En noviembre, los valores de la carne vacuna crecieron más del doble que el promedio general. Informes privados y del sector ganadero advierten que se trata del inicio de un nuevo ciclo de precios.
Las razones del fuerte aumento de la carne y su impacto en la inflación
El proceso de desinflación mostró señales de fragilidad en noviembre, impulsado por una fuerte suba en los alimentos, con la carne vacuna como principal factor de presión. Se trata de un ajuste que responde a factores estructurales del sector ganadero y que podría sostenerse en el tiempo.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación minorista fue del 2,5%, el nivel más alto de los últimos seis meses. Alimentos y bebidas fue el rubro que más aportó a la suba, con aumentos en cortes de carne que, en algunos casos, cuadruplicaron el promedio general del índice.
Aumentos muy por encima del IPC
De acuerdo con el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en noviembre el precio promedio de una canasta ampliada de cortes subió 8,2% mensual y 72,8% interanual, muy por encima de la inflación acumulada del 31,4%.
El comportamiento contrastó con el de otras proteínas animales: el pollo y el cerdo registraron subas interanuales en línea con el IPC, cercanas al 32% y 33%, respectivamente.
La suba de la carne vacuna volvió a ser el principal motor de la inflación de noviembre.
No fue el consumo el motor de la suba
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) descartaron que el aumento esté vinculado a un repunte del consumo. Si bien el poder adquisitivo mostró una leve recomposición -el RIPTE creció 39% interanual a octubre, frente a un IPC del 33,6%-, esa mejora no explica la magnitud del ajuste en la carne.
El principal factor fue el aumento del precio de la hacienda en pie, que comenzó a registrarse a mediados de octubre. Aun así, el traslado a los mostradores no fue pleno y a mediados de noviembre se observaba un atraso de entre 10 y 15 puntos porcentuales.
Subas en la hacienda y escasez de oferta
En el último mes, el novillito liviano subió cerca del 10% en el Mercado Agroganadero (MAG), al pasar de $4.000 a $4.400 por kilo vivo. En tanto, el valor en gancho aumentó 7,5%, hasta un promedio de $7.525 por kilo, según el Centro de Consignatarios Directos de Hacienda (CCDH).
La BCR explicó que detrás de estas subas existen factores estructurales de escasez de animales, sumados a cambios transitorios en la dinámica productiva. Entre ellos, se destaca el elevado precio del ternero, con una oferta anual limitada frente a una demanda sostenida, que llevó los valores a niveles históricos.
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La ganadería enfrenta un proceso de ajuste estructural que podría extenderse por varios años.
Retención de hacienda y nuevo ciclo
Las favorables condiciones forrajeras de la primavera permitieron una mayor retención de hacienda liviana, reforzando la presión alcista sobre los precios de la invernada. Además, la BCR advirtió que podría estar produciéndose un cambio transitorio en la estacionalidad de la oferta, anticipando subas habituales del segundo bimestre del año.
El desafío, señalaron, será evaluar si los eslabones intermedios pueden seguir amortiguando los aumentos sin afectar el ritmo de ventas.
Aunque por el momento, en la tercera semana de diciembre, la carne no mostró nuevas subas, según el relevamiento de LCG. No obstante, Analytica indicó que en el promedio de las últimas cuatro semanas la categoría carnes y derivados acumuló un aumento del 4,8%.
La mirada de la Sociedad Rural
Desde la Sociedad Rural Argentina coincidieron en que el encarecimiento de la hacienda responde a factores climáticos, productivos, logísticos y biológicos, en una etapa de "profunda transición" para la ganadería.
En un informe reciente, la entidad sostuvo que el actual nivel de precios es parte de un proceso estructural, luego de varios años de valores retrasados frente a la inflación.
En sus conclusiones, destacaron que las políticas aplicadas entre 2019 y 2023 desincentivaron la producción ganadera y que hoy comienzan a verse sus efectos. Señalaron, además, que la recomposición del sector llevará entre dos y cuatro años.
"Los precios actuales marcan el inicio de un nuevo ciclo, no su final", concluyeron.
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