit cero. Cuando la Argentina en su momento, por las favorables condiciones internacionales supo tener un superávit, no lo supo aprovechar y cuando esto pasó no pudimos seguir gastando más de lo que ingresaba. Y si a eso le suma que el mundo no nos acompaña, es más difícil seguir adelante.

Por lo que idealmente está muy bien ir al déficit cero, pero sin olvidar que, en el corto plazo, el que más está sufriendo las consecuencias es el que menos tiene.

En general todos estamos sufriendo, y además hay que tener en cuenta que siempre aparecen imprevistos o situaciones que afrontar que nos obligan a ser flexibles. Si tengo gente que se me está muriendo de hambre lo tengo que resolver ahora más allá del déficit.

¿Puede funcionar una sociedad sin pagar impuestos? Se lo pregunto porque hay una corriente anti impositiva muy fuerte en algunos sectores dirigenciales, empresariales y en el gobierno muy fuerte. Es cierto que esto es una consecuencia de la alta carga impositiva argentina, pero también hay una postura de desterrar los impuestos.

De ninguna manera una sociedad organizada puede funcionar sin impuestos porque esa sociedad requiere un Estado y requiere fondos para organizar sus propósitos. Ahora, hay que ver que el Estado no esté sobredimensionado, hay que ver en qué se gastan esos fondos, y creo que por ahí viene el mayor de estos problemas.

Todo esto asociado a que Argentina tiene un conglomerado impositivo y una presión fiscal impresionante para tratar de conseguir ingresos, y lo que sucede es que estas dos puntas se conjugan para que finalmente se paguen muchos impuestos y se reciba poco a cambio.

Creo que deberían atacarse las dos puntas a la vez, eliminando el gasto superfluo y no imprescindible y a la vez hacer una reformulación del sistema tributario argentino que sea integral porque tenemos parche, sobre parche, sobre parche.

Desde la Federación Argentina que nos nuclea a los consejos del todo el país hemos trabajado fuerte de con planificación tributaria, de cómo debería ser un plan fiscal nacional que luego va bajando a todos los estamentos y hacer que la carga tributaria esté donde tiene que estar, que no es justamente sobre el más comprometido de la sociedad.

Se trata de ir eliminando los impuestos regresivos, los impuestos duplicados, tasas que no se corresponden con los beneficios que se reciben a cambio.

Un ejemplo de un impuesto regresivo

El IVA es un impuesto que no redistribuye riqueza porque todos contribuimos de la misma manera cuando pagamos el IVA.

Por qué no redistribuye riqueza, porque en la mayor parte del mundo existe el IVA.

La mayoría de las ventas se cargan con un impuesto del 21% y ese porcentaje lo paga el que compra una remera de 500 pesos y el que compra una chomba de 100.000 pesos, entonces, este impuesto al consumo que es el IVA, no está pidiéndole más al que más tiene y al que consume más, sino que proporcionalmente es el mismo.

¿Eso que parecería justo, que se pague el 21% sobre lo que cada uno pueda comprar no sería equilibrado?

Claro, no es justo, porque el que menos tiene consume el cien por ciento de su ingreso, es decir, no ahorra, no le sobra, no invierte, no guarda, no presta, entonces, sobre todo lo que consume está pagando el 21%.

Ahora, el que más tiene, que puede destinar parte de sus ingresos a invertir, a guardar, a ahorrar, a prestar, no está pagando el 21% sobre estos ingresos.

Por otra parte, en la otra punta tenemos el impuesto a las Ganancias, que no es un impuesto regresivo.

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¿Ganancias no es regresivo? Es lo que pensaría cualquiera que lo tiene que pagar.

No es regresivo porque el que más gana va a pagar más que el que menos gana, por lo que la alícuota es progresiva.

Pero se aplica a los salarios altos.

Bueno, ese es otro concepto muy discutido. ¿El salario es ganancia? Desde el análisis más superficial que se puede hacer el salario no es ganancia sino la retribución que se paga por el tiempo, disposición y conocimiento como empleado.

Ahora, comparemos eso con un monotributista que está realizando una labor o un servicio similar al asalariado, pero lo está haciendo de forma independiente, y resulta que a ese monotributista si está bien que se le cobre Ganancias. Hay una contradicción y en el caso de los autónomos pagan mucho más Ganancias que el asalariado, aunque la labor sea similar.

Aquí la diferencia entre ser independiente o dependiente hace a unos pagan mucha más carga impositiva que otros y de hecho nosotros presentamos en diciembre un trabajo en el Congreso de la Nación para que se modifique, porque no es ecuánime que ante labores similares uno esté pagando más que otro.

Y después nos vamos a los extremos, como el impuesto País y el impuesto Solidario (a las grandes fortunas) en donde efectivamente el que tiene más paga más, pero ya esos impuestos son confiscatorios y duplicados.

¿Por qué son duplicados?

Porque hay que pagarlos sobre lo que ya se pagó, hay que pagar sobre lo que se ganó, sobre lo que se invirtió y si se tiene un bien, sobre ese bien que ya se pagó. Entonces pasa que hay personas que tienen millones invertidos en campos y no tienen la liquidez para salir a pagar estos impuestos. Son prácticamente extorsivos.

¿Qué haya un 40% de la economía que funcione informalmente es por picardía o porque el sistema lo promueve?

Es el cuento de qué fue primero, si el huevo o la gallina. Ante todo, yo tengo una postura optimista, en el sentido de que pienso y estoy convencido que, a todo emprendedor, a todo contribuyente le gustaría crecer y hacer las cosas bien y que le vaya bien haciendo todo como corresponde.

Uno ve en la actividad como contador que a veces se empieza algún emprendimiento un poco en negro, un poco en blanco, pero en cuanto empieza a andar bien suelen empezar a formalizar las cosas que estaban haciendo mal. Empiezan a ordenar. Quiero decir que quien pone un negocio no quiere estar en negro, en la clandestinidad.

¿Y esa clandestinidad es porque faltan formatos específicos para determinadas franjas de la producción como las pymes por ejemplo o porque no hay forma de arrancar porque la presión impositiva lo hace imposible?

A veces la presión impositiva hace que haya gente que emprenda con cierta informalidad porque sino el negocio no les es rentable y empiezan a esquivar algunos conceptos legales hasta que pueden acomodarse.

¿Cómo está la actividad con toda esta crisis económica, las medidas que se han tomado en estos meses, el arrastre de la inflación?

En primer término, lo que tenemos que tener claro es que toda la coyuntura de la actualidad y de los últimos años va golpeando al ciudadano, al contribuyente, a la pyme, a la empresa grande. En definitiva, los problemas económicos van vapuleando a toda la población en sus distintos segmentos.

Por lo que, desde el punto de vista del contador, que representa el 90% de los matriculados del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, como del economista, vivimos de distintas incumbencias, pero sobre todo de asesorar a contribuyentes, a personas, a empresas, a sociedades y llevarles sus estados contables, financieros, tributarios, fiscales y demás.

Así que cuando el contribuyente está en un mar de zozobra, el contador va a tener que amoldarse, ser creativo, imaginativo, usar todo su potencial, estar capacitado diariamente para poder hacer frente a los cambios que nos vienen desde el gobierno. Es un momento muy complejo.

¿Cuándo dice creativo, es afrontar dentro de la normativa y las nuevas disposiciones los desafíos que se presentan?

Si, absolutamente. Como decía, por un lado, tenemos en el Consejo los actuarios que son muy pocos, los licenciados en Economía y mayormente los contadores.

Los contadores ya han dejado de ser meros tenedores de libros. El contador hoy está asesorando específicamente a las empresas sobre lo que pasó y lo que va a pasar. Tienen que ayudar a las empresas a planificar, a hacer planes de inversiones, de financiamiento y fiscales.

Y hoy, lo más difícil es planificar porque la normativa es cambiante, porque los valores son todos relativos, entonces planificar para ver si una empresa se va a apalancar con capital propio o ajeno es una decisión que cambia todos los días porque la tasa de interés sube y baja, el dólar sube y baja y por lo tanto planificar es muy complejo. De igual modo con todo lo que tiene que ver con la normativa societaria, laboral o previsional.

Entonces hoy, para un contador es muy complejo planificar por dónde va a ir una empresa dentro de uno o dos años.

¡Es una aventura!

Es una aventura, un gran desafío, y de hecho hoy los contadores dedicamos a nuestros clientes más horas de las que deberíamos, de las que presupuestamos y de las que cobramos.

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Claro, ya no es solo llevar los libros, ya son como asesores financieros.

Exactamente. El contador nuestro tiene en su carrera de estudio casi el 30% en materia de Derecho, tiene gran conocimiento de administración, gerenciamiento, macro y microeconomía. Es decir, los contadores que se forman en Mendoza y en el país no están acá solo para atender libros contables.

Y la situación actual es muy incierta. Si hoy viene una empresa y me pregunta: ¿Qué hago, alquilo, compro, importo o fabrico la maquinaria, me financio pidiendo un préstamo o me asocio a otro inversor?

Bueno, todo esto no es tan fácil resolverlo, porque hoy por ejemplo puede ser más fácil importar esa máquina porque el dólar está en una pequeña baja, pero mientras se hacen los trámites, no sabemos qué va a pasar dentro de un mes, tres meses o seis meses y cuando concretemos la importación, quizá el precio del dólar sea otro, más alto y ya no convenga, pero la importación no se puede revertir.

Entonces, todo va cambiando y es un desafío lo que se les va presentando a diario a los contadores en su profesión.

¿El ciudadano común debería tener un contador habitual o es suficiente con las herramientas online que están a la mano para resolver una serie de trámites como ocurre hoy con la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) o la ATM (Administración Tributaria Mendoza)?

Creo que es imprescindible tener un profesional que pueda asesorar. Nosotros, como contadores, muchas veces vemos que una pyme o un monotributista deciden llevar sus trámites solos y ahorrarse el gasto del contador, pero después se dan cuenta que no era un gasto sino un monto invertido para ahorrarse problemas y en encontrar mejores soluciones que las que podían encontrar solos.

Porque el contador va a asesorar no solamente a un monotributista en la recategorización, sino que lo va a asesorar en sí es conveniente la recategorización, y del mismo modo en lo previsional, lo financiero, en todo lo que tenga que hacer en su actividad y lo mismo para pymes y grandes empresas.

Pero hay muchos trámites que se hacen online y con gran facilidad.

Por supuesto. Para emitir la factura no se necesita al contador, es un trámite que se hace por internet. Pero en todo lo demás, el contador es el profesional que va a asesorar correctamente.

Una pyme puede pensar que puede ahorrarse algún gasto y lo que terminamos viendo después es que tomaron decisiones que no eran las adecuadas desde lo económico y lo financiero, a veces con errores desde lo tributario. Cuando vuelven al contador tienen un lío tremendo y el resultado es que les terminó costando más caro. El contador sabe que, dentro de lo legal, existen distintas variables para planificar una mejor forma de llevar una pyme, un pequeño negocio o una gran empresa.

¿Usted dice que, si alguien tiene un pequeño negocio, por más pequeño que sea y que lo tenga en la casa, o alguien presta algún servicio por su cuenta, no es conveniente que ahorre en un contador?

No, para nada, no hay que ahorrar en el contador porque teniéndolo va a tener la seguridad de que está haciendo las cosas bien, tanto con AFIP como con ATM, más el asesoramiento en general.

Mire, estamos hablando de la salud de nuestras cuentas. Del mismo modo, cuando se trata de nuestra propia salud, a nadie se le ocurre automedicarse todo el tiempo si tiene alguna dolencia. Lo podrá hacer al principio cuando empieza el cuadro, pero después va al médico que es el que sabe para recuperarse rápido y ahorrarse costos económicos y personales y gastos a mediano y largo plazo.

¿Cómo está calificada la calidad de la prestación que dan los contadores en Mendoza?

Bueno, existen contadores y asesores de distintas incumbencias y niveles, estudios que atienden a grandes empresas, a pymes o que se especializan en bancos, y por otro lado hay contadores de a pie, como le llamamos al contador que anda con su notebook, su mochila y probablemente tiene un asistente, que es un contador que tiene otro tipo de especialización. Es un contador que sabe de todo un poco, y es el que va a poder asesorar a los pequeños contribuyentes.

Hay marcos muy amplios para que cada profesional tenga su contribuyente y cada contribuyente encuentre su profesional del tamaño y la especialización que requiere. Y acá estamos hablando de los contadores que prestan servicio de forma independiente.

Pero el marco es tan amplio que hay matriculados que prestan servicios en el sector público, en las tesorerías de los municipios, en los concejos deliberantes, hay un sinfín de opciones.

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¿Tienen la problemática de personas que ofrecen servicios como contadores y no son contadores?

Sí existen y desde el Consejo Profesional de Ciencias Económicas tenemos una Comisión de Vigilancia Profesional que justamente recibe denuncias de terceros que ofrecen servicios profesionales sin estar matriculados, lo que está prohibido.

Tiene que estar recibido y además matriculado

Exactamente, para ejercer la profesión en el ámbito provincial están las disposiciones de la ley 5051 y en el ámbito nacional de la ley 20488, que son las leyes que reglamentan el ejercicio profesional del profesional de Ciencias Económicas.

¿Y en qué casos se encuentran con estas situaciones?

Existen estudios que fueron abiertos por un contador y que después quedaron a cargo de sus hijos, sobrinos o algún empleado porque el contador se jubiló o falleció, y lo están llevando adelante gente que no reúne los requisitos para ejercer la profesión.

Y también existen empleados de distintas reparticiones, que por ahí recomiendan a un tramitador que termina haciendo algunos trabajos que deben ser realizados por un contador público matriculado y lo realizan fuera del sistema.

Nosotros siempre tenemos una gran preocupación por este tema en el Consejo. Tenemos la Comisión de Vigilancia Profesional y el Comité de Ética para enfrentar estos problemas, los que están trabajando muy fuerte recibiendo denuncias, haciendo investigaciones y documentando.

¿Hay muchos casos?

Detectamos un par de casos por mes y en los últimos dos años hemos logrado impulsar denuncias y conseguir condenas penales. Estas acciones del Consejo son muy importantes porque no se trata solo de la protección del matriculado, sino de la protección del contador público, de los clientes y de la sociedad.

Claro, porque ese cliente está siendo estafado si lo atiende alguien que no está validado legalmente para prestar el servicio.

Exactamente. Es que hay que entender que el título de Contador Público se llama así porque como tal, el contador da fe de lo que está diciendo, por eso es público, como lo son los notarios, los escribanos y por lo tanto, no cualquiera puede ejercer la profesión sin tener la debida credencial.

Porque la tributación, por ejemplo, la puede hacer uno mismo, no hace falta un contador para liquidar los impuestos. Ahora, si quien lo hace es un tercero por nosotros, entonces ese tercero sí tiene que ser contador público matriculado. No puede hacerlo un estudiante que dejó a la mitad de su carrera y trabaja como si fuera contador, ni un hijo de un contador, ni un ex empleado de un estudio contable.

¿Qué desafíos enfrenta el Consejo hoy?

El Consejo Profesional de Ciencias Económicas se encuentra en un muy buen momento, en un momento de mucha apertura, de mucho diálogo, muy democrático, hay un ida y vuelta muy positivo con los profesionales, con los amigos, con los colegas, con los matriculados, con las distintas instituciones.

En cuanto a los desafíos, son diarios. Todos los días hay una regulación distinta, un proyecto de ley distinto, un decreto distinto. Nosotros pasamos Año Nuevo con una comisión estudiando el DNU del Gobierno nacional, sacando conclusiones, asesorando a la Federación nacional que nos representa para que tome una postura y pueda asesorar a su vez al gobierno nacional.

Después de 10 días este decreto quedó parcialmente sin implementación, luego se empezó a hacer ese análisis nuevamente para la ley ómnibus.

Bueno, me imagino que salió el DNU y los clientes los empezaron a llamar para confirmar con ustedes si podían hacer todo lo que el decreto decía que se podía hacer.

Fue así y es complicado porque hay cierta dinámica en el medio, que va cambiando las cosas de un día para el otro y se complica más cuando desde distintos organismos gubernamentales hablen en los medios del cambio de una ley, una normativa, un decreto que en realidad son proyectos y los contribuyentes creen que ya pueden aplicarlo, todo eso genera mucha confusión.

Tanto en el Consejo como los profesionales en general tenemos que estar estudiando día a día lo que pasa y muchas veces, lo que estudiamos no pasa. Nos encontramos con el problema de que mucha gente sigue a un influencer de Tik tok y en las redes que habla de un tema contable, impositivo, y bueno, el cliente llega con información parcializada o errónea.

Por eso el Consejo Profesional de Ciencias Económicas está tratando poco a poco de convertirse en un referente social, es decir, no solamente hablarles a nuestros matriculados sino también a la sociedad.

¿De qué manera?

Apoyamos todo tipo de diálogo con los gobiernos, con las colegiaturas, poniéndonos a disposición para aportar todo lo que podamos. Los contadores y economistas que están en el Consejo son los que viven el día a día y los que planifican a mediano y largo plazo, y, por lo tanto, creemos fundamental que estos profesionales sean escuchados.

Vemos ejemplos cotidianos en distintos niveles, en los cuales se van tomando decisiones que afectan a la pyme, a la mediana y a la gran empresa y muchas veces nos encontramos con clientes que podrían haber resuelto un problema perfectamente si hubiesen acudido antes y como no lo hicieron, ahora sí tienen un problema.