¿Fue el 25 de mayo el primer grito de libertad?

Luis Elías, profesor de Historia de la Universidad Nacional de Cuyo cuenta su versión del 25 de mayo.

¿Fue el 25 de mayo el primer grito de libertad?

Por: Luis Elías

El Acta del Juramento

En la muy noble y muy leal ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de Buenos Aires, a 25 de Mayo de 1810: ... los Señores del Exmo. Cabildo, se colocaron a la hora señalada bajo de dosel, con sitial por delante, y en él la imagen del Crucifijo y los Santos Evangelios; y comparecieron los Señores Presidente y Vocales de la nueva Junta Provisoria gubernativa .... Seguidamente, hincados de rodillas, y poniendo el Señor Presidente la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro augusto soberano, el Sr. D. Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino. (Acta Capitular, Cabildo de Buenos Aires)

Más allá de las variadas interpretaciones, muchas de ellas emanadas de manuales escolares, el 25 de mayo de 1810, la Primera Junta no manifiesta liberarse de nadie ni se cita la palabra libertad en ningún documento de la época.

Juramento de la Primera Junta de Gobierno. Obra Pedro Subercaseaux. 1910

Por el contrario, como vemos en el texto antes citado, la Junta juró fidelidad al Rey y guardar las leyes del reino. Y jurar, en esta época, no era un hecho que se tomara a la ligera. Era un hecho religioso que implicaba al 1° y 8° mandamiento. El perjurio muchas veces se castigaba con la muerte. Este no parece un acto revolucionario. Sí más bien, muestra el deseo de instaurar un gobierno de orden con la formación de una junta, como ya se había hecho en la misma España y en las ciudades más importantes de América ante la ausencia del rey, prisionero de Napoleón. A estas alturas, el Corso había ocupado buena parte de la Península, incluida Sevilla, donde sesionaba la Junta Central. Había sido ella la que había nombrado a Baltasar Hidalgo de Cisneros virrey del Río de la Plata. La disolución de ese gobierno provisorio desencadenó los hechos de mayo de 1810 en Buenos Aires.

La versión liberal

Poco tiempo después de estos acontecimientos, movidos por diversos intereses, comienzan a aparecer autores con un espíritu anti hispánico movidos sobre todo por razones ideológicas. Pero fue a partir de 1861, luego de la batalla de Pavón, cuando el liberalismo triunfante sobre los vestigios del antiguo federalismo impone esta sesgada interpretación de los hechos acaecidos en mayo de 1810.

Fueron sus autores principales Vicente Fidel López y Bartolomé Mitre, intelectuales admiradores de la Revolución Francesa y adscriptos a la masonería. La lectura de sus obras nos deja concluir fácilmente que en mayo de 1810 se logró la tan anhelada libertad luego de tres siglos de despotismo. En 1810 las colonias americanas habían reaccionado, liberándose del yugo de la opresora Corona Española.

América era monárquica

La realidad es que, si hubiera habido opresión y despotismo por parte de la corona, difícilmente el virrey podría haber hecho frente a esta situación, ya que sólo contaba bajo su mando directo al regimiento de Dragones, formado por apenas 700 hombres para controlar una ciudad con 60.000 habitantes. El regimiento de Patricios por ejemplo, al mando del criollo Cornelio Saavedra, contaba con el doble de efectivos. Si el deseo reinante entre los habitantes de Buenos Aires era terminar con la "opresión", hubiese bastado la voluntad de su jefe para terminar con el poder del virrey mucho tiempo antes.

La realidad era que, a comienzos del siglo XIX, en los reinos españoles de América se aceptaba la autoridad del rey. Todos sus habitantes, tanto las autoridades como la población en general eran monárquicos y realistas. Estos reinos, como bien decía Bolívar, estaban acostumbrados a obedecer porque la autoridad y moralidad se ejercía con justicia, sin necesidad de coacción.

Por otra parte, en 1810, los pobladores del Río de la Plata se consideraban tan españoles como un habitante de Sevilla o Madrid. Nos ilustra esta realidad es la conocida historia del General José de San Martín, quien por esta época se destacaba en los campos de batalla españoles luchando para los ejércitos de la corona contra Napoleón. Podemos mencionar también el caso de Manuel Belgrano, otro destacado patriota en estos acontecimientos. Había estudiado varios años en España y por estos días era empleado de la Corona en el Real Consulado de Buenos Aires. Ninguno de sus escritos manifiesta hasta este momento animadversión contra la corona española.

La imaginación del pintor

Un cuadro del pintor Ceferino Carnacini realizado en ... ¡1938!, refuerza esta mitología pueril sobre el 25 de mayo, tan difundida en nuestras escuelas. El artista nos presenta al pueblo de Buenos Aires, congregado en la plaza de Mayo, con paraguas, bajo la lluvia, exclamando exasperado que "quiere saber de qué se trata", mientras French y Beruti reparten escarapelas celestes y blancas. De esta imagen se deduce entonces que los hechos de mayo fueron el resultado del simple ejercicio de la soberanía popular que se hizo sentir en la plaza frente al cabildo y amedrentó a Cisneros, quien debió abandonar su cargo.

Lamentablemente esta escena, tan pedagógica, no responde a la verdad de los hechos. La escarapela celeste y blanca se creó en noviembre de 1811. Los paraguas en Buenos Aires eran un artículo de lujo, sumamente escasos e incómodos por su peso y en la plaza no se había reunido una multitud. Los vecinos que se dieron cita se encontraban en la galería del Cabildo. Y si existió verdadera presión sobre el virrey cuyo poder había caducado, fue la que manifestaron los jefes militares con sus soldados acuartelados y prestos a ocupar la plaza de la Victoria. Sí consta que French y Beruti organizaron algún festejo cuando la noticia de la formación de la primera junta de gobierno se dio a conocer y repartieron cintas blancas, símbolo de adhesión a la monarquía, promoviendo la unidad en la figura del Rey.

Unos meses después sí debemos reconocer que se precipitaron los acontecimientos. La situación política e institucional de España había sufrido profundos cambios. El Consejo de Regencia y las Cortes de Cádiz, iluministas y jacobinas, ahora en el poder y el propio rey unos años después, con un espíritu muy alejado del de sus predecesores, con una avaricia absolutista sin límites, intentaron someter por la fuerza a las colonias americanas sin entender que estas antiguas posesiones podían darse sus propios gobiernos y con el tiempo habían forjado un particular "modo de ser". Entonces sí, la reacción no se hizo esperar. Belgrano se convertirá en jefe militar y San Martín volvería a América para poner su espada al servicio de la causa libertadora.

¿Qué festejamos el 25 de mayo?

El 25 de mayo de 1810 fue un acto de autonomía y fidelidad. Esto recordamos. Y con esto a la Patria, que hunde sus raíces en la cultura, las instituciones, la fe y las costumbres recibidas de España.

El 25 de mayo de 1810 no fue un grito de libertad ni festejamos el desarraigo. Como dijo Juan Manuel de Rosas a la Legislatura porteña en 1936, "El 25 de mayo no fue para sublevarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesión de su autoridad de la que había sido despojado por un acto de perfidia. No para romper los vínculos que nos ligan a los españoles, sino para fortalecerlos más por el amor y la gratitud, poniéndonos en disposición de auxiliarlos con mejor éxito de su desgracia. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella... (...)

Recordamos también el valor de muchos patriotas de estirpe hispanocriolla como Saavedra y Belgrano, protagonistas de los hechos de la semana de mayo, que debieron batirse y dar la vida para que la patria que comenzaba a gobernar sus propios destinos fuese respetada.

Y recordamos a la Patria toda. A los hombres y mujeres que a lo largo de su historia forjaron la Argentina fuerte, generosa y soberana que hoy debemos reconstruir sobre sus verdaderos cimientos.

Profesor de Historia - UNCuyo