Educación con sensibilidad: sanando heridas sociales con el afecto en las aulas

Carina Kaplan, experta en salud mental y educación, habló con el POST de la detección de las microviolencias hasta el poder transformador del afecto en la escuela. Explora cómo la atención emocional puede revolucionar la forma en que los niños viven su paso por la educación.

Educación con sensibilidad: sanando heridas sociales con el afecto en las aulas

Por:Federico Lemos
Editor Post

En un mundo que tiende a priorizar lo racional sobre lo afectivo, la experta en salud mental y educación Carina Kaplan en su paso por Mendoza, dialogó con el Post. Destaca la necesidad urgente de cambiar esta perspectiva en el ámbito educativo. 

Primero estuvo en el Congreso de Salud Mental organizado por Ampros, en el que abordó los profundos vínculos entre la salud mental y la educación. Luego, este sábado, en la diplomatura sobre Emociones en Educación que ofrecen las facultades de Educación y Filosofía y Letras de la UNCuyoPlantea la importancia de poner el foco en la sensibilidad en el entorno escolar.

La experta en educación en su paso por Mendoza.

Durante el congreso, Kaplan compartió su preocupación por las heridas sociales que se generan en el contexto escolar y cómo éstas pueden perdurar en la vida adulta de los individuos. La pandemia, con su aislamiento y sus desafíos, ha exacerbado estos problemas y ha dejado profundas secuelas, especialmente en los adolescentes. La autolesión, los intentos de suicidio y los trastornos alimenticios son solo algunos ejemplos de las consecuencias que esta crisis de salud ha dejado en los jóvenes. 

"Formular una serie de paralelismos, semejanzas entre lo que pasa en el campo de la salud y en el campo de la educación. Analizando los efectos socio psíquicos de la pandemia, cómo es necesario volver a reconstituir el tejido social en las instituciones y cómo nosotros ayudamos a reparar las heridas sociales", comentó la especialista.

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Kaplan expuso en el Congreso de Salud Mental organizado por Ampros.

Sin embargo, la experta ve en la escuela un refugio potencial para estos jóvenes. A través de la promoción de la sensibilidad y el reconocimiento de las identidades múltiples, la escuela puede transformarse en un espacio donde se construyan lazos afectivos sólidos y se repare el tejido social. Para lograrlo, aboga por incorporar lo emocional en el núcleo de los procesos pedagógicos y en la interacción entre docentes y estudiantes.

"Cómo lograr que la escuela y la experiencia que los niños y las niñas transitan, no sea una experiencia dolorosa. Porque todavía me interesa pensar el dolor, el sufrimiento social en la escuela", expresó.

Uno de los aspectos clave en su enfoque es la detección y abordaje de las microviolencias y microracismos que ocurren en la escuela. Identificar estas formas de discriminación es el primer paso para detenerlas y fomentar un entorno en el que cada individuo sea reconocido y respetado en todas sus identidades. "La violencia es un signo de un dolor social más profundo, y trabajar en la sanación de este dolor es esencial para construir una sociedad más comprensiva y empática", indica.

Kaplan también subraya el rol vital de la literatura y otras formas artísticas para promover la comprensión de las culturas de origen y desafiar las narrativas hegemónicas que han perpetuado estereotipos y discriminación. "La escuela es un espacio para compartir no sólo conocimientos académicos, sino también sentimientos, experiencias y vivencias. Al fomentar un ambiente donde la sensibilidad y el afecto sean valorados, se puede lograr una convivencia más humana y respetuosa en la sociedad", aclara.

"Esta visión de la educación sensible no se trata solo de transmitir saberes disciplinarios, sino también de ayudar a los niños a construir formas de convivencia y trato respetuoso hacia otros. La escuela, en última instancia, juega un papel crucial en la construcción de un sentido de pertenencia y valoración personal en los estudiantes, brindando refugio y sueños en un mundo a menudo carente de sentido para los jóvenes", asegura.

Por eso indica que "en un entorno donde prevalecen las narrativas de dolor social, es imperativo que la educación abrace lo emocional y lo afectivo como elementos pedagógicos fundamentales. Solo a través de este enfoque, la escuela puede sanar las heridas sociales y transformarse en un espacio donde cada individuo se sienta reconocido, valorado y capaz de soñar un futuro más prometedor. En este camino hacia la reparación, el afecto se convierte en la herramienta más poderosa para la construcción de una sociedad más compasiva y equitativa".

Quién es Carina Kaplan

Es doctora en Educación por la Universidad de Buenos Aires y Magíster en Ciencias Sociales con mención en Educación por la FLACSO. Realizó estudios de posdoctorado en la Universidad Estadual de Rio de Janeiro. Es Investigadora Independiente del CONICET.

Profesora a cargo de las cátedras de Sociología de la Educación en la FFyL UBA y en la FAHCE UNLP. Es autora y coautora de numerosas publicaciones, entre ellas: "Desigualdad educativa"; "Talentos, dones e inteligencias"; "Género es más que una palabra"; "Violencias en plural" y "La escuela: una segunda oportunidad frente a la exclusión".