La Catedral de Loreto, en el corazón de Mendoza, se transformó este lunes por la noche en el escenario de una conmovedora despedida al papa Francisco, quien falleció en la madrugada de este lunes.
Una multitud de mendocinos, de todas las edades y rincones de la provincia, colmó el templo ubicado en la intersección de Lavalle y José Federico Moreno, dejando en claro el profundo vínculo que unía a la figura del pontífice con el pueblo argentino.
La misa, presidida por el Arzobispo de Mendoza, Monseñor Marcelo Colombo, comenzó puntualmente a las 19, tal como se había anunciado en las primeras horas del día. La ceremonia no solo fue un homenaje al líder espiritual, sino también un recordatorio de su legado: su incansable lucha por los más vulnerables y su llamado constante a la solidaridad y la justicia social. Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio, fue elegido papa en 2013 y durante sus doce años de pontificado se destacó por su cercanía con los más desprotegidos y por su estilo pastoral humilde y directo.
Familias enteras, desde niños hasta ancianos, se hicieron presentes en el templo para rendir tributo al primer papa argentino. Entre los asistentes también se encontraban sacerdotes, religiosas y frailes, junto a feligreses que se congregaron no solo para despedir a Bergoglio, sino para celebrar su vida y obra. El ambiente estaba cargado de emociones: lágrimas, oraciones y cantos se entremezclaron en un clima de recogimiento que trascendió las paredes de la iglesia.
La ceremonia comenzó con palabras sentidas de Monseñor Colombo, quien recordó el impacto mundial del pontífice y su mensaje de esperanza. "Hoy despedimos a un hombre que marcó la historia de la Iglesia y de nuestra patria", expresó el arzobispo, mientras los asistentes escuchaban en silencio. Momentos después, el templo se llenó de música cuando las voces de los presentes entonaron el "Gloria" de la Misa Criolla, una obra emblemática del folclore argentino que resonó con especial profundidad en esta ocasión.
Los pasillos y el atrio de la catedral rebosaban de fieles que, velas en mano, acompañaron cada instante de la ceremonia. La imagen del papa Francisco, dispuesta en el altar principal, fue el centro de todas las miradas. Flores blancas y amarillas, los colores del Vaticano, adornaban el lugar, mientras que las campanas de la catedral repicaron solemnemente al finalizar la misa.
Tras el cierre del acto litúrgico, Monseñor Colombo se dirigió directamente al aeropuerto para emprender su viaje a Roma, donde participará en los funerales del sumo pontífice. Mientras tanto, en Mendoza, el eco de la despedida continuó en las calles, con muchas personas reunidas en oración frente a la Catedral de Loreto.
La partida del papa Francisco deja un vacío difícil de llenar, pero también un legado imborrable. En su tierra natal, el recuerdo de su fe inquebrantable y su mensaje de amor al prójimo seguirá vivo en el corazón de los mendocinos.
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