Es un desarrollo de la CNEA y se trata de un reactor multipropósito que servirá para la industria médica, de microchips y de investigación científica.
El Reactor RA 10 consolida el liderazgo argentino en reactores nucleares
Tras casi una década de trabajo y la participación de más de 80 empresas nacionales, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) está finalizando uno de los proyectos científicos y tecnológicos más ambiciosos de los últimos años: el Reactor Nuclear Argentino Multipropósito RA-10. Ubicado en el Centro Atómico Ezeiza, el reactor será clave para la salud, la industria, el desarrollo científico y el posicionamiento internacional de Argentina en el mercado nuclear.
La obra civil ya está completa y este año se avanza en el montaje final y los ensayos preoperacionales. Según los plazos previstos, el reactor alcanzará su "puesta a crítico" -el momento en que la reacción nuclear en cadena se vuelve autosostenida- a fines de 2026. Si todo marcha según lo planeado, comenzará a producir a mediados de 2027.
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Un reactor experimental con múltiples usos
El RA-10 no será un reactor de energía convencional. Su diseño responde a múltiples necesidades estratégicas. Uno de sus principales objetivos es garantizar el abastecimiento interno de radioisótopos para la medicina nuclear y posicionar al país como un exportador global. El ingeniero Herman Blaumann, gerente del proyecto, explicó que el RA-10 permitirá la producción de molibdeno, utilizado para obtener tecnecio, el radioisótopo más empleado a nivel mundial en estudios de diagnóstico médico. Además, abrirá la puerta a la producción local de nuevos radioisótopos para el tratamiento del cáncer, como el lutecio.
Pero su alcance va más allá del sector salud. El RA-10 contará con dispositivos para irradiar barras combustibles en condiciones reales de operación, permitiendo su calificación tanto para uso interno como para servicios internacionales. También se potenciará la investigación científica gracias al Laboratorio Argentino de Haces de Neutrones (LAHN), que gestionará el uso de los neutrones generados por el reactor para investigaciones en ciencia básica y desarrollo tecnológico. Instrumentos como el tomógrafo de neutrones permitirán aplicaciones de alto valor, desde arqueología hasta análisis de materiales industriales.
Argentina, referente mundial en tecnología nuclear
Con el RA-10, Argentina consolida su liderazgo en el mercado de reactores experimentales, una posición que viene construyendo desde hace más de cuatro décadas. "No somos el país que más reactores construyó, pero sí el que más exportó en el mundo", subraya Blaumann. Un ejemplo es el reactor OPAL, desarrollado por INVAP y exportado a Australia, considerado actualmente el reactor experimental con mayor factor de utilización a nivel global.
El RA-10 eleva aún más la vara. Con 30 megavatios de potencia, frente a los 20 del OPAL, incorpora capacidades innovadoras como la irradiación de materiales y combustibles, además de mejoras tecnológicas que responden a las demandas actuales del sector nuclear.
El impacto del RA-10 también se proyecta sobre un sector en pleno auge: el de los semiconductores. El reactor permitirá realizar el dopaje de silicio, una técnica fundamental para la producción de microchips. Se estima que, una vez en funcionamiento, Argentina podría cubrir cerca del 50% de la demanda mundial de silicio dopado para aplicaciones de electrónica de potencia, en un mercado que crece entre un 7% y un 10% anual.
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