La libertad no avanza

Resolanas de mesianismo a la carta.

La libertad no avanza

Por: María Mercedes Rus y Matías Pascualotto

"Cuando la gente se despierta de su modorra apolítica, lo hace invariablemente bajo la forma de una revuelta populista de derecha, y acaba no siendo raro que muchos tecnócratas liberales ilustrados se pregunten si aquella "apatía" no era, en el fondo, una bendición" (Zizek, Slavoj. 2018. Contra la Tentación Populista. Pág. 18)

Entre la cantidad de tesis en pretensas ciencias sociales en las cuales se ha gastado tinta inútilmente, hay una que vale la pena leer y viene a particular razonamiento de los sucesos del día de ayer. Nos referimos al trabajo del doctor Cristian Buchrucker titulado: "El fascismo en el siglo XX". 

Mercedes Rus

Ver: Por qué la victoria de Milei no es ni sorpresiva ni por "voto bronca"

En dicho trabajo, el autor indaga en los postulados que llevaron a la aparición de los liderazgos mesiánicos que harían el terror de la primera mitad del 1900, y que se cobrarían la vida y la libertad de miles de personas.

Sus líneas hacen hincapié en un par de hechos muy concretos: una Alemania devastada por las secuelas de la Primera Guerra mundial, con sus consecuentes resultados del hambre y altas tasas de analfabetismo entre su pauperizada ciudadanía.

El terreno fue caldo de cultivo para que, un oscuro personaje que se hacía ver como de profesión artista, nos referimos a Adolfo Hitler, hiciera sus apariciones en la escena política, ganando notoriedad, y haciendo, ya en el poder, tretas de ilusión sobre las personas: bastaron, en muchos casos, arropar a cuasi vagabundas personas bajo lustrosos y brillosos trajes marciales de colores llamativos, prometiéndoles ascensos en una jerarquía del horror, para ganar un ejército de esclavos mentales al servicio de la mayores vilezas, que, a la postre harían un desastre nacional que, formalmente, recién tendría su término hacia 1989 con la caída del muro de Berlín.

Las condiciones creadas para los mesianismos, a veces, tienen sus lamentables vueltas en el eterno retorno de los populismos, parafraseando el título del reciente libro de Norma Isabel Sánchez.

Nuestro proceso electoral reciente pulula entre vientos que nos rememoran tales miedos. 

Javier Milei

Una Argentina pauperizada, con una inflación imparable y una devaluación atroz, acompañada de una educación que se pierde, si ya no se perdió para siempre, en la cual vale más la estrategia del menor esfuerzo que el logro personal, es el legado que el actual gobierno nacional ha dejado, y sobre el cual se apoya este otro fenómeno: el mesianismo libertario, en el cual, paradójicamente, la libertad, no avanza.

Uno y otro, el gobierno nacional y la candidatura de Massa, tanto como la de Milei, encaran populismos. El populismo no es un movimiento político específico, es la renuncia a la razón política ,un desbordamiento de pasiones ciegas y utópicas, que logra captar por izquierda y por derecha -lo mismo da-, demandas sociales y transformarlas en significantes vacíos y flotantes, pero que funcionan en el colectivo social como créditos de esperanza.

Se mercantilizan las demandas y con ayuda de un marketing histriónico, se logra convencer. 

Sergio Massa

¿Podrá Massa ejecutar los cambios en la economía para mejorar la calidad de vida de los y las argentinas, que casualmente es su obligación actual y viene fracasando con todo éxito? ¿Cómo creer su relato?

¿Podrá Milei dolarizar la economía, privatizar la educación pública, etc.., sin un caos social magnánimo? ¿Cómo creer su relato?

Por su parte, en Mendoza, la Unión Mendocina coquetea obscenamente pretendiendo meterse en las fadas libertarias, cuando representan todo lo contrario a la propuesta nacional libertaria.  

Mercedes Llano-Balter

Una ironía soviética que trae Slavoj Zizek en su libro "Como un ladrón en pleno día", ilustra esa incoherencia, "Es verdad que Ravinovitch ha ganando un coche nuevo en la lotería?, En principio, si, es cierto, solo que no es un coche nuevo, sino una bicicleta vieja, y no la ha ganado, se la han robado".

Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Quizás eso es muy duro para una ciudadanía que vive sobre un barco que no timonea. Tal vez podamos pensar que los pueblos van mereciendo los pueblos que sus representantes y encargados de su bienestar les van legando. Y en esto todos los partidos políticos tienen parte de responsabilidad. Y el legado actual, bajo sus shows arropados bajo la miseria, parece ser la vuelta al horror. 

Ver también: Envalentonado por el resultado, Milei se ve ganador en primera vuelta

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