De la admiración por los rascacielos neoyorquinos al planteo de un sueño arquitectónico en Mendoza. Un emblema del Art Decó en la provincia.
El "Empire State mendocino": la historia del icónico Edificio Gómez
Hay edificios que no solo ocupan una esquina: habitan la memoria y son parte de la identidad. Para los mendocinos, el Edificio Gómez es uno de ellos. En diagonal al Pasaje San Martín, en el encuentro entre dos de las arterias principales de la Ciudad se levantó en 1954 una declaración de época y se construyó un edificio que sería el emblema en casi cualquier postal de Mendoza.
Esa Mendoza que miraba al mundo, que se sabía capaz de dialogar con él, que buscaba su propio cielo posible. Por eso no sorprende que haya quienes lo llamen -con afecto- el "Empire State mendocino".
La jefa de Patrimonio Cultural de la Ciudad de Mendoza, Elsa Rodríguez, describe al edificio como una pieza única dentro del paisaje local.
Su estética, sus proporciones y su historia condensan no solo la audacia arquitectónica de mediados del siglo XX, sino también el deseo de integrarnos a una modernidad que se medía en altura, vidrio y hormigón. Una modernidad que, a su modo, todavía nos interpela y nos identifica.
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"Rascacielos" mendocino con alma neoyorquina
Proyectado por el arquitecto Manuel Víctor Civit, construido entre 1953 y 1954 y coronado con 12 pisos y 34 metros -a los que luego se sumarían otros 20 de antena- el Edificio Gómez fue el edificio más alto de Mendoza durante décadas -hasta los '90, se mantuvo como tal-.
Desde el primer día llamó la atención por su originalidad: contrafuertes con guiños góticos, un cuerpo racionalista de hormigón armado y un remate superior de acero y cristal con inequívoca impronta art decó.
Una estética que no surgió de la nada. Durante un viaje a Estados Unidos, el empresario Juan Gómez y su esposa, Guillermina Cepparo, quedaron impactados por los rascacielos de Nueva York.
Lo mismo ocurrió con Civit, que también había visitado aquella ciudad. De ese cruce de admiración, ambición y entusiasmo nació la idea: traer un pedazo de la modernidad norteamericana a una Mendoza que, tras el terremoto del '44 (cuyo epicentro fue en San Juan), todavía se reconstruía física y simbólicamente.
Cabe destacar que, en líneas generales, para que un edificio sea considerado "rascacielos" debe medir por encima de los 150 metros. Característica que el Edificio Gómez no respeta, pero tiene una estética que emula a algunos rascacielos neoyorquinos de aquel entonces.
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Modernidad, sismorresistencia y un ícono urbano
La empresa constructora de Miguel Rosso e Hijos ejecutó la obra y el cálculo estructural estuvo a cargo del ingeniero Edmundo Romero, uno de los pioneros de la arquitectura sismorresistente en la provincia. Esa base sólida permitió que el edificio alojara comercios, oficinas y, más tarde, parte de la historia tecnológica del oeste argentino.
En 1961, desde los pisos 3 y 4, comenzó a emitir Canal 7, el primer canal de televisión de esta región del país. También pasaron por allí Radio Mitre FM 100.3, la mítica confitería El Carillón, la "G7", el restaurante Décimo y, en la actualidad, el Gómez Rooftop, que le devuelve al edificio algo de aquel espíritu elevado: mirar la ciudad desde arriba y admirarla en todo su esplendor.
En 2017, el conjunto diseñado por Civit recibió un reconocimiento largamente esperado: fue declarado Monumento Histórico Nacional por el decreto 624/2017.
Un arquitecto para una Mendoza moderna
El edificio Gómez es, quizás, la obra más emblemática de Manuel Víctor Civit, pero no la única que marcó impronta. La investigadora Cecilia Raffa cuenta que Civit fue formado en Buenos Aires, viajero inquieto, violinista y referente cultural, Civit fue una pieza clave en la transformación arquitectónica de Mendoza en el Siglo XX.
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Director de la entonces Dirección de Arquitectura de la provincia, estuvo detrás de obras como las Casas Colectivas, el Balneario Playas Serranas, escuelas rurales y urbanas, hoteles de cordillera, el Arco Desaguadero y edificios institucionales. También impulsó la creación de la Academia Provincial de Bellas Artes.
Su llegada marcó un cambio profundo: una arquitectura mendocina más conectada con las corrientes internacionales, pero sin perder de vista la identidad local y, sobre todo, las exigencias sismorresistentes que la provincia demandaba.
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Art decó en Mendoza, una marca que persiste
Aunque escaso, el art decó dejó algunas huellas en la Ciudad. Uno de sus ejemplos más notables es el edificio de San Martín y Buenos Aires (1932), donde funcionó la tienda "A la Ciudad de Buenos Aires". Allí sobreviven molduras, coronamientos triangulares y hasta un ascensor original del estilo.
También hubo expresiones del art decó en otros edificios del centro. Entre ellos, cines de la calle Lavalle y en el Teatro Municipal o Teatro Mendoza, en calle San Juan.
El Edificio Gómez, sin embargo, es otra cosa: no solo un edificio con rasgos del art decó, sino una síntesis de lenguajes -neoyorquino, gótico, racionalista- que le otorgan una personalidad inconfundible, un estilo propio y único.
Mendoza se anima a mirar hacia arriba
Hoy, en una ciudad cuyos perfiles han cambiado, el "Empire State mendocino" sigue siendo una brújula urbana. Un recordatorio de que Mendoza ha sabido soñar grande, incluso en tiempos difíciles.
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Un recordatorio de que alguna vez los mendocinos quisieron sentirse parte del mundo y encontraron en el hormigón, el acero y el vidrio una manera de decirlo con un lenguaje propio.
Y de que cada tanto, entre el ruido del centro y el sol que rebota en las veredas, conviene detenerse, mirar hacia arriba y recordar que la modernidad en nuestra provincia tiene, como un vino mendocino, notas y cuerpo propios.
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Las fotos de esta nota fueron proveídas por gentileza de la Ciudad de Mendoza.



