La Mendoza solidaria que nos emocionó a todos por Fiorella

Cientos de mendocinos ofrecieron ayuda, en mil formas distintas, y Fiorella y sus hermanos ya tienen termotanque.

La Mendoza solidaria que nos emocionó a todos por Fiorella

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

La historia de Fiorella, tratando de pelearla con los $8 mil que logra reunir por mes la joven de 23 años que se hizo cargo de sus hermanos más chicos, mostró ese lado de Mendoza que es más lindo que el otoño: la solidaridad, la empatía, el amor hacia el otro, la entrega y la gratitud de personas que, aunque también la estén peleando, saben ponerse en el lugar de quien está peor. 

Apenas publicada la nota, los mensajes al Post comenzaron a llegar pidiendo, reitero, pidiendo cómo hacerle llegar a Fiorella "alguna ayuda". 

Entre cientos de mensajes de apoyo y cariño, algunos desentonaban: una mujer preguntó "¿cuál es el caso?" de contar la historia de "un pobre más, cuando hay millones". Otro nos reclamaba hacer una nota "romantizando la pobreza". 

Fiore y sus hermanos ya tienen agua caliente

Los más de 700 mendocinos que comentaron en Facebook y que compartieron miles de veces la nota, al punto de que llegó a más de 300 mil personas, ayudó a que Fiorella consiguiera lo que pidió: un termotanque para poder bañarse con agua caliente "un rato largo". 

El crudo relato de una joven mamá mendocina que vive en la pobreza

El termotanque lo donó Luis Nieto, un carpintero de obra de Godoy Cruz. Y Sergio Holowaty, un gasista de Guaymallén, se encargó de ir a buscarlo y dejárselo colocado. Los últimos pesos que tenía Sergio en su caja de ahorros los gastó en el gasoil para traer el termotanque cerca de las 11 del lunes. Comió con Fiorella y sus hermanos un plato de fideos a las tres de la tarde, mientras solucionaba otros problemas de cañerías y hacía una lista de todo lo que faltaba. 

La solidaridad es siempre un acto que emociona. Principalmente, porque viene de quienes dan una parte de lo poco que tienen. Dar lo que sobra es distinto. Este fin de semana, cientos de mendocinos escribieron y llamaron con una pregunta "¿Cómo podemos ayudar a Fiorella?".

Ofrecieron ropa, calzado, sábanas, vajilla, frazadas, cubiertos, verduras, comida, juguetes, útiles para los chicos... amor en miles de formas. Muchos agradecían la oportunidad de poder ayudar. Fiorella sigue respondiendo mensajes y sintiendo ese cariño y esa ayuda que no sentía hace mucho tiempo. Como el calor de la ducha de 40 minutos que se dio ayer a la tarde, gracias a Luis y Sergio. 

Romantizar no, mostrar

Argentina tiene más de 7 millones de niños pobres y cerca de 13 millones de jóvenes y adultos sumidos en la pobreza. La pobreza no es romántica ni hay modo alguno de romantizarla: es un horror. Un chico que pasa hambre siente que la vida es dolor. Dolor de panza, de cabeza, de huesos, de músculos. Un chico con hambre no tiene ganas de vivir. 

Pero mientras "los pobres" sean un número y no una familia de una chica llamada Fiorella, que con 23 años cría a sus hermanitos en una casa del centro de Las Heras y cuyo sueño más alto es "poder bañarse con agua caliente un rato largo", esa cifra no tendrá el significado que realmente tiene. 

Esta sonrisa es para todos los mendocinos solidarios

Tal vez por esa razón aquellos que tienen la responsabilidad de que la pobreza se multiplique año a año vean un número y no quieran conocer nombres ni caras, salvo cuando se les da por hacer campaña caminando y sacándose fotos con "los pobres", como si fueran una subcategoría de seres humanos. Tal vez por esa razón solo los ciudadanos respondieron a la historia de Fiorella. 

Ningún político ofrecó nada. Ni lo que les sobra. 

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