Los imberbes, la cloaca tuitera, pan y circo en la Casta de Gran Engaño

En la última semana entraron tres militares lampiños a la Casta de Gran Engaño. Eran gemelos idénticos, casi no hablaban y tenían movimientos sincronizados y torpes. Sus cabezas eran como rodillas y el rostro, pálido, lechoso y suave. Parecían bebes gigantes con uniforme de las fuerzas. Ingresaron una tarde por el portón sin hacer ruido y se sentaron en la mesita del patio. Mónica la pobre estaba tendiendo unas medias recién lavadas y lanzó un grito del susto. 

El Negro Tecla, Toto y Karina salieron alertados por el grito de la pobre y quedaron paralizados ante la presencia de los nuevos compañeros. Uno de los tres nuevos visitantes se tocó la cara con la yema de los dedos y miró a su gemelo quién apenas asintió con la cabeza. Entonces el bebé gigante con uniforme sacó de su bolsillo un espejo chiquito y una pincita de depilar, revisó la piel por encima de los labios y con un pulso helado arrancó dos incipientes pelitos. Su gemelo volvió a mirarlo y asintió otra vez con la cabeza. El tercer gemelo revisaba su cara al igual que su hermano.

La pobre, la monotributista, Chiquito Romero y el Negro Tecla mirában atónitos el espectáculo. Eran los simios de Odisea en el Espacio observando al monolito. Karina el jefe y Toto se miraban de reojo. Ambos conocían la jugada y no había conformismo en ninguno de los dos. Karina llevaba días perdiendo la paciencia, acatando la voluntad de Conan y conteniendo cada uno de los berretines de Furia (el avatar de Gran Engaño dentro de la Casta). "Las fuerzas del cielo" estaba empecinado en su estrategia: tal como en la película de Kubrick, el plan era instalar esos obeliscos que sorprendieran, interpelaran, angustiaran, enfurecieran y llenaran de dudas a los habitantes de la Casta. Tiempo. Esa era el objetivo del plan de Conan y los mastines: ganar tiempo para la calculadora de Toto bajara la temperatura.

Les decían "los imberbes", por la ausencia absoluta de barba en sus rostros. Hablaban lo justo y necesario y si lo hacían, no usaban la letra e. "Tinimos himbri", dijeron al unísono mientras Mónica la pobre se descostillaba de risa. El Negro Tecla los imitaba y les frotaba la calva mientras ellos se defendían "tinimos prohibido usar barba y la litra e". ¡Pero por qué! los cuestionaba el ex defensor del Lobo devenido en cantante de cumbia. Los tres bebés gigantes, lampiños y militares se limitaban a levantar los hombros y afirmar que eran órdenes de Conan.

Furia estaba irascible desde que quitaron el libro de quejas del INADI. Le sacó una foto a Chiquito Romero al lado de uno de los gigantes y tuiteó: "El bebé y su oso de peluche". El arquero comenzó a corretearla por toda la casa y detrás de él, Karina el jefe iba enajenada dispuesta a sacarle el teléfono. Pero Gran Engaño en la piel de Furia se atrincheró en el baño, puso la traba por adentro y se dio una panzada de vómito tuitero atendiendo a todos, con un nivel de miserabilidad, pobreza intelectual y patetismo que causaba estupor. Los likes a memes que sugerían a pedófilos abusando a un niño, las burlas a personas con síndrome de Down, todo cabía en la putrefacta retórica del poderoso Gran Engaño.

Conan lo avalaba y esto enfurecía a Karina el jefe que era la que luchaba cuerpo a cuerpo con él. Los temas que  urgían desviar con estas artimañas (los militares imberbes, la cloaca tuitera, etc) eran, por ejemplo, calmar las aguas con los gobernadores. Las transferencias por coparticipación de impuestos a las provincias se desplomaron un 20% en febrero como consecuencia de la reforma del Impuesto a las Ganancias. Por este tema, casi le cierran el surtidor de petróleo y, para colmo, la Justicia le dio la espalda a Gran Engaño que fue por un per saltum, como un pugilistas que se para como puede antes que el referí cuente hasta diez.

Los giros del Gobierno ascendieron el mes pasado a $2,2 billones que, descontada la inflación, representan una baja real del 19,5%, según un trabajo del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Por otro lado, si en la casa todos hacían silencio, aún se podía oír el estrépitoso ruido del fracaso de la Bondi Monster, la "Ley de Bases" como le decía Conan. En este escenario, antes del discurso de la apertura de sesiones, Nicolás Posse se puso en modo Frankenstein y dio órdenes de avanzar en las medidas económicas que mayor respaldo tuvieron en el tratamiento de la Bondi Monster, con el fin de resucitarla.

Mientras tanto, en el patio, los tres bebes gigantes se afeitaban entre ellos  Tenían la piel roja, irritada ante la insistencia de la hoja afilada y cantaban "tris ilifantis si balanciaban sobri la tila di una araña ..." mientras el Negro Tecla acompañaba la melodía con el teclado y Mónica la pobre y Laura la monotributista lloraban de risa ante los gemelos militarizados. Chiquito Romero se sacaba selfies con los grandotes, pensado algún tuit ingenioso para contestarle a Furia que seguía desbocada con el teléfono en el baño, mientras Karina le pateaba la puerta dispuesta a darle la murra de su vida. Toto, como siempre, apartado, en las sombras, tuvo que apoyar la calculadora en la mesa porque hervía y ya lo estaba quemando ...