Los restos de un fortín del siglo XIX que aún resisten en Mendoza

Ubicado al sur de la ciudad de Malargüe, este antiguo puesto de defensa combina historia, paisaje y naturaleza en un recorrido único para descubrir.

Los restos de un fortín del siglo XIX que aún resisten en Mendoza

Por: Franco Cerroni

En el corazón del sur mendocino, dentro del departamento de Malargüe, el Fortín Loncoche se erige como un silencioso testigo de una etapa decisiva en la construcción del territorio provincial. Aunque hoy solo conserva restos y huellas de su estructura original, el sitio mantiene un profundo valor histórico y simbólico, ligado a los tiempos en que Mendoza era frontera y el paisaje estaba marcado por la vigilancia, la defensa y la vida rural en condiciones extremas.

Este fortín integró el sistema defensivo del siglo XIX, cuando el avance de la frontera hacia el sur exigía la instalación de puestos militares destinados a proteger a los pobladores, controlar el territorio y asegurar las rutas de circulación. Su función no era solo militar: también servía como punto de organización social y económica, dando origen a futuros asentamientos.

Orígenes del Fortín Loncoche

De acuerdo a los registros históricos de la Secretaría de Cultura de la Nación, en 1846, durante su visita a Malargüe, el gobernador Pedro Segura identificó la necesidad de radicar población en la zona. Para ello, recurrió a los indios pehuenches, a quienes otorgó un extenso territorio para que se establecieran con sus toldos y ganado. Con el fin de mantener un nexo permanente entre los aborígenes y el gobierno, se designó como capitán de amigos a don Juan Troncoso, quien mandó construir un recinto amurallado y viviendas para él y unos pocos milicianos.

Las convulsiones políticas provinciales hicieron que estos planes se abandonaran y los pehuenches regresaran a Chile. Hacia 1870, parte de esas tierras fueron adquiridas por un particular, que reparó las construcciones originales y levantó otras más sólidas para repeler ataques de bandoleros.

Del fortín, destruido por un incendio en 1881, aún se conservan restos de muros de tosca y una habitación pequeña que permiten imaginar el recinto original. La necesidad de protegerse del bandolerismo también llevó a fortificar estancias cercanas, cuyos cascos pasaron a ser conocidos popularmente como "fortines". Entre ellos, un molino construido en adobe rojizo, con techo a dos aguas y vinculado a un canal de agua, recuerda cómo el paisaje combinaba defensa, producción y vida cotidiana en el sur mendocino de aquella época histórica.

Un puesto clave en la frontera sur

El Fortín Loncoche fue emplazado estratégicamente cerca de antiguos caminos de tránsito y junto al arroyo Loncoche, un cauce menor que corría por la zona y que resultaba vital para la vida cotidiana de los soldados y pobladores. Este arroyo no solo proporcionaba agua para consumo y para el ganado, sino que también definía parte del paisaje natural que hoy sigue acompañando a los visitantes, integrando naturaleza e historia en un mismo recorrido.

El arroyo Loncoche, que acompaña al fortín y aporta un atractivo natural al recorrido histórico. 

Como muchos fortines de la época, su estructura era sencilla y funcional: construcciones austeras adaptadas al clima y a los recursos disponibles. Allí convivían soldados, baqueanos y, en algunos casos, familias, dando forma a los primeros núcleos humanos estables de la región.

Vida cotidiana y desafíos

La vida en el Fortín Loncoche estaba marcada por la dureza del entorno. El clima riguroso, la distancia de los centros urbanos y la escasez de recursos exigían organización y adaptación constante. Las tareas diarias incluían vigilancia, mantenimiento del puesto, cuidado de animales y comunicación con otros fortines cercanos.

Estos espacios fueron clave para el desarrollo del sur provincial, ya que alrededor de ellos comenzaron a consolidarse caminos, estancias y asentamientos que darían lugar a las localidades actuales.

Restos del antiguo fortín, donde soldados y baqueanos vivieron y defendieron el territorio en el siglo XIX. 

Qué actividades se pueden realizar

• Recorridos históricos y patrimoniales

- Visitar los restos del fortín y conocer la historia de los puestos de frontera del siglo XIX.

- Observar la arquitectura original y las estructuras de defensa adaptadas al paisaje.

- Fotografiar el lugar y disfrutar del valor simbólico e histórico del sitio.

• Senderismo y caminatas

- Caminatas por los alrededores del fortín y junto al arroyo Loncoche, combinando naturaleza e historia.

- Senderos suaves que permiten recorrer la estepa, observar la fauna local y disfrutar de la flora característica del sur mendocino.

• Observación de paisajes y fotografía

- Paisajes de montañas, estepa y cauces de agua, ideales para fotografía de naturaleza y panorámica histórica.

- El contraste entre el fortín, el arroyo y el entorno semiárido crea un marco visual único.

• Actividades educativas y culturales

- Ideal para escuelas o grupos interesados en la historia regional, los fortines y la vida en la frontera sur de Mendoza.

- Posibilidad de integrar la visita a proyectos de preservación patrimonial o recorridos guiados por historiadores locales (previa coordinación).

Ver más: El valle oculto mendocino que despierta interés por su enclave energético

Paisajes de estepa y montaña que se pueden disfrutar a lo largo del trayecto hacia el fortín. 

Cómo llegar desde Mendoza Capital

El Fortín Loncoche se encuentra alrededor de unos 336 km de Mendoza Capital, y el viaje en auto dura aproximadamente 4 horas y media a 5 horas, dependiendo del tránsito y las condiciones climáticas. La ruta es sencilla y directa, ideal para quienes quieran combinar historia y naturaleza en un mismo recorrido.

• Salida desde Mendoza Capital: Tomar la Ruta Nacional 40 hacia el sur, atravesando los oasis productivos y paisajes típicos de San Rafael.

• Paso por Malargüe: Continuar siempre por la RN 40 hasta llegar a la ciudad de Malargüe, el principal punto de referencia en el sur provincial.

• Desvío hacia el Fortín: Desde Malargüe, seguir por la RN 40 hasta aproximadamente 12 km al sur de la ciudad. Allí, doblar hacia al margen derecho, siguiendo los accesos señalizados que llevan directamente al Fortín Loncoche.

No obstante, vale aclarar que para ingresar al predio es necesario contar con el permiso del propietario.

Ver más: La tumba del bandido más famoso que atrae miles de fieles a Mendoza

Esta nota habla de: