Dudas sobre si el loco Milei es un traidor o un héroe

Se está escenificado en la Argentina un argumento en el que es difícil determinar qué papel cumple cada uno.

Dudas sobre si el loco Milei es un traidor o un héroe

Por:Jaime Correas

"¿Qué pasa si en un país inestable aparece un líder inestable?"


Juan Luis González, prólogo de "El loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina"

La obra narrativa de Jorge Luis Borges contiene una serie de textos en los que su autor juega un papel múltiple. A la vez que narra una ficción reflexiona sobre la tarea misma de la creación ficcional y también sobre alguna problemática filosófica. Este juego de espejos, que multiplican e iluminan ciertas zonas y oscurecen otras, es el que le ha dado relevancia internacional y ha hecho que se lo estudie en todo el planeta. Leemos y releemos esos textos avanzando en una aventura de descubrimiento de realidades superpuestas. Pero esos avatares académicos no ensombrecen nunca el deslumbramiento de los hallazgos para el lector común, para un lector ingenuo pero atento en la búsqueda de los pliegues que dan profundidad a varios cuentos inolvidables. Uno sin dudas es "Tema del traidor y del héroe", publicado primero en la revista "Sur" y luego incluido en "Ficciones".

El narrador comunica al lector que tiene entre manos un argumento que tal vez escribirá y que aunque le faltan "pormenores, rectificaciones, ajustes" ya lo vislumbra. Y con ese marco de incertidumbre creativa se lanza a la narración del cuento que supuestamente estaba recién bosquejando. Es más, el narrador comunica que quien tomará la voz en su relato es un tal Ryan, el bisnieto "del joven, del heroico, del asesinado Fergus Kilpatrick". Con esos elementos nos enteramos que Kilpatrick está conspirando para la liberación de su nación, Irlanda. Y también que James Alexander Nolan es su compañero inseparable en la conspiración libertadora. El narrador de Borges apunta: "Kilpatrick, presidiendo el último cónclave, había firmado la sentencia de muerte de un traidor, cuyo nombre ha sido borrado". Este hecho lleva a su bisnieto, Ryan, a indagar las circunstancias de la traición sin imaginar cuál será el resultado de su pesquisa. Así el lector se entera en el momento clave del relato de una revelación inquietante e inesperada: "El 2 de agosto de 1824 se reunieron los conspiradores. El pais estaba maduro para la rebelion; algo, sin embargo, fallaba siempre: algun traidor habia en el conclave. Fergus Kilpatrick habia encomendado a James Nolan el descubrimiento del traidor. Nolan ejecuto su tarea: anuncio en pleno conclave que el traidor era el mismo Kilpatrick. Demostro con pruebas irrefutables la verdad de la acusacion; los conjurados condenaron a muerte a su presidente. Este firmo su propia sentencia, pero imploro que su castigo no perjudicara a la patria".

En ese momento el cuento ha sido llevado a su máxima tensión narrativa, pero también aflora la reflexión filosófica, tan cara a Borges: ¿en la Historia quién es quién? ¿quién es el traidor y quién el héroe? ¿es posible que ambos sean una misma persona? "Entonces Nolan concibió un extraño proyecto", informa el narrador, "Irlanda idolatraba a Kilpatrick; la mas tenue sospecha de su vileza hubiera comprometido la rebelión; Nolan propuso un plan que hizo de la ejecución del traidor un instrumento para la emancipación de la patria. Sugirió que el condenado muriera a manos de un asesino desconocido, en circunstancias deliberadamente dramáticas, que se grabaran en la imaginación popular y que apresuraran la rebelión. Kilpatrick juro colaborar en ese proyecto, que le daba ocasión de redimirse y que rubricaria su muerte." Antes se ha informado que Nolan había traducido al gaélico varios de los dramas de Shakespeare, enemigo inglés de Irlanda. Toma "Macbeth" y "Julio César" como inspiración para construir el escenario de la ejecución del traidor. El objetivo común a todos es que quede para la historia como un héroe. Las necesidades de la rebelión liberadora están por encima de la verdad. En eso son todos cómplices, hasta el traidor. 

Sobre el final, el narrador del cuento, Ryan, el descendiente de Kilpatrick, duda sobre qué hacer con su descubrimiento de la traición de su antepasado. Queda al lector descubrir ese desenlace. 

Lo curioso, la simetría literaria, es que el presidente electo Javier Milei tiene rasgos de ese drama shakesperiano que presenta la trama borgeana. Se está escenificado en la Argentina un argumento en el que es difícil determinar qué papel cumple cada uno. Sobre todo la figura central, el misterioso libertario. Quizás una diferencia sustancial con el cuento de Borges es que la trama está en proceso. Vale la pena hacer un repaso de algunas rarezas del personaje en cuestión. En primer lugar no tiene historia política, irrumpe en la escena arrasadoramente sin prosapia. Y lo hace con algunos argumentos que prenden fuertemente en el electorado: motosierra para extirpar lo malo y denuncia de "la casta" como personificación de la oligarquía a destruir. Paralelamente, muchas evidencias lo muestran como cómplice de esa casta. No sólo en el magnífico libro "El loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina" (2023) que llega hasta los meses previos a la marcha a la presidencia sino también en infinidad de notas periodísticas se revelaron relaciones del candidato con la llamada "casta". Sobre todo en su conexión política y de financiamiento con Sergio Massa. Paradójicamente, fue su principal denunciante en el tramo final electoral por razones obvias. Intentó desactivar el monstruo que él mismo había ayudado a crear. Los primeros pasos en el armado de su staff de gobierno también apuntaron en esa dirección por la tensión establecida entre ciertos sectores del Pro (con Macri y Bullrich en pugna) y del pan peronismo, siempre presto en ir en ayuda del vencedor. Mientras, también de manual, veneno para buena parte de la ortodoxia libertaria que lo llevó hasta el triunfo. Y sin embargo no importó la contradicción del candidato. Pareció blindado a los datos de la realidad. Como en el cuento borgeano la pregunta abierta es: ¿traidor o héroe? Milei contesta sin caer en la trampa de optar: pragmático. 

En uno de los muchísimos programas televisivos que han desmenuzado el ascenso de Milei a la primera magistratura, un analista, intentando entender ese inesperado camino, contó que luego de las PASO el libertario le consultó preocupado a alguien de su confianza: "¿sigo con el personaje?" Temía haber llegado a su techo y lo aterró que su tercio electoral fuera inamovible. Decidió seguir. Cuando fue superado en las generales no tuvo dudas de que había llegado la hora de cambiar y por eso su actitud en el debate final. El cambio de discurso fue notorio. Adiós a la motosierra, a la dolarización, a la condena de la casta y al estallido del Banco Central. Ya habrá tiempo para reusarlos si es necesario. La veracidad de la anécdota de la pregunta es incomprobable. Como todo en Milei es creíble. ¿El irascible, inestable, gritón, estrambótico, extravagante personaje es una creación? ¿Se puede desactivar en cualquier momento a gusto, para ganar un público vacante? La mutación la hizo luego de perder las generales con Massa. Estaba aturdido, excitado como nunca y asustado en la búsqueda de los votos que no tenía y que conquistó lueo con creces. Algunos creen ver al milagro en la irrupción salvadora de Macri. Otros en la ductilidad de Milei para leer rápido lo sucedido y cambiar. Quizás haya que permitirse sumar ambas opciones e imaginar otras que no se conocen. 

Estas idas y vueltas y cambios de piel hacen pensar en un personaje como el de Kilpatrick. Es difícil determinar de qué lado está, ¿de la traición o del heroísmo o de las dos? Y así se suman algunas singularidades a tener en cuenta. Milei, en la dinastía de los populistas de ultraderecha en danza, algunos muy cercanos a él, es un bicho raro. Mientras Bolsonaro y Trump hicieron campaña usando sin asco fake news que contraponían al relato de los oficialismos, siempre más cercanos a la verdad fáctica, él se aferra a la realidad con crudeza. La Argentina proporcionó la originalidad de que las fake fueron el insumo básico del gobierno, que acostumbrado al apócrifo relato k requirió de esa droga para poder seguir. En cambio, Milei le dio a la sociedad un baño de realismo brutal. Comunicó que va a ajustar, que se agarren fuerte por las dudas, que los ciudadanos la van a pasar mal, que la inflación va a seguir al menos dos años, que va a haber estanflación (que más allá de tecnicismos de economía es algo cercano a lo que viene hace tiempo, tras diez años de estancamiento e inflación creciente), que el futuro próximo requerirá esfuerzo, que va a ir contra ciertos grupos de poder corporativo que se suelen esquivar a la hora de tomar decisiones. Es decir, lo contrario de lo que recomiendan los manuales vernáculos de política. Y así todo fue votado masivamente y le dio la peor paliza electoral que el peronismo haya sufrido en su historia. Obtuvo casi 12 puntos de ventaja y ganó en 21 de los 24 distritos, con enormes elecciones en Córdoba y Mendoza. 

Los detalles muestran un personaje similar al héroe borgeano. En sus muchas caras se dificulta saber cuál es la verdadera. ¿Ortodoxo de la libertad o pragmático? Da toda la sensación de que a la vez juega en distintos escenarios. Y en ese devenir recibió llamado del papa, al que había tratado de "maligno en la Tierra"; almorzó con Clinton, al que normalmente calificaría de "zurdo" demócrata; recibió carta del comunista Xi Jimping; envió señales a Lula, al que había denostado, mientras invita a Bolsonaro a su asunción y estrecha relaciones con Trump. Parece que escucha a quienes lo rodean y conocen técnicamente los temas. Por ahora es una fuente de desconcierto para quienes querrían que fuera en una dirección más y previsible. 

Otros aspectos destacables y disruptivos son la base en el interior de su triunfo sin haber pisado Milei casi el "territorio" de las provincias; lo austero de su campaña (en un contexto donde se decía que sin cifras millonarias era imposible hacer una carrera presidencial), basada sobre todo en redes sociales; la falta de programas (que es otra cosa que esloganes de campaña) y de equipos de gobierno que se suman a su carencia de historia política y su proximidad a sectores de "la casta".

Hace acordar a ese emperador chino que soñó ser una mariposa y al despertar no sabía si era un hombre que había soñado ser una mariposa o era una mariposa que soñaba ser un hombre. Tal la capacidad de mutación del libertario, que las tiene negras y necesitará de apoyos consistentes, buena parte de los cuales los deberá buscar en los gobernadores de las provincias que lo votaron y que han demostrado más de una vez ser el sostén último de la Nación. Y con ellos los sectores multipartidarios del Congreso que estén dispuestos a darle gobernabilidad. Milei llega con un mandato profundo de cambio, pero deberá tener resultados antes de enfrentar las elecciones de medio tiempo si es que antes no se le presentan nubarrones complejos. La clave estará en poder domesticar una economía desbocada. Su gobierno deberá ser evaluado por sus acciones concretas. El populismo kirchnerista ha llevado a esta decadencia infinita y Milei llega como un típico populista de ultraderecha que con decisión parece virar hacia un perfil más republicano en virtud de los votos que ese sector le aportó a su triunfo. Como en "Tema del traidor y del héroe" hay un telón de fondo que será determinante: el del efecto y expectativas que sus conductas y acciones produzcan en la sociedad que sigue. Eso es más importante que cualquier ideología y conducta. Se ve en el personaje borgeano de Kilpatrick y se verá en Javier Milei, según cómo le vaya.