Para que funcione, nunca le digas esto a tu pareja

Lo que nos diferencia de los animales es el lenguaje oral, pero si lo usamos mal podemos resultar unas bestias, tenés que saber cuándo parar.

Para que funcione, nunca le digas esto a tu pareja

Por: Mendoza Post

Muchas veces el estrés genera que perdamos la cuota de paciencia que usamos para comunicarnos con las personas con las que convivimos, en general la pareja.

Medí tus palabras, porque no se las lleva el viento.

Prestar atención a una tarea y olvidar el resto de lo que nos rodea, como personas amadas, puede generar peleas y conflictos.

La realidad es que en muchas ocasiones con nuestras palabras hacemos más daño de lo que podemos llegar a pensar.

La autora neoyorkina Peg Streep recopila en Psychology Today algunas frases que deben tratar de evitarse, si no se quiere cometer algún error del que luego sea fácil desquitarse:

- “Por una vez que hacés algo en tu vida...”: Que levante la mano quien no la haya dicho en alguna ocasión. Viene un familiar, un colega, un conocido que ha tenido un día complicado, lo comparte contigo y la única respuesta que encuentras es esa. Quizá cuando uno está cansado, la mejor contestación no sea llamarlo vago.

- “Ahora estoy ocupado, después hablamos”: El agobio forma parte de nuestras vidas y en muchas ocasiones volcamos tanto esfuerzo en una tarea que olvidamos cuidar el resto. Es cierto que es muy complicado realizar una acción y a la vez prestar atención a otra persona, pero no pasa nada por dejarla a un lado cinco segundos, escuchar lo que nos quiere decir y responder calmadamente que luego se habla.

- “Mejor dejá que lo hago solo”: Alguien nos ofrece ayuda y le respondemos así. Es cierto que en determinadas ocasiones esa mano amiga no va a servir de mucho, pero una respuesta así puede dañar al otro, hacerle sentir mal y que en la próxima ocasión piense dos veces si ofrecer ayuda o no. Cuando estás desorientado es preferible que alguien eche una mano y si no va a servir de mucho explicar el porqué tranquilamente y asunto arreglado.

- “¿Ascendieron a un compañero tuyo antes que vos?”: Es como cuando de chico se sacaba un “bien” y acto seguido alguien preguntaba por la nota de aquel compañero que siempre tenía en todo sobresaliente. Existen pocas sensaciones peores que la de conseguir un buen resultado tras un esfuerzo y que acto seguido venga alguien para minusvalorarlo.

- “Te enojás por todo, era una broma”: Si una persona se enojó, será por algo. Cada persona es un mundo y tiene una escala de valores, lo que para vos no tiene importancia, no tiene por qué ser así para otra persona... Y viceversa. Una respuesta así no hará más que empeorar la situación.

- “Estoy cansado de tener siempre esta discusión”: Si una discusión se repite con frecuencia, quizá es que todavía no se ha encontrado una solución. Evitarla nunca será una buena idea y decir abiertamente que no quiere tratarse el tema además genera una sensación de apatía y de falta de interés por encontrar una puesta en común satisfactoria.

- “Eso me paso a mí cuando...”: Te están contando algo importante, no quieren que les cuentes tu vida, lo que quieren es ser escuchados. Si te están contando un problema, por lo menos tratá de mostrar un mínimo de respeto e interés. Utilizar vivencias propias para ayudar a una persona es una buena idea, hablar permanentemente de uno es una clara señal de egocentrismo que no servirá de nada al otro dialogante.

- “Tenés razón, pero ya sabés... Siempre podría ser peor”: Frase hecha a más no poder y sin ningún tipo de mensaje ni contenido. La empatía es una de las virtudes más preciadas a la hora de mantener una conversación de confianza. No todo el mundo la tiene, pero tampoco es tan complicado detectar si una persona está triste o preocupada. Cuando esto ocurra, no se necesita ser un genio del diálogo, a lo mejor con escuchar y preguntar es suficiente, sin tratar de mostrar apoyo moral con frases vacías.