La comunidad educativa de la escuela Francisco Javier Moyano no tiene clases presenciales desde el 30 de agosto. Las familias exigen obras estructurales para garantizar un regreso seguro a clases.
Desde la tormenta de Santa Rosa no tienen clases presenciales
Luego de la tormenta de Santa Rosa, que azotó a la provincia durante el fin de semana del 30 de agosto, la escuela Francisco Javier Moyano, ubicada en El Borbollón, Las Heras, sufrió serios deterioros en su infraestructura, lo que impide que los estudiantes retomen las clases presenciales.
Las familias expresaron su malestar ante la falta de condiciones mínimas para garantizar la seguridad de los alumnos. "Nuestros niños se quedaron sin clases presenciales debido al estado del establecimiento", relató una madre en diálogo con el Post.
El edificio escolar, identificado como Escuela 1-282 Francisco Moyano, fue fundado en 1917 y hoy recibe a casi 200 estudiantes. Con más de un siglo de trayectoria, los problemas edilicios no son nuevos, pero la última tormenta agravó la situación: grietas más profundas en paredes, desprendimientos de mampostería, techos con filtraciones y sectores anegados por la acumulación de agua.
Desde entonces, el dictado de contenidos se realiza de manera virtual, lo que genera preocupación entre los padres por la pérdida de la continuidad pedagógica dentro del establecimiento. Sumado a toda la organización familiar que conlleva que un adulto esté presente en la casa con el niño.
Los padres señalaron que desde la Dirección General de Escuelas (DGE), "dijeron que iban a colocar parches", en alusión a reparaciones superficiales que no resolverían los daños de fondo.
Por su parte, desde la Secretaría de Infraestructura Escolar de la DGE confirmaron a este diario que se están ejecutando trabajos menores de reparación y mantenimiento. No obstante, informaron que este viernes se concretará una reunión con directivos y padres "para coordinar un plan de obra".
Mientras tanto, los padres insistieron en que la escuela necesita intervenciones estructurales profundas, no solo medidas paliativas, para garantizar un espacio seguro y digno donde los chicos puedan aprender.
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