Son hermanos, se enamoraron y tienen dos hijos

Ana y Daniel Parra son hijos del mismo padre. Sin embargo, se conocieron cuando él tenía 17 y ella 20. Intentaron no estar juntos pero lo que sentían era más fuerte. No pueden casarse porque en España, donde viven, está prohibido. Su historia.

Son hermanos, se enamoraron y tienen dos hijos

Por: Ángeles Acosta

Ana y Daniel Parra son hermanos y también son pareja. Ella cuenta que todo empezó cuando era muy pequeña. Si bien muchas veces intentaron ir en contra de lo que sentía, fue inevitable: se enamoraron. Actualmente, tiene dos hijos y quieren casarse, aunque es ilegal en su país.

Su historia fue reflejada por Infobae. "Mi madre estaba casada y quedó embarazada de mí. Pero cuando yo tenía unos pocos meses mi padre nos abandonó y creó otra familia", cuenta Ana, una mujer española que tiene 34 años.

Ella siempre supo que su papá se había juntado con otra mujer y había tenido un hijo. "Siempre supe que tenía un hermano. Mi madre me decía: ‘Si algún día quieres conocerlo, me lo dices y ya'", recuerda y agrega que sentía curiosidad por conocerlo.

Con 20 años, a través de Facebook, finalmente Ana encontró a su padre y a ese hijo que había tenido: se llamaba Daniel Parra y tenía 17 años. Era 2006.

La pareja de Ana y Daniel, hermanos por parte de padre, se conoció cuando ella tenía 20 y él 17 años.

"Yo quería ver quién era, cómo era su vida, dónde vivía. Y pasé varios días mirándolo", continúa relatando la joven española. Y agrega que un día finalmente le habló por las redes y le dijo que era su hermana.

Daniel sabía que su padre había tenido una hija de un matrimonio anterior y había una razón por la que no había tenido con ella una vida de hermanos. "Mi padre me había dicho que no se la dejaban ver y que por eso había perdido el contacto", narra él, que actualmente tiene 30.

El día que se conocieron

Un día, Ana y Daniel decidieron conocerse personalmente y fue allí que cayeron en la cuenta de que ambos vivían en Santa Eulalia de Ronsana, un pueblo de Cataluña de apenas 7.000 habitantes.

"Nos vimos, nos abrazamos y nos echamos a reír, era una situación rara", recuerda él. Mientras que ella agrega: "Claro, hasta era cómica, éramos hermanos pero no nos conocíamos de nada".

"Yo siempre he sido muy echadapalante, hablo mucho, me llevo bien con todo el mundo, soy muy abierta, ¿y si me encontraba con alguien que era todo lo contrario? ¿Y si le caía mal porque decía ‘esta tía como que arrasa mucho'?", dice Ana.

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En ese entonces ella estaba en pareja y se mudó con ese novio muy cerca de donde vivía Daniel, su hermano. A la par, iban entablando entre ellos una relación, conociéndose. "Y poco a poco nos fuimos acercando más", agregan ambos en la charla telefónica con el diario argentino.

Al poco tiempo Ana se separó y se fue a vivir sola y en su nueva vida se abrió un espacio enorme. Comenzó a pasar más tiempo con Daniel, conoció a sus amigos, empezaron a salir de fiesta, a ir juntos a cenas, a conciertos.

"Yo salía de trabajar y me iba a cenar a su casa, veíamos una peli, se hacía un poco tarde y a lo mejor me quedaba a dormir", cuenta Daniel. Ana vivía con lo justo así que él, que tenía un sueldo y vivía con el padre (de ambos) le hizo una propuesta: "Mira, ya que me paso aquí todos los días ¿qué te parece si me vengo contigo y pagamos los gastos a medias?".

Así que en ese momento, se fueron a vivir juntos. Ya en su entorno muchos ya veían que la relación de hermanos tenía algo que no parecía de un vínculo de sangre si no que había algo más.

"Todo el mundo lo veía, nos decían ‘es que no es normal la relación que tienen. Nosotros nos enfadábamos, en plan ‘¿pero qué decís? Que no hay nada raro'. Pero todos insistían, ‘¿es que no lo ven?'. Hasta que un día nos fuimos de fiesta y estábamos bailando, tomando algo y tal y Dani me dio un beso", recuerda Ana en su relato.

Se fueron de la fiesta y pasaron la noche juntos. "Al día siguiente sí nos empezamos a comer un poco la cabeza: ¿qué hemos hecho?", recuerda él.

"Es que por más que no tuviéramos sentimientos de hermanos la sociedad te impulsa a creer que está mal. Pero somos hermanos porque lo dice un papel, el sentimiento no es ese, si hubiese estado ese sentimiento de hermanos no hubiese pasado entre nosotros nada de esto", aseguran.

Ana entendió que acababan de "romper un tabú". "Yo pensé ‘madre mía, ¿ahora qué? Vivíamos juntos. Pero todo lo incómodo que yo pensaba que iba a ser, no sucedió", subraya.

Allí, intentaron frenar lo que les pasaba pero fue en vano: "Seguimos un poco la rutina de intentar que no sucediera nada entre nosotros, pero cada vez sucedía más a menudo". Su entorno se enteró e intentaron no estar más juntos.

"Él me lo decía: ‘Es que eres mi hermana, no puedo estar contigo'. Y a mí ahí como que me cambió un poco el chip. Pensé ‘no es que no quiere estar conmigo, no es que no me quiere: no está conmigo porque soy su hermana', porque se supone que está mal", reflexiona ella.

La primera separación no duró ni un día. "Lo hablamos por la mañana y por la noche estábamos en el sofá y dijimos ‘bueno, cada uno a su cama y al final volvimos a dormir juntos". Siguieron juntos pero ocultándose durante tres o cuatro meses más.

"Pero no era la manera en que yo quería vivir. No quería estar toda la vida ocultándome", dice Ana. "Pensaba ‘es que me voy a arrastrar así y me voy a ver con 40 años que he perdido toda mi vida ocultándome'. Y entonces ahí fue cuando le dije ‘mira: hasta aquí. Yo quiero tener una vida familiar, quiero tener proyectos de futuro, quiero salir a la calle de la mano de mi pareja, ir a cenar sin miedo".

La pareja quiere casarse pero está prohibido por ley.

Se distanciaron pero muy poco tiempo. Ya que Daniel la llamó y le dijo que no quería estar lejos de ella. Viajaron a Londres donde, por primera vez, caminaron de la mano, cenaron afuera, hicieron vida de pareja y se sintieron libres.

Cuando volvieron a España, comenzaron a tener una relación de novios a la vista de todos.

Ana conoció a su padre, al que nunca en su vida había visto: "Mi padre decía que quería conocerme y a Dani lo presionaba para que nos presentaran", contó ella en una entrevista con El Español. "Yo ya no necesitaba un padre, aún así lo conocí por darle una oportunidad y por quitarle a Dani un peso de encima".

Llegaron las entrevistas de medios de todo el mundo, las propuestas de hacer la película desde Estados Unidos e Inglaterra, las ofertas para entrar a Gran Hermano. Ana y Daniel dieron algunas notas pero sus planes eran otros.

Ana quedó embarazada por primera vez. Antes de decidir dejar de tomar anticonceptivos, habían ido a ver a varias ginecólogas reconocidas. Querían saber si por su lazo sanguíneo un bebé de ellos podría tener algún problema genético y les dijeron que "el riesgo de que nacieran con algún tipo de enfermedad recesiva (las que todos genéticamente portamos pero que necesitan de otra mitad para que se pueda transmitir) es de un 4% mayor que una pareja que no comparte genes".

Quedó embarazada de gemelas. "Lo que pasó es que perdí a una, yo ya estaba casi de tres meses. Y ahí nos acojonamos en plan ‘madre mía, ¿qué está pasando?'. Contactamos con una genetista que me habían recomendado y nos transmitió calma: es verdad que había un pequeño porcentaje mayor de que los niños vinieran enfermos, pero era mínimo", dice Ana.

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Y sigue: "Nadie te asegura 100% que un bebé nazca sano, pero que en nuestro caso nuestros hijos no tenían chances de heredar enfermedades genéticas". Así que luego tuvieron otro hijo, que actualmente tienen 5 y 3 años y van a un colegio Montessori, donde reciben a todo tipo de familias.

Si bien les gustaría casarse, no pueden porque el Código Civil de España prohíbe el matrimonio entre parientes directos. Daniel señala lo que le parece absurdo: "Compartimos la libreta de familia. Yo estoy reconocido ahí como padre de mis hijos y ella como la madre. O sea, todo es legal excepto que no podemos ser pareja legalmente. Eso es algo que todavía no entendemos".

Ana y Daniel tienen dos hijos de 5 y 3 años.

Para cerrar, los dos destacaron: "No estamos promoviendo el incesto y nada de esas cosas que nos han dicho. No queremos hacer una reivindicación de eso, no es lo que hemos querido hacer nunca. Esta es sólo nuestra vida".

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