Las corporaciones han quedado desnudas y empiezan a patalear desesperadas

Milei tiene legitimidad democrática. Pero además, es indudable que cuenta con una gran debilidad institucional que deberá enfrentar porque sus iniciativas se toparán con un intrincado laberinto donde tiene escaso poder de fuego.

Las corporaciones han quedado desnudas y empiezan a patalear desesperadas

Por:Jaime Correas

 "Esa historia de que esperemos para las reformas a cuando esté todo bien... si hacés eso no hacés las reformas"

Federico Sturzenegger, economista y autor del programa desregulador

"Además, ahora se ha puesto de moda que todos sepamos el tratamiento del DNU. Cuando yo entré al congreso, en diciembre de 2021, la famosa bicameral se constituyó en junio y no sesionó nunca. Alberto Fernández emitió 178 DNU y ninguno fue ratificado por el Congreso. No digo que sigamos copiando lo malo, no tengo duda que muchas de estas modificaciones hubiesen estado bien por ley, pero en los atropellos de otros momentos nadie dijo nunca nada, se toman varas distintas según quién está gobernando".

Lisandro Nieri, diputado nacional de JxC

"Uno, busca lleno de esperanzas/ el camino que los sueños/ prometieron a sus ansias... //Sabe que la lucha es cruel y es mucha,/ pero lucha y se desangra/ por la fe que lo empecina... // Pero un frío cruel/ que es peor que el odio/ punto muerto de las almas/ tumba horrenda de mi amor// Maldijo para siempre y me robó.../ toda ilusión.// Si olvidara a la que ayer/ lo destrozó y pudiera amarte.../ me abrazaría a tu ilusión// para llorar tu amor..."

"Uno", tango con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores

En 1984 Borges fue al programa televisivo "Grandes Valores del Tango". Desplegó su encanto e inteligencia volviendo loco al conductor con su ingenio desconcertante. En un momento, Silvio Soldán le pregunta por "Uno", el tango de Enrique Santos Discépolo y Mariano Mores y le cita el inicio. Con tu tremolante peluquín recita: "Uno, busca lleno de esperanzas/ el camino que los sueños /prometieron a sus ansias..." Borges se incomoda, vacila, como era muy común en ese período final de su vida, y con su inconfundible voz cascada replica: "¿Esperanzas... ansias...?, esa rima está mal, debería haber sido esperancias". Después de la risa de una concurrencia que no termina de entender la profundidad de lo que está planteando uno de los más notables poetas de todos los tiempos, el conductor insiste en la genialidad de Discépolo. Borges en esa misma entrevista había denostado una letra de tango de León Benarós, que era su amigo, diciendo que "seguramente el peronismo le hizo mal". Benarós tenía en común con Discépolo su filiación peronista. Pero a "Discepolín" lo despachó haciendo alusión a una formalidad poética. Atendible y correcta, por otro lado. Omitía, entusiasmado en la denotación del autor de "Uno", la columna vertebral de uno de sus grandes ensayos, "La supersticiosa ética del lector", de 1930, donde el propio Borges aseguraba: "La condición indigente de nuestras letras, su incapacidad de atraer, han producido una superstición del estilo, una distraída lectura de atenciones parciales. Los que adolecen de esa superstición entienden por estilo no la eficacia o la ineficacia de una página, sino las habilidades aparentes del escritor: sus comparaciones, su acústica, los episodios de su puntuación y de su sintaxis. Son indiferentes a la propia convicción o propia emoción: buscan tecniquerías (la palabra es de Miguel de Unamuno) que les informarán si lo escrito tiene el derecho o no de agradarles".

Ese fragmento ha guiado a generaciones de lectores en diversas geografías, pues se sabe que sus reflexiones sobre el arte de leer han sido de los principales hallazgos borgeanos. Pero esa noche Borges estaba urgido de entretener con su ingenio al auditorio y esmerado en incomodar a Soldán. Logró con creces ambos propósitos y se tomó la licencia de olvidarse de sí mismo para invalidar a Discépolo. Estaba en todo su derecho, pero no apuntó a la efectividad de la letra de "Uno", sino a una tecniquería para descalificarla. Muestra de que los seres humanos muchas veces suplantamos el pensar por una reagrupación de prejuicios, que no necesariamente reflejan lo que verdaderamente pensamos o sentimos sino opacas pasiones y deseos.

El furibundo decretazo de desregulación del presidente Milei de esta semana, inspirado en un minucioso trabajo de Federico Sturzenegger, hecho para el eventual gobierno nonato de Patricia Bullrich según él mismo confesó, ha puesto al país en una situación en la que la anécdota de Borges y Discepolo puede ayudar para comprender más profundamente.

Algunas preguntas: ¿a Borges realmente no le gustaba la letra de ese tango o le disgustaba la condición de peronista del poeta? ¿Su argumento sobre la rima de "esperanza" y "ansia" era en verdad el fondo de su disenso o la letra le importaba poco y quería ir contra el autor justicialista? ¿Los que se oponen al camino propuesto por un presidente que llega con casi el 56% de los sufragios y tres millones de votos de diferencia enfrentan las propuestas de Milei o los intereses que toca? ¿Los argumentos catastróficos en lo formal del Decreto de Necesidad y Urgencia y sus supuestas consecuencias son sinceros o enmascaran la defensa de intereses corporativos? Así como es interesante seguirlo a Borges en su actitud, lo será ver cada reacción y remitirla a lo que esconde, más que a los argumentos que esgrime. Que hay que tenerlos en cuenta, por supuesto, pero analizarlos sistémicamente y no por separado servirá para evitar el engaño.

Hay dos aspectos a tener en cuenta. Javier Milei está cumpliendo el contrato con sus electores con su plan. Algo no común en un país donde llegan candidatos diciendo "si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie". Con lo cual tiene consistencia entre su oferta y lo que sus votantes eligieron. Siempre hay matices, por supuesto, pero el tema de fondo es que ofreció un cambio profundo, inspirado en una liberalización de un país ultraregulado corporativamente y está cumpliendo. Con lo cual tiene esa legitimidad democrática. Pero además, es indudable que cuenta con una gran debilidad institucional que deberá enfrentar porque sus iniciativas se toparán con un intrincado laberinto donde tiene escaso poder de fuego. Esto incluye dos aspectos a tener en cuenta. Por un lado tiene una debilidad evidente, pero por otro quizás sea esa misma condición su más grande fortaleza. Pues llega ligero de equipaje y de compromisos. Esto es una novedad absoluta, no había pasado nunca. Hasta ahora quienes llegaban a la presidencia venían sobre todo a preservar los intereses corporativos vigentes a los que representaban.

Por supuesto que la libertad de Milei para avanzar se irá viendo con el correr de los días. Por ahora es llamativa. Ha ido contra demasiados intereses y se anuncian más estocadas. Ahora por ley. Alguien se preguntaba en estas horas: "¿Patricia, que encargó a Sturzenegger el trabajo de desregulación de la red corporativa, hubiera ido tan lejos como Milei o por su alianza de gobierno su versión habría sido menos abarcadora?" Historia contrafáctica, nunca se sabrá. Lo que sí es un hecho es el inesperado tsunami del actual presidente con sus fortalezas y debilidades. Lo auspicioso es que la Argentina corporativa y su entramado de privilegios ha quedado al desnudo, más allá de hasta donde se avance, y está reaccionado en función de su desnudez y sus miedos. Ahora vendrá lo que Vicente Palermo llama las acciones de "minorías intensas" que intentarán frenar en nombre de la mayoría el camino emprendido. Cuando en realidad por cada uno de esos intereses corporativos satisfechos hay una herida al bien común, a los intereses de la mayoría. Preservar la quintita de algunos perjudica al conjunto. También ha quedado claro que esas corporaciones que hoy están bajo los reflectores al tiempo que custodiaban y defendían "la suya" iban contra "la del resto". No hay más que escuchar a Sturzenegger desgranar apenas algunos aspectos para comprenderlo. La lógica ha sido, "toque a los otros, pero a mí no, la ‘mía' tiene que estar asegurada y resguardada". Y es así como se ha logrado un país hiperregulado, donde ya es difícil esconder el fracaso en casi todo. ¿Qué defienden los que hoy elevan su voz contra el camino propuesto? Por la vía regulada al extremo se marchó durante las últimas décadas (que cada uno ponga cuantas quiera para evitar las grietas) y el desastre está a la vista. Por más que algún relato populista quiere hacer aparecer que se ha vivido en un paraíso en ciertos momentos, la Argentina es un país fallido donde nada funciona bien. ¿Funcionará en este nuevo esquema? Nadie puede decirlo, pero también es legítimo que ese gran universo que ha votado a Milei tenga su oportunidad, como la tuvieron otros a lo largo de esas extensas décadas. ¿Realmente hay algo tan valioso para preservar en este contexto donde nada anda bien? Parecería que no, ¿entonces por qué tanto énfasis en cuidar lo malo? Después del desastre de Aerolíneas, YPF, la educación, la salud, la pandemia, los salarios, la inflación, la pobreza, por sólo citar casos elocuentes, ¿qué es lo maravilloso que se resguarda? Quizás, como en el caso de Borges, haya un secreto oculto: los intereses corporativos, que son los que han hecho trizas el país, en nombre de defenderlo.

Dos anécdotas reales de estos días que quizás sirvan para entender. Un joven gerente de una empresa ligada a la agroindustria con formación contable y económica, que votó en blanco en el balotaje porque Milei lo espantaba con sus extravagancias, le confesó al tío: "Todo lo que está planteando está muy bien y si le sale va a cambiar la historia del país. No lo puedo decir en público por mi puesto en la empresa, pero tiene razón en todo". La otra, un importante bodeguero de Mendoza comentó: "Ayer me peleé a los gritos con un grupo de bodegueros amigos. Estaban que trinaban con el 8% de retenciones al vino. El resto les parecía todo bien, lo vienen pidiendo hace años, pero ese detalle los tenía como locos. Les dije: déjense de joder, se viene lo que han pedido durante años y ahora quieren que a ustedes no los toque".

La Argentina ha vivido en un sistema corporativo catastrófico donde la cosa pública ha consistido en presionar desde los poderes corporativos fácticos para que lo que Milei llama "la casta" garantice prebendas por sector. Las prebendas de unas corporaciones justificaron las de las otras y se ha armado una red maloliente de cotos de caza que han derivado en un fracaso difícil de esconder. Está lleno de zoológicos donde cazan las corporaciones. Los diversos perjuicios que recibe un sector por lo dado a las otras corporaciones los desquita consiguiendo una prebenda propia. Eso ha ido escalando hasta llegar a la situación desesperante de hoy, donde el país ha estallado una vez más.

Los ejemplos son miles y hay algo que se debe pensar. Se están objetando formalidades. Se dice que el mega DNU no es republicano y que atenta contra la democracia y las instituciones. El calamitoso sistema de obras sociales sindicales, por ejemplo, lo otorgó a los sindicatos peronistas la dictadura de Onganía y en cincuenta años nadie se animó a tocarlo. ¿Es justo pedir ahora, con los zapatitos blancos puestos para no embarrarse, que muchas décadas de corporativismos ilegítimos se desactiven como si se tratara de un entramado construido con herramientas republicanas? Incluso las que sí han pasado por el Congreso sabemos que lo han hecho la mayoría de las veces con negociaciones oscuras o con mayorías circunstanciales que se han usado para el provecho corporativo. Es curioso como quienes pretenden ser los defensores de los débiles han creado un sistema para las corporaciones, donde mientras más poderosas sean más ventajas obtienen. Cuando se le pide al actual gobierno que vaya por ese camino impoluto, en realidad veladamente se le está pidiendo que no haga nada. Le proponen imposibles. Y se lo proponen justamente los que no hubieran hecho nada para ir contra los intereses corporativos, porque son sus dueños o sus garantes. Se debería recordar la frase de Néstor Kirchner: "No mires lo que digo sino lo que hago". Se podría actualizar referida a los que resisten diciendo: "no mires lo que digo sino el privilegio corporativo que defiendo".

Si hay algo que no se conoce es el futuro. Será áspero y duro, esperemos que incruento aunque el presente lo es por los millones de desprotegidos que pasan hambre con el sistema de la regulación protectora que no protege. Pero ojalá suceda lo que Borges dice al final de su estudio: "Ahora quiero acordarme del porvenir y no del pasado... Releo estas negaciones y pienso: Ignoro si la música sabe desesperar de la música y si el mármol del mármol, pero la literatura es un arte que sabe profetizar aquel tiempo en que habrá enmudecido, y encarnizarse con la propia virtud y enamorarse de la propia disolución y cortejar su fin." Ojalá asistamos al fin de la decadencia argentina en la que estamos sumidos hace muchas décadas. Es difícil estar peor.