En la última década, la Provincia redujo 4 puntos del PBG en gastos corrientes.
Un camino de orden y razonabilidad
En los últimos dos lustros, Mendoza llevó adelante un proceso que pocas provincias argentinas pueden mostrar: reducir de manera sostenida el peso del gasto corriente sobre el Producto Bruto Geográfico, pasando de 15,3% en 2015 a 10,9% en 2024, una caída de 4,4 puntos porcentuales. Ese logro -construido sin estridencias, pero con enorme disciplina- explica buena parte de la estabilidad y previsibilidad que hoy distingue a la provincia.
Este ordenamiento no fue casual: fue producto de una estrategia clara de Cambia Mendoza para modernizar el Estado, profesionalizar su funcionamiento y evitar el crecimiento inercial del gasto, especialmente en rubros sensibles como personal. Allí se produjo una reducción cercana al 20% de su peso dentro del gasto corriente, lo que permitió mejorar la eficiencia administrativa sin resentir la prestación de servicios esenciales.
Incluso si ampliamos la medición e incorporamos otras erogaciones corrientes -transferencias y remesas- la tendencia se mantiene: el gasto corriente "ampliado" cayó de 17,4% a 13,3% del PBG, nuevamente más de 4 puntos porcentuales en una década. Es una señal clara de una provincia que administra con prudencia, evita privilegios improductivos y prioriza el equilibrio.
Este reordenamiento también permitió sostener durante toda la década un nivel de inversión pública responsable, que se ubicó en torno a 1,5%-1,7% del PBG, llegando incluso a picos del 2,3% en los años de mayor actividad. Es decir: Mendoza no ajustó la inversión. La protegió y la hizo sostenible.
Mientras buena parte del país convivió con déficits crónicos y parches temporales, Mendoza eligió otro camino: reglas claras, cuentas equilibradas y un Estado que gasta mejor, no más. Esa es la base de la confianza que hoy nos permite proyectar más inversión, más obra pública y mejores servicios en los próximos años, especialmente con el impulso del Fondo de Resarcimiento.
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En un contexto nacional renovado, donde se aplican políticas de racionalización de los gastos del Estado, los resultados mendocinos son contundentes y ejemplificadores. Reducir 4 puntos del PBG en gasto corriente no es solo un dato estadístico: es evidencia de una provincia que sabe administrar, que respeta a los contribuyentes y que apuesta a un futuro basado en productividad, empleo privado y estabilidad.
Ese es el camino que defendemos. Un camino de responsabilidad, eficiencia y previsibilidad para el desarrollo de Mendoza.
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