Aunque socialmente se da por hecho que el uso de fuegos artificiales está vedado, en Mendoza no existe una prohibición general y el control depende de ordenanzas municipales, lo que genera un vacío legal y dificultades para la fiscalización.
Pirotecnia "prohibida": ¿por qué esta noche volverá a iluminarse el cielo?
El uso de pirotecnia en Mendoza vuelve a instalarse como tema de debate tras lo sucedido en Navidad, escenario que probablemente se repita este miércoles por la noche: petardos y fuegos artificiales por todos lados, pese a la prohibición que las autoridades se encargan de recordar cada fin de año.
Sin embargo, a pesar de la percepción extendida de que la pirotecnia está prohibida, el marco normativo vigente muestra un escenario mucho más fragmentado y menos contundente de lo que suele creerse. En Mendoza no existe una ley que prohíba de manera general la pirotecnia, ni tampoco su uso está tipificado como infracción en el Código Contravencional. Lo que existe es una ley de 2013 que prohíbe la venta y el uso de apenas 14 productos.
En este contexto, la regulación actual depende de ordenanzas municipales, que varían según el departamento. En algunos municipios, por ejemplo, se contemplan excepciones para celebraciones oficiales. El resultado es un entramado normativo desigual, sin un criterio unificado para todo el territorio provincial.
Esta situación genera un problema práctico recurrente. En cuanto a la prohibición del acopio y venta, los municipios -algunos más que otros- actúan a través de inspecciones en la previa de las Fiestas y logran en el mejor de los casos grandes decomisos, como pasó en Capital esta semana, mientras que otro municipio, como Godoy Cruz, avaló un show de fuegos artificiales en la Fiesta de la Cerveza.
Esta diferencia es producto de un vacío normativo de fondo: la ausencia de una ley que unifique criterios y obligue a todos los municipios por igual. Sin ese marco legal, cada departamento decide si controla, cómo controla y hasta dónde interviene, generando una aplicación desigual de las prohibiciones.
Además, al no existir una prohibición establecida por ley a nivel provincial, las herramientas para prevenir y desarticular la venta ilegal de pirotecnia son limitadas. La falta de un marco legal claro impide avanzar en tareas básicas de inteligencia preventiva, como el seguimiento de grupos, perfiles y redes sociales donde estos productos se ofrecen de manera clandestina.
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Por otra parte, una vez superada la etapa de comercialización y ya en el momento del uso de pirotecnia, al tratarse de una infracción de carácter municipal, la intervención policial no siempre es automática ni clara, por más que los intendentes recomienden a los vecinos llamar al 911.
En 2021, se intentó avanzar con una ley provincial que prohibiera la pirotecnia, iniciativa que fue presentada por la entonces legisladora radical María José "Jola" Sanz, actualmente en la DGE. El proyecto, sin embargo, no prosperó y terminó archivado, sin que se explicitaran públicamente los motivos.
"Considero que si esta ley estuviera aprobada, el poder de la Policía de Mendoza y del Ministerio de Seguridad, con sus diferentes áreas, sería mucho más efectivo que el de los inspectores municipales", dijo la exlegisladora el año pasado, cuando la venta y el uso de pirotecnia para las fiestas también fue evidente.
El escenario actual deja una conclusión clara: en Mendoza la pirotecnia no está prohibida de forma integral, pese a que el discurso social y político muchas veces sugiera lo contrario. La ausencia de una ley provincial unificada, sumada a la dispersión de ordenanzas municipales, explica por qué cada año se repite la misma escena: fuegos artificiales en uso, reclamos vecinales y un marco legal que no termina de dar respuestas claras.



