¿Democracia sindical? Lo que dejaron las elecciones del SUTE

Lo ocurrido en las elecciones del pasado 7 de octubre vuelve a poner sobre la mesa una discusión.

¿Democracia sindical? Lo que dejaron las elecciones del SUTE

El martes 7 de octubre se celebraron elecciones para renovar autoridades en el SUTE, uno de los sindicatos más importantes de Mendoza. Tras la jornada, quedó claro que la maquinaria política, la caja sindical y la imposición de reglas jugaron a favor del kirchnerismo, que se consagró bajo la conducción de Gustavo Correa.

Si bien fue un triunfo respaldado por los votos, todas las reglas de juego estaban diseñadas en beneficio del oficialismo sindical, situación que nos sigue alertando y preocupando en relación a la salud democrática y la transparencia de las organizaciones que representan a los trabajadores de la educación. A continuación, se detallan algunos de los elementos que caracterizaron una elección gris y que dejó varias preguntas. 

En primer lugar, de entrada, se rechazó la posibilidad de elegir boleta única, obligando al votante a lidiar con un viejo formato, que beneficia a las listas hegemónicas y con mayor control efectivo de las mesas. Se le dio la negativa a un sistema mucho más eficiente, transparente y ya aprobado por la sociedad en su conjunto.

Te puede interesar: El SUTE tiene nueva conducción

En segundo lugar, el aparato sindical se centralizó o coptó todos los espacios de control y fiscalización. La designación de presidentes de mesa oficialistas fue un aspecto clave para contar con un apoyo directo en la jornada electoral y los cierres en favor de la facción ganadora. Esto genera amplias dudas y cuestionamientos sobre la transparencia y la inequidad para defender los votos de miles de docentes.

En tercer lugar, es difícil justificar la movilización de más de 700 "docentes" que no están frente a las aulas, no cumplen con su tarea pedagógica fundamental, sino que se dedican a sostener y responder verticalmente a las órdenes del sindicato. Disponer de los recursos que surgen del aporte de cada docente para hacer política partidaria es parte de un patrón sistemático del kirchnerismo que la ciudadanía rechaza y exige modificar.

Frente a estos elementos, cabe también preguntarse ¿cuánta plata de los docentes se utilizó y volcó durante estas semanas para una elección? ¿de dónde salieron los recursos? Que las reglas jueguen a favor de un único sector no es gratis.

Lo ocurrido en las elecciones del SUTE vuelve a poner sobre la mesa una discusión: la urgencia de democratizar las instituciones que dicen representar a los trabajadores. No hay legitimidad posible si las reglas se diseñan para perpetuar el poder de una sola facción, ni si los recursos colectivos se utilizan para sostener estructuras partidarias. La educación pública y sus docentes merecen organizaciones transparentes, con dirigentes que rindan cuentas y sindicatos que vuelvan a ser espacios de participación genuina, no de manipulación política. La eliminación sistemática de las minorías consagra una conducción monolítica, sin contrapesos efectivos. Esto asegura que las decisiones clave (salarios, fondos, políticas) se tomarán sin el más mínimo reflejo de la diversidad de opiniones que supuestamente representan. En el SUTE, la verticalidad no es un estilo de gestión; es la ley. 

Te puede interesar: Diputados autorizó el allanamiento de las oficinas y el domicilio de Espert

Esta nota habla de: