Lo peor que te puede pasar si usás mucho tu celular

Como cualquier adicción, produce efectos negativos. Según la neurociencia, estos son los tres principales.

Lo peor que te puede pasar si usás mucho tu celular

Por: Mendoza Post

El teléfono celular se ha vuelto un elemento de suma importancia en nuestras vidas. Allí concentramos gran parte de nuestra vida social y laboral. En tiempos de pandemia, lo necesitamos más que nunca, a niveles "adictivos" se podría decir.

Y sí, como cualquier adicción, este uso excesivo tiene sus comprobados efectos negativos. Si bien es una tecnología relativamente reciente y aún se desconocen todas sus consecuencias a largo plazo, hay afectaciones que resultan muy evidentes.

Los celulares llegaron para quedarse: como todo, tantos beneficios que ofrecen tienen un costo. Según el sitio La mente es maravillosa, estos son los tres efectos negativos identificados por la neurociencia:

1. Estrés

Un estudio en el que participan investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid señala que uno de los efectos negativos de usar el celular es el incremento del estrés. Los teléfonos inteligentes tienden a generar uso compulsivo y adicción. A su vez, potencian las tendencias adictivas previas.

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La compulsión misma por utilizar el teléfono hace que se incremente en estrés. Se ha encontrado que quienes lo emplean con mucha frecuencia presentan mayores niveles de irritabilidad y tensión emocional. El ?bombardeo' de información que se hace a través de esos aparatos es en gran medida el responsable del fenómeno.

Se ha detectado que muchos usuarios llegan a presentar síntomas de abstinencia cuando son privados del aparato. Si no se puede consultar con frecuencia, aparecen señales de impaciencia. Los niños y los adolescentes, en particular, se muestran furiosos y descontrolados cuando les quitan el teléfono.

2. Distracción, todo a la vez y enfoque en nada

El neurólogo Antonio Cruz Culebras, del Hospital Universitario Ramón y Cajal, señala que otro de los efectos negativos de usar el celular con frecuencia es la dispersión de la atención. A su juicio, este tipo de aparatos perjudican a nuestra capacidad de concentración. Esto se debe a la interferencia de los teléfonos en actividades cotidianas.

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De este modo, una persona está llevando a cabo cualquier tarea y las notificaciones del celular, una llamada o cualquier mensaje llevan a interrumpir lo que se está haciendo para atender al mensaje del aparato. El cerebro, de forma natural, no viene diseñado para la multitarea, sino que funciona bien cuando hay enfoque en un solo aspecto.

El experto también indica que los móviles dificultan la introspección. Esto conduce a una cierta desconexión con uno mismo, que a su vez dificulta aspectos como el ocio. De otro lado, el celular reduce el contacto social directo y real con los demás. Este aspecto influye en la reducción de las conexiones neuronales y afecta la memoria.

3. No te hace más inteligente

Dicho de una forma coloquial, el teléfono parece "atontar" a quienes lo usan con frecuencia. Esto hace referencia a que las personas se vuelven más dispersas y aturdidas, por lo cual se reduce su capacidad para comprender y asimilar contenidos complejos.

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Según el director clínico del Instituto Madrid de Psicología, Héctor Galván, se ha notado una disminución en la capacidad para comprender conceptos y elaborar ideas en muchas personas. Esto no se veía hace una década y usualmente está asociado al uso del celular y las nuevas tecnologías.

Esto también ha empeorado las relaciones con los demás y ha disminuido las habilidades sociales. La privación de una interacción social de calidad hace un poco más tonta a la gente. Hay una suerte de vacío denso en sus vínculos con los demás.

Solucionar el problema

Los efectos negativos de usar el celular solo aparecen si esto se hace con excesiva frecuencia. Así que la clave para evitar esas consecuencias indeseables está en hacer un uso inteligente del cerebro. De hecho, en los casos en los que no nos queda más remedio que emplearlo con mucha frecuencia, podemos emplear estrategias compensatorias, como realizar ejercicios de atención o de memoria.

No se trata tanto de hacerse el propósito de utilizar menos el móvil, sino de ampliar la heterogeneidad de nuestras actividades. Practicar un deporte o algún pasatiempo puede ser una excelente idea. Ir a cine con más frecuencia y reunirse con los amigos, por ejemplo. Todo ello favorece el equilibrio mental, emocional y físico. 

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