El sitio se encuentra en el Gran Hotel Uspallata mantenido tal y como cuando se alojaba el presidente. Nostalgia y arquitectura con historia en uno de los lugares más emblemáticos de Mendoza.
Así era el lugar en la Alta Montaña mendocina donde se alojaba Perón
Como si fuera un viaje en el tiempo, existe en medio de las montañas mendocinas un sitio que ha quedado casi congelado en el paso de los años. Se trata de una habitación ubicada en un emblemático hotel del norte provincial. En esta ocasión, y un día después del "Día de la Lealtad", recorreremos parte de la histórica presencia y paso del presidente Juan Domingo Perón por tierras mendocinas.
En el corazón del valle cordillerano, a 130 kilómetros de la Ciudad de Mendoza, se alza el Gran Hotel Uspallata, una construcción monumental que parece suspendida en el tiempo.
Su silueta pintoresquista, con techos inclinados y muros robustos, se vincula con el paisaje de alta montaña como un testimonio vivo de una época en que el Estado y los trabajadores compartían un mismo sueño de bienestar y justicia social.
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Su historia comenzó en noviembre de 1942, cuando el arquitecto mendocino E. Weyland, desde la Dirección de Arquitectura, dio inicio a las obras. Se inauguró en 1948, y pocos años después, el Gobierno provincial lo vendió al Sindicato de Empleados de Comercio, en una decisión que unía el valor arquitectónico con la función social. Fue entonces cuando el edificio se "peronizó" y recibió su nuevo nombre: Hotel Juan Domingo Perón.
Desde entonces, este edificio se convirtió en mucho más que un hotel. Fue símbolo de un tiempo en que el descanso también se entendía como un derecho. Fernando Ligorria, actual secretario general del Sindicato de Empleados de Comercio de Mendoza, dialogó con el Post y contó el valor de este enclave en la montaña mendocina.
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"El valor simbólico es enorme. Entender que los empleados y sus familias se encuentran en un hotel propio, donde pueden disfrutar de un turismo social, es parte de una conquista histórica. Muy pocos espacios reflejan tan claramente el vínculo entre el sindicalismo y el proyecto de país que soñaron Perón y Borlengui", sintetizó.
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Un refugio con historia
El Gran Hotel Uspallata no sólo guarda la memoria del movimiento obrero, sino también una anécdota que mezcla historia y mito. En su habitación 31, conocida como la "Habitación V", se alojaron Juan Domingo Perón y Eva Duarte durante sus visitas a Mendoza en 1950 y 1952.
Aún hoy, ese cuarto se mantiene intacto: los pisos de pino, la cama matrimonial, los sillones de pana oscura y los muebles originales de 1948 siguen en su lugar. La "Suite V" no se alquila; se recorre como parte de un pequeño museo interno que emociona a quienes la visitan.
"Esa habitación quedó como parte de la memoria viva del hotel. Más allá de lo partidario, los turistas la visitan con respeto, con curiosidad. Es una forma de conectarse con un tiempo donde los derechos laborales y el turismo popular empezaban a ser realidad", explicó Ligorria.
La arquitectura de este emblema de montaña
El hotel conserva su estilo pintoresquista normando, característico de las décadas del '30 y '40, similar al de otros íconos mendocinos como Villavicencio o Potrerillos. Sin embargo, lejos de ser un museo congelado, ha sabido modernizarse sin perder su identidad.
En 2019, tras una remodelación impulsada por el entonces secretario general Guillermo Pereyra, se inauguraron nuevas instalaciones: un spa con sauna húmedo y seco, una pileta climatizada, un gimnasio, y un comedor panorámico con vista a la cordillera. También se incorporaron 120 paneles solares, que hoy abastecen al complejo y lo posicionan como ejemplo de sustentabilidad energética.
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"Esa modernización fue un legado de Guillermo Pereyra. Él impulsó la idea de poner en valor el hotel, de combinar historia con futuro. Fue un dirigente que dejó una vara muy alta, no sólo por su capacidad sindical, sino por su visión humana y solidaria",
Símbolo del turismo social
El hotel, administrado por la Asociación Mutual Empleados de Comercio (AMECOM) y la Federación de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS), emplea a 47 trabajadores de Uspallata y sigue siendo un motor económico para la zona.
Con sus 80 habitaciones de pisos de roble antiguo, su oferta cultural y deportiva, y un entorno natural incomparable, el Gran Hotel Uspallata sigue cumpliendo la misma misión que inspiró su origen: acercar la montaña a los trabajadores.
"Las vacaciones han sido un logro de los trabajadores argentinos y hay que defenderlo. Este hotel permite que los empleados de comercio disfruten de las mejores instalaciones a un precio accesible, y que los turistas conozcan las maravillas del Valle de Uspallata", decía Pereyra en su reinauguración.
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Entre la nostalgia y el porvenir
Caminar por sus pasillos es recorrer setenta años de historia argentina: los ecos de los discursos de Perón, los pasos de Evita en el balcón, los veranos familiares del sindicalismo mendocino, y la modernidad que mira al futuro sin olvidar sus raíces.
El Gran Hotel Uspallata no es sólo un edificio de montaña. Es una memoria colectiva hecha de ladrillo, madera y sueños obreros. Un símbolo que, en palabras de Ligorria, "sigue vivo, porque sigue siendo de la gente".
En el siguiente video, el director de Mendoza Post, Santiago Montiveros, recorría junto a Guillermo Pereyra la emblemática habitación V del hotel.
Así era la habitación donde se alojaba Perón en el Gran Hotel Uspallata. Hoy es la "Habitación V" y está conservada tal como era cuando la visitaba el General.
— Manso Momento (@juanmalucero23) October 17, 2025
Gentileza @montiverosSA pic.twitter.com/BLfxGQw8J6
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