Mina Sierra Pintada: Nación dio paso clave hacia su cierre definitivo

La Autoridad Regulatoria Nuclear otorgó la licencia de "parada prolongada" para el complejo ubicado en San Rafael. ¿Qué significa esto?

Mina Sierra Pintada: Nación dio paso clave hacia su cierre definitivo

Por: Mariano Rivas

La Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) otorgó oficialmente la Licencia de Parada Prolongada (LPP) al Complejo Minero Fabril San Rafael (CMFSR), ubicado en San Rafael, Mendoza. Esta resolución marca un hito en la historia de la CNEA, al tratarse de la primera instalación del país en alcanzar esta figura regulatoria, tras un proceso de más de seis años de trabajo conjunto con la ARN.

La LPP establece un nuevo marco operativo para el sitio, donde durante décadas se extrajo y procesó uranio para el abastecimiento de los reactores nucleares de la Argentina. Con esta licencia, la instalación entra en una nueva etapa: no se encuentra en actividad productiva, pero tampoco en cierre definitivo, lo que

permite mantenerla bajo condiciones seguras mientras se avanza en tareas de remediación ambiental y conservación de su infraestructura crítica.

Un poco de historia

Desde 1975, en el CMFSR se desarrollaron actividades fundamentales para el ciclo del combustible nuclear: la explotación minera de yacimientos de uranio y el tratamiento hidrometalúrgico de los minerales para la obtención de concentrado de uranio (diuranato de amonio). Entre 1979 y 1997 se produjeron 1.012 toneladas de uranio (tU), cubriendo la demanda de las centrales nucleares y reactores del país.

Aún restan aproximadamente 6.500 tU de uranio por extraer, razón por la cual la figura de "parada prolongada" resulta estratégica: permite preservar la posibilidad futura de reactivación, sin renunciar al cumplimiento de los estándares regulatorios vigentes.

En octubre, el Gobierno nacional había anunciado la inversión de $780 millones en la remediación del predio.

Una licencia que habilita y exige

La Licencia de Parada Prolongada tiene una vigencia de 10 años y habilita a la instalación a realizar:

-Actividades de remediación de pasivos ambientales históricos, como residuos sólidos y aguas de cantera. 

-Recuperación de uranio a partir de materiales de descarte (scraps).

-Monitoreos y mantenimientos regulares para garantizar condiciones seguras.

Además, establece una serie de obligaciones operativas y administrativas que la CNEA, como entidad responsable, debe cumplir. Entre ellas:

-Contar con al menos dos personas con licencia individual emitida por la ARN. 

-Presentar trimestralmente los informes de monitoreo radiológico ambiental.

-Conservar actualizada la documentación de gestión, incluyendo planes de mantenimiento, monitoreo, contingencia y procedimientos operativos.

-Garantizar la seguridad radiológica, el transporte de materiales radiactivos y la protección física del sitio.

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Preparar el camino para la remediación

La licencia es, también, el paso habilitante para avanzar formalmente en la remediación de dos pasivos ambientales clave:

-El agua de cantera (AC) acumulada en zonas de excavación, que requiere tratamiento y control para evitar impacto ambiental.

-Los residuos sólidos (RS) generados en el Complejo Fabril Córdoba (CFC) durante la refinación del diuranato de amonio y la conversión del mismo a dióxido de uranio (UO2). Estos residuos están colocados dentro de tambores de acero y se encuentran en trincheras dentro de las colas de mineral del CMFSR.

Estos compromisos ya habían sido contemplados en la Manifestación General de Impacto Ambiental (MGIA), presentada en 2014 y avalada por la provincia de Mendoza mediante la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) en 2019. La LPP ahora habilita a la CNEA a ejecutar las acciones previstas y continuar dando cumplimiento al marco regulatorio provincial y nacional en materia ambiental.

  El proceso de remediación ambiental había iniciado en 2019.  

Un proceso ejemplar

El camino recorrido para alcanzar esta licencia no sólo demandó tiempo, sino también consenso técnico, institucional y regulatorio. En junio de 2022 quedó establecida la documentación mandatoria para su obtención, lo que sentó un precedente dentro del sistema nuclear argentino.

El proceso involucró a múltiples actores: técnicos del CMFSR, especialistas de la Gerencia de Seguridad Radiológica y Física de la CNEA, autoridades provinciales y el equipo evaluador de la ARN. Cada etapa fue documentada, auditada y validada de forma progresiva, permitiendo construir un caso sólido para el otorgamiento de la LPP.

Mirada a futuro

La obtención de esta licencia por parte del CMFSR sienta las bases para futuros procesos de remediación y reorganización del ciclo del combustible nuclear en el país.

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Al mismo tiempo, refuerza la capacidad de la CNEA para gestionar responsabilidades ambientales, mantener estándares de seguridad y articular con organismos reguladores, todo bajo un esquema transparente y técnicamente robusto.

Como parte de esta nueva etapa, el CMFSR deberá continuar garantizando su desempeño bajo condiciones seguras y bajo monitoreo constante, preparando el terreno tanto para el eventual retiro de servicio como para una eventual reactivación. 

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