"Me dicen sacapresos, pero yo defiendo los derechos"

Alicia Arlotta es defensora pública y en la actualidad lleva adelante la causa Próvolo. El testimonio de quienes defienden a los que la sociedad quiere tras las rejas.

"Me dicen sacapresos, pero yo defiendo los derechos"

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

Son las tres de la tarde. En el edificio del Cuerpo Médico Forense el aire es fresco en comparación con el incipiente calor de noviembre. El encuentro con Alicia Arlotta, defensora pública, se lleva a cabo en su despacho. En la actualidad, lleva adelante uno de los casos más pesados de los últimos años en Mendoza: el caso Próvolo, en el que defiende a curas acusados de abusos de niños hipoacúsicos. Sin embargo, el objetivo de la charla es desentrañar el perfil, la naturaleza de un rol que carga con el cuestionamiento social, por defender a quienes la sociedad juzga y condena antes que el propio juez. 

"No he almorzado" dice Alicia, mientras abre un paquete de galletas y ofrece café. El acto es simbólico: su forma de ejercer su trabajo hace que la rutina cotidiana, a veces, pase a un segundo plano.

- ¿Cuándo comienza tu trabajo como defensora pública?

- La función en el Poder Judicial la ejerzo como defensora  hace poco más de un año, antes estaba en el Ministerio Fiscal. Son diversos roles. Cuando ingrese a trabajar en ese ámbito me encontré con diferentes casos o situaciones ,como un homicidio o un suicidio y te vas curtiendo, por decirlo de algún modo. Tiene que ver con la personalidad, la elección del cargo y la profesión.

Arlotta es la defensora de los tres principales imputados por el caso Próvolo.

- ¿Esta elección llega en un momento de tu vida en la cual estás preparada para ese momento?

- No sé si llega un momento de la vida. En mi caso particular, el concepto que yo he tenido de Justicia siempre ha sido muy elevado, desde que era pequeña. En principio yo no quería ser abogada, quería ser médica sin fronteras. Más allá de que tengo un concepto de Justicia muy alto, me interesa hacer acciones solidarias, ayudar a los demás. Cuando ingresé en el Ministerio Fiscal yo no era abogada, yo me recibí allí dentro, yo amo lo que hago, en todas las funciones que he ido cumpliendo, las he amado a todas.  Como enfrentas también desde el Ministerio Fiscal una muerte, o un suicidio, la situación de los familiares, eso también tenes que manejarlo.  Poder además acomodarlo con tu propia vida. En mi familia hubo una situación de suicidio y esa situación yo la llevo cada vez que he enfrentado a los familiares de las personas que se suicidan para tomarles declaración.

- ¿Te puso en un lugar de mayor empatía?

-Te genera una empatía. Las propias vivencias ... Yo he tenido una vida difícil, llena de situaciones duras y eso te va generando una empatía con los demás. No cualquiera podría ser fiscal, no cualquiera podría ser defensor, no cualquiera podría ser juez ni abogado en  el ámbito particular o privado también. 

- ¿Cómo vivís el rol de la defensa?

- No tiene nada que ver con el rol del Ministerio Fiscal. Creo que en esta función es donde más se pone de manifiesto el motivo por el cual yo elegí ser abogada. Tiene que ver con ese lugar de justicia, el valor de lo justo. Amo también la función del Ministerio Fiscal, pero que pasa, todos los recursos económicos, de las políticas criminales están apuntadas al Ministerio Fiscal, lo cual se entiende porque la sociedad está reclamando todo el tiempo la sensación de seguridad que la mezclan con lo que compete al Poder Judicial. 

- Al Poder Judicial le reclaman justicia, protección, prevención. La sociedad no reclama defensores públicos ni privados. De hecho nuestra función muchas veces no es bien entendida. Por lo general nos dicen a los defensores "sacapresos" o "sacadelincuentes". No. Nuestro rol es la defensa de los derechos de una persona.   No solo cuando sos víctimas de un delito. El acusado tiene derechos en el proceso, como lo tiene una víctima, como lo tiene un testigo. El tema es que el derecho del imputado es hasta mal visto que un abogado lo defienda. 

- Cuando a mi me dicen "¿defensora? y vos defendés a personas que han cometido abusos sexuales, ¿como podes?" es el delito que se les viene siempre a la cabeza y entiendo que tiene relación siempre con los menores. Es un delito aberrante, sin dudas, lo considero como ciudadana de esa manera. Sin embargo, esa persona, haya cometido o no el hecho y está sometida a un proceso, tiene los mismos derechos que el que se robó una naranja.

También defendió a Roberto Audano, la pareja de Concepción Arregui, imputado por femicidio

- En este rol te sale lo más humano y si no lo podes sacar es imposible ejercerlo. Los defensores no estamos pensando en que es aberrante lo que hiciste porque yo tengo que ver que los derechos sean respetados, que si fuiste condenado o aceptaste un juicio abreviado, la aceptación de esa condena, sea dentro de los parámetros legales y justos.

- ¿En algún momento te afectó ese cuestionamiento social?

- No. No me pasa. Si te puede decir que en vez de que me afectara un caso particular, me afecto una vez la situación de un detenido. La persona ya esta condenada, fue por un homicidio y está condenado porque aceptó un juicio abreviado.  El caso involucró a personas que estaban en situación de calle. Mi defendido aceptó un juicio abreviado. Cuando esa persona es capaz de aceptar una condena de 15 años, el hecho de "decir acepto, firmo voluntariamente 20 años de quedarme encerrado, privado de mi libertad, antes de enfrentar un juicio por perpetua o más años", ese sometimiento personal del acusado, de aceptar la renuncia a su libertad con tal que los años no sean mayores, me generó angustia, de pensar como entre arriesgar perpetua alguien puede aceptar de motus propio 15 años de cárcel sin pelear un segundo su libertad.

- ¿Qué pasa en esos casos en que la persona, más allá de la falta de recursos, se encuentran en una situación de vulnerabilidad social?

- Yo creo que, y en esto tiene que ver ustedes el periodismo, que le suelen dar mayor trascendencia cuando son casos de renombre. Ante los casos de exposición pública de renombre la respuesta de la sociedad puede llegar a influir de alguna manera en el proceso. Porque en el consciente colectivo todo esta dado para que determinadas personas sean consideradas culpables cuando aún no han pasado el proceso. 

- Puntualmente, hablando del caso Próvolo del que soy defensora de las tres personas que están involucradas en la causa principal, he leído en los medios y desde personas del entorno que ya los consideran culpables y ni siquiera saben que contiene el expediente, el cual puede tener mil falencias incluso en la investigación penal preparatoria, que puede tener nulidades, que hay cosas que no están claras.

- ¿Sentís que en los últimos tiempos se producen hechos cada vez más violentos en Mendoza?

- No. 

- ¿Es una manipulación de mediática?

- No sé si tiene que ver con una manipulación mediática, pero son los que transmiten la información. Tiene que ver también con un crecimiento demográfico. Entonces al existir un crecimiento poblacional es obvio que comienza a aumentar todo. La pobreza, falta de trabajo, aumentan los hechos delictivos también.

- ¿Cómo son los vínculos con tus defendidos?

- Con las personas que yo defiendo no tengo solo un vínculo estrictamente jurídico. Yo trato de ver la humanidad de esa persona, que le pasa, que no le pasa, porque hizo lo que hizo. No te voy a decir que los aconsejo pero si les puedo decir si son primarios, "mira te ha pasado esto, tenes 19 años, ahora te ha pasado esto, trata de rehabilitarte dentro del sistema penitenciario, estudia, trabaja".

- ¿Te escuchan?

- Si, escuchan. De hecho, cuando a mi me asignan desde la Defensoria General exclusivamente al caso Próvolo, muchos de mis detenidos que fueron asignados a otros defensores, se manifestaron muy angustiados porque yo no los iba a defender más.  Una persona en contexto de encierro es una persona aislada desde todo punto de vista.

- ¿Cuántas causas tenes actualmente?

- Solamente la causa Próvolo, por la complejidad del caso. Cuando yo estaba de turno  me iba a las comisarias a ver a todos mis defendidos, que estaban  aprehendidos  para que desde el primer momento de la investigación yo tuviera conocimiento de la situación de la persona. Yo los entrevistaba desde el hecho hasta su vida, todo. Entonces con mis defendidos siempre he generado un vinculo desde lo humano, estando presente desde el primer momento. He resuelto muchísimas situaciones procesales en las comisarias, sin necesidad de llegar a un juez de garantías que las resuelva, porque cuando intervenimos desde el primer momento, le acercas pruebas al fiscal , las cosas son diferentes. Me gusta ser una defensora presente.

Los casos más mediáticos

- ¿En que situación están los imputados del Próvolo?

- Ninguno (Corbacho, Corradi y Gómez) ha reconocido responsabilidad penal en el hecho. Bordón fue la persona que el 25 de septiembre, en la audiencia preliminar, acepta un juicio abreviado y reconoce su responsablidad penal en los hechos por los cuales él ha sido imputado. Hubo una confusión a partir de eso. Es decir, porque Bordón en algunos hechos estuviera imputado junto con algunos de mis defendidos, su reconocimiento implicaba que el hecho había existido y la responsabilidad de mis defendidos. Eso es un error, cuando una persona acepta una responsabilidad en un hecho, eso es intransferible hacia los otros imputados.

Caso Audano

Alicia Arlotta fue también defensora de Roberto Audano, el mendocino que está imputado por el femicidio de su pareja, Concepción Arregui, ocurrido en febrero de este año. La mujer estuvo desaparecida y luego de semanas de búsqueda, su pareja declaró que fue él quien la mató. El cuerpo fue hallado en el dique Potrerillos. 

Al respecto, Arlotta explicó: "Roberto Audano reconoce su participación, su autoría en el asesinato de Concepción Arregui. En su declaración lo acompañé yo. Él contó, repitió de la misma manera el relato. No está hecho el juicio, no pude terminar de intervenir en esa causa respecto a sus facultades mentales para poder ver cual es su culpabilidad."

Ver: Esta es la confesión del asesino de Concepción Arregui