Dólar-pánico y el temor a que explote una crisis

El gobierno sin dólares ni pesos, y con escaso margen. Los contactos con la oposición. El rol de Grabois y otros dirigentes sociales. La mescolanza con la pelea Cristina-Corte Suprema. La consigna es "pasar agosto y setiembre". ¿Se va todo al carajo? ¿O el país aguanta?

Dólar-pánico y el temor a que explote una crisis

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

El 28 de octubre de 1983 el Partido Justicialista cerraba su campaña electoral de aquel año, la primera en el retorno democrático, con un acto en el obelisco al que concurrieron casi un millón de personas. Los radicales habían hecho lo propio horas antes. En ese mitin, el por entonces candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias, hizo llevar en andas y prendió fuego un ataúd pintado con los colores radicales y la leyenda "Raúl Alfonsín, QEPD". La cara de espanto del candidato a presidente Ítalo Lúder no pudo ser más gráfica. El peronismo perdió las elecciones horas después. Alfonsín le dio a aquel justicialismo una paliza memorable. El autor del patinazo -Herminio- había sido dirigente sindical, intendente de Avellaneda, había tenido en los ‘70 muchos episodios a balazos, y fue diputado nacional entre 1985 y 1989. Murió en 2007. Presumía de haber baleado a Juan Manuel Abal Medina, aquel secretario general del PJ en los '70 y hermano de uno de los fundadores de Montoneros.

Desde la desafortunada intervención de Iglesias en aquel acto de cierre de 1983, el "Cajón de Herminio" es el símbolo de los errores políticos groseros, y se emparenta especialmente con lo peor del peronismo. Hubo algo más que nos conecta con aquel pasado. El "cajón de Herminio" fue el acto final de una serie de episodios virulentos ese año, y de un discurso del justicialismo que la sociedad percibió peligroso, y que gritaba desde las paredes de los grandes centros urbanos "Somos la rabia". Ayer, la ciudad de La Plata apareció repleta de pintadas "Con Cristina no se jode", y una en especial muy pesada, firmada por la JP sin que de momento hayan aparecido desmentidas: "Si la tocan a Cistina, les prendemos fuego el país" rezaba. Por cierto, hubo en redes sociales un fuerte apoyo de agrupaciones cristinistas a la vicepresidenta luego del video de la verdadera jefa del movimiento, en el que criticó duro a la Corte Suprema y dijo que su condena en la causa Vialidad (direccionamiento de obra pública a Lázaro Báez) estaba escrita, tras lo que el kirchnerismo se lanzó a denunciar un intento de proscripción de la vicepresidenta, para las elecciones del año que viene. Una tontería mayúscula. En 2017, esta misma Corte falló a favor de Carlos Menem para que sea candidato a senador nacional aun cuando estaba condenado por el tráfico de armas a Ecuador y Croacia

Pintadas a favor de Cristina, ayer en La Plata.

¿Que tiene que ver todo esto con la economía fallida y el rumbo penoso del gobierno? La gran picardía del peronismo-cristinismo en momentos muy delicados del país, es mezclar todo con todo. El gobierno de Alberto Fernández está liquidado y muy probablemente, el próximo presidente enfrentará un escenario extremadamente difícil. El kirchnerismo sólo gobierna con mucho dinero y en esta gestión quedó condicionado por el lastre que significó la deuda ruinosa contraída por Macri con el FMI, más los errores propios. Hay que prestar atención a las pintadas de la Juventud Peronista Bonaerense. Por eso la repetimos: "Si la tocan a Cristina les prendemos fuego el país". Es la actualización de "Somos la rabia". Hoy, cada paso del presidente Alberto Fernández desde el cumpleaños VIP de Fabiola cuando todos estábamos encerrados, parece un nuevo "Cajón de Herminio": La culpa es de los que compran dólares, de los que importan, de los que viajan, de los que suben los precios, de los que especulan. El error grosero que cometió al referirse al Paso Internacional y a la Ruta 7 es un "meme" aparte.

La UIA le acaba de entregar al presidente un informe demoledor. En tres semanas -de seguir el actual estado de cosas, sin dólares- un centenar de empresas pondrán a sus empleados en suspensión, adelantarán vacaciones, y frenarán la producción. Anoche, en la TV política advertían que pronto faltará hasta papel higiénico. La ministra de Economía Silvina Batakis advirtió a los ocho gobernadores que asistieron a su cita, a ministros provinciales, a intendentes, y a sus pares del gabinete que la situación por la falta de dólares y los vencimientos en pesos, es absolutamente dramática. A propósito de la ministra, cuando asumió el lunes 4 de julio hace apenas 16 días, el dólar blue cerraba a 260 pesos para la venta. Ayer, el cierre fue a 317 pesos y en algunas provincias hubo operaciones, cerca de las dos de la tarde, por hasta 325 pesos por dólar. Los que entienden la dinámica de la economía dicen que este precio es de un "dólar-pánico". La ministra ya está devaluada. Ayer, para captar dólares, anunciaron un tipo de cambio distinto de la divisa norteamericana, para los turistas extranjeros. Su cotización sería cercana a los 300 pesos. Buscan que los liquiden en el mercado oficial, y no con los conserjes de los hoteles y los guías de turismo.

La situación política del presidente, no así la del "gobierno" entendiendo como tal la participación de Cristina, Massa, y los gobernadores e intendentes aliados; es de fragilidad absoluta. Su único poder es la amenaza de irse. Y han perdido incluso el control de las organizaciones sociales afines, que ya marchan junto a la izquierda. Juan Grabois y Eduardo Belliboni anunciaron juntos una gran marcha piquetera nacional para el miércoles 27 de julio. Amenazan con meter 200.000 personas en la 9 de julio, demandando un salario básico universal de 20.000 pesos, al que Batakis ya dijo "No". Grabois estuvo especialmente duro ayer. "El principal problema es la miseria que hay en este país", afirmó. Luego aclaró que los problemas de Cristina "no son nuestro problema" (¿alusión al enfrentamiento que tiene con la Corte?), y tuvo para el presidente unas palabras que parecieron fuera de medida en boca del piquetero del papa Francisco. "Es fácil Alberto, es muy sencillo el reclamo. Si no, para qué te pusimos ahí. Te pusimos ahí para que haya menos pobreza, no para que haya más. Si no te gusta el Salario Universal inventá otra cosa. No salgas a decir que hay que calmar a los mercados". Luego duplicó la apuesta: "hay gauchos y gauchas que estamos dispuestos a dejar nuestra sangre en las calles para que no siga habiendo este hambre en la Argentina". Por la noche, repitió los argumentos en C5N y pronosticó saqueos. Las agrupaciones piqueteras oficialistas fueron muy criticadas por Cristina, y hay una pelea feroz para ver quién maneja los millones de planes sociales que se reparten en la Argentina. La CGT, totalmente desfasada de lo que ocurre en el país, hará su primera movilización en el gobierno de Alberto. Será el 17 de agosto y en apoyo al gobierno nacional. La tensión social es fácilmente detectable, aun volando sin instrumentos.

Los dirigentes piqueteros, ayer, anunciando la marcha.

En el kirchnerismo las voces sensatas suenan con sordina, pero no pierden la esperanza. "Hay diálogo interno... entendemos que se ve muy feo... pero el diálogo político no se cortó. Hay que pasar agosto, cuando termine el pico de importaciones de gas" dijo una fuente del sector a este medio. No creen que haya una explosión o que el gobierno caiga, a pesar de las enormes tensiones que suponen los precios, la inflación, el dólar, y la deuda en pesos. Ayer se conocieron las importaciones de junio. Fueron de USD 8.547 millones, empujadas por compras de gas por casi USD 2.000 millones, porque el que se produce aquí no alcanza. Es que estamos en el país de Vaca Muerta, donde los gasoductos, las tarifas y el dólar se atrasan por peleas políticas y razones ideológicas. La balanza comercial de junio fue negativa en USD 115 millones, pero el primer semestre logró reunir USD 3.000 millones de superávit, disminuido por las importaciones. La invasión de Rusia a Ucrania hace lo suyo, y sube los precios. El gasto en energía importada y gas subió casi 98 % respecto del mismo mes del año anterior. Es decir, no hay dólares, y por eso cada tres comidas se refuerza el cepo. Y se afectan importaciones. Pero luego de agosto, llegará setiembre con los vencimientos de deuda por casi un billón de pesos (un "uno" seguido de doce ceros).

Ayer, Silvina Batakis les dijo a los ministros del gabinete que vendrían meses muy duros y que sólo queda espacio para imprimir 10.000 millones de pesos (nada, un vuelto), si se quieren cumplir las metas con el FMI. De esa reunión surgieron filtraciones que hablan de nuevas medidas para juntar dólares, y conseguir financiamiento en pesos. Por eso, informantes del kirchnerismo filtraron anoche en los medios que habrá pedidos de ayuda y diálogo a la oposición. El más explícito fue el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof. Les dijo a intendentes radicales -los recibió en una reunión- que necesitan de toda la ayuda de la oposición. Pero no hubo llamados formales ni informales a este diálogo. El senador nacional y ex gobernador mendocino Alfredo Cornejo, anoche mismo, fue uno de los que chequeó a los dirigentes de Juntos por el Cambio. Ni uno sólo había recibido llamados de la Casa Rosada, ni del Instituto Patria. Los medios porteños recogieron el rechazo de JxC a la idea de un diálogo, si antes "no dialogan Alberto y Cristina" o si no"presentan un plan".

Kicillof, con intendentes radicales, ayer.

Mientras todo esto ocurre en la superestructura, el nerviosismo se refleja en las transacciones diarias. El dólar blue es el efecto del miedo a que explote la crisis. Es el espejo de la desconfianza. El que puede, no vende y se sienta sobre sus stocks, porque sabe que se dará vuelta y las listas de sus proveedores les llegarán con aumentos del tres, cinco, quince o veinte por ciento. Cualquier cosa. Depende más del grado de incertidumbre que de la economía real.

Entretanto, el gobierno luce desorientado. Fuera de control. Tanto, que cabría agradecer el silencio prudente de Cristina respecto de la economía. Un estornudo de más y podría llevarse puesto el gobierno que ella imaginó.

[Redes. Las críticas de Cornejo a Batakis]

El temor a una hiperinflación se palpa en la calle. Los supermercados estuvieron repletos en la primera semana de este mes. Los vendedores de electrodomésticos rompieron récords de ventas y están amargados, porque saben a qué respondió el fenómeno. El que tiene un peso se lo saca de encima, llenando el freezer, o transformando el dinero en algo que pierda valor con menos rapidez. En algunos supermercados mendocinos, los compradores atentos ven cómo los repositores retiran productos de las góndolas, en vez de llenarlas. Lo hacen para remarcar, o para acopiar mercadería respecto de la que no tienen ninguna certeza de precios.

¿Esto explota? "El panorama es sombrío y la incertidumbre es absoluta" dijo a este diario anoche uno de los dirigentes de JxC que presta atención a la evolución de los acontecimientos.

El martes, Raúl Castells y unos 150 de sus militantes coparon un supermercado Coto en Rosario, demandando comida. Ayer nos dijo en nuestro programa Te Digo Lo Que Pienso, que se emite por Radio Nihuil, que "...estamos cansados de todo esto. Queremos elecciones anticipadas. La renuncia de este gobierno. Nos parece inaceptable tener que esperar hasta diciembre de 2023, en estas condiciones. Que se vayan todos..."

Raúl Castells.

Son horas difíciles. El país está expectante y el dólar -el síntoma de la enfermedad económica de la argentina- está volando de miedo y fiebre. Ayer los periodistas le preguntaron al ministro de Seguridad Aníbal Fernández si los depósitos corren peligro. Dijo que no. Sonó al lobo cuidando a Caperucita. Nuestro economista Carlos Ponce, presidente de Plataforma Digital, ha dicho en sus columnas más de una vez que Batakis no tendría más remedio que defaultear la deuda en pesos. Lo de Castells fue un aviso. Fuentes del Ministerio de Seguridad y del supermercadismo de Mendoza aseguraron que aquí la situación es muy tranquila, que están en contacto permanente, y que hay dispositivos de contención social ante eventuales emergencias. Menos mal. Hay una ciudadanía muy harta de vivir a los saltos, y de convivir con el miedo a que todo se vaya al carajo.

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