Muerte, perpetua o derechos humanos: ¿qué merece esta basura?

El asesinato de Florencia podrá ser un momento bisagra en la justicia de Mendoza.

Muerte, perpetua o derechos humanos: ¿qué merece esta basura?

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

Los argentinos aguantamos y aguantamos en medio del caos hasta que algo nos hace click y reaccionamos para poner las cosas en su lugar. Ese click suele tener un nombre, suele ser un ciudadano en el que nos vemos reflejados: María Soledad, el soldado Carrasco, Nair Mostafá, Candela Rodríguez, el "trapito" Juan Bernardo Lucero. 

El nombre de Florencia Romano debería ser el que nos haga click y empecemos a debatir de qué manera ponemos orden a esta "justicia" adonde cada vez hay más garantías para los delincuentes y menos para la sociedad y, sobre todo, para las víctimas. 

¿Cuántas veces escuchamos decir que "los derechos humanos son solo para los delincuentes"? ¿Acaso no sentimos eso cada vez que vemos que un asesino o violador (o incluso ambos en una misma persona) fue liberado por buen comportamiento, porque era grupo de riesgo de Covid o, simplemente, porque a un juez le parece que la cárcel "es un castigo inhumano", como manifestó Martearena cuando se negó a darles perpetua a los asesinos del trapito Lucero, a quien quemaron vivo adentró de una valija? 

El juez Martearena no quiso aplicar perpetua porque es "inhumano"

Pablo Arancibia está imputado por haber asesinado a Florencia. Se lo acusa de femicidio (bien podría ser un infanticidio) y, si se comprueba el delito, será condenado probablemente a perpetua, salvo que lo juzgue un juez como Martearena. La sociedad entera tendrá que mantenerlo por los próximos 20 años y verlo salir cuando cumpla ese tiempo, porque la "perpetuidad" en Argentina dura 20 años. 

Es que el Código Penal prevé la condena a prisión perpetua pero también contempla, en el artículo 13, que el preso puede pedir la libertad condicional al cabo de 2 décadas.    

Sin embargo, el concepto de la "perpetua" es, en realidad, una concepción que sustituye la pena de muerte. No se lo mata, se lo deja encerrado para siempre, porque el bien más preciado después de la vida, es la libertad. 

Pablo Arancibia buscaba menores en las redes

A Florencia la asesinaron y le quitaron la vida para siempre. Pero a su asesino le "garantizan" comida, bebida, techo, vestimenta, educación, salud y esparcimiento porque son derechos humanos. Y lo tenemos  que pagar con nuestros impuestos hasta que salga, dentro de 20 años y, si no comete otro delito, pueda "reinsertarse" a la sociedad. 

El miércoles, dos hombres (padre e hijastro) cuidadores de un club en Tucumán, fueron acusados de violar a un bebé de 15 meses. Lo agarraron entre los dos, como un trapo, como a una pelota. Lo usaron para divertirse o como un "desahogo sexual", como dijo  el repudiado fiscal Rivarola al bajar la pena de los acusados de una violación en manada en Chubut. A ellos ¿también los vamos a tener que mantener los próximos 20 años? 

El fiscal de Chubut, Fernando Rivarola

Aún cuando hubiera una esperanza de que esta clase de delincuentes se recuperara, el daño que dejan sus delitos es perpetuo. Si el concepto de "justicia" es equilibrar y, al mismo tiempo, ejemplificar para que otros no cometan delitos, 20 años no equilibra ni ejemplifica. 

Estos delincuentes han perdido toda humanidad en el momento de atacar violentamente o causar la muerte de un niño o una niña. ¿Deberían tener entonces Derechos Humanos? Al perder esa humanidad son escoria, deshechos, basura. No merecen nada. 

A Florencia, después de matarla, la tiraron en una acequia

Así fue el ataque a Florencia Romano