Un niño recibió el corazón de su compañerito de habitación en Buenos Aires

Se trata de un trasplante cardíaco sin precedentes en el país. Felipe recibió un corazón en un trasplante inédito y su donante fue el niño que compartía su habitación.

Un niño recibió el corazón de su compañerito de habitación en Buenos Aires

Por: Juan Manuel Lucero

La medicina argentina volvió a hacer historia. Durante este mes de junio se concretó el primer trasplante cardíaco pediátrico del país determinado por el cese de la función circulatoria -y no encefálica, como es habitual-, marcando un antes y un después en los procedimientos médicos locales. 

Pero lo más profundo de esta noticia no está solamente en lo clínico, sino en la historia humana que la sostiene: la de dos niños de Neuquén que compartieron habitación en el Hospital Italiano, y de cuyas vidas entrelazadas surgió un acto de amor inmenso.

Felipe Palagani tenía apenas cinco meses cuando fue diagnosticado con miocardiopatía dilatada severa, una enfermedad que debilitó gravemente su corazón. 

Su estado se fue agravando hasta que, sin responder a los tratamientos en su provincia, fue derivado a Buenos Aires. Pasó por el Hospital Suizo Argentino y finalmente recaló en el Italiano. En ese trayecto, su corazón casi dejó de moverse, tuvo un paro cardíaco y debió ser conectado a un ECMO y luego a un dispositivo Berlin Heart, un corazón artificial pediátrico, mientras esperaba un trasplante.

En  la habitación contigua del mismo hospital estaba Luca Zarragud, de dos años, que había sido sometido a un trasplante de hígado. Pero su situación también era crítica: contrajo citomegalovirus (CMV), que deterioró severamente sus pulmones. 

A pesar de los esfuerzos médicos, su cuadro se volvió irreversible. Fue entonces cuando sus padres, Paula y Nicolás, tomaron la dolorosa decisión de donar sus órganos. No sabían si su corazón sería viable. Lo fue. Y era compatible con Felipe.

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La historia, publicada por La Nación, revela que se trató de un trasplante inédito en nuestro país. Fue realizado bajo el Protocolo de Donación en Asistolia, aprobado por la resolución 327/2023 del Incucai, que permite la extracción de órganos luego del fallecimiento certificado por el cese de la circulación y la actividad cerebral, pero sin diagnóstico de muerte encefálica, como se exigía hasta ahora.

La intervención, similar a prácticas realizadas en países como España y Australia, marca un hito en la medicina pediátrica argentina. Pero por sobre todo, emociona por su humanidad: el corazón de Luca, el niño que compartía habitación con Felipe, fue el que permitió que el otro siga con vida.

"Llegó el corazón para Felipe y todavía me cuesta creerlo", escribió Flor Domínguez, tía del niño, en las redes sociales de la campaña #UnCorazónParaFelipe. "Hubo días oscuros, de esos que no se terminan más, donde todo dolía... muchas veces me caí, claro que sí, pero siempre me volví a parar. Por él".

La mamá de Felipe, Pamela, había explicado a La Nación el trasfondo de la campaña: "Transformar el dolor en un acto de amor". Y eso ocurrió. En medio de la tragedia, una familia decidió que el corazón de su hijo siguiera latiendo en otro. Que su vida, aunque breve, tuviera un eco inmenso.

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