Seguirá preso "El Angel de la muerte", el mayor asesino serial de la Argentina

Carlos Robledo Puch lleva 43 años preso. Lo condenaron por 11 homicidios a principio de los '70.

Seguirá preso "El Angel de la muerte", el mayor asesino serial de la Argentina

Por: Mendoza Post

Rubio, adolescente, cara aniñada, rostro de ángel, pero era entonces el asesino serial más peligroso y cruel de la Argentina. Carlos Robledo Puch, condenado a perpetua, seguirá en la cárcel. La Corte Suprema acaba de confirmar la negativa a concederle la libertad al hombre que lleva 43 años preso.

Robledo Puch a los 20 años.

El tribunal más alto del país confirmó el rechazo a la libertad condicional de Robledo Puch, "El Ángel de la Muerte", condenado a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado por una serie de homicidios que cometió a principios de los años '70.

El máximo tribunal, con las firmas de los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, confirmó un fallo de la Suprema Corte bonaerense que había desestimado un planteo de la defensa oficial del múltiple homicida.

En 2013, Robledo Puch había pedido que se le concediera la libertad condicional o, en su defecto, que se le aplicara una inyección letal. 

Diseños con su cara aparecidos años atrás.


Está preso desde el 3 de febrero de 1972,  poco más de 43 años.

Según los estándares internacionales en materia de derechos humanos, el lapso de prisión excede el máximo estipulado previo a que una pena sea considerada cruel e inhumana. 

Robledo Puch es el mayor asesino serial de la historia argentina, al que condenaron por haber cometido 10 homicidios calificados, un homicidio simple, una tentativa de homicidio, 17 robos, una violación, una tentativa de violación, un abuso deshonesto, dos hurtos y dos raptos. "El Ángel de la Muerte" fue encarcelado a los 20 años y permanece recluido en el pabellón 10 del penal de máxima seguridad de Sierra Chica.  Estaba en aquel penal cuando ocurrió la sangrienta revuelta ocurrida el 30 de marzo de 1996.

El "Angel de la muerte", en uno de sus traslados a la cárcel.

"El angel de la muerte" había pedido su libertad en varias oportunidades. Y siempre se la denegaron. Ya en la década del 80 comenzó a solicitar salir de la cárcel, pero aún no había cumplido el plazo mínimo estipulado por la ley. En el año 1994 volvió a plantear su pedido, pero la Cámara de San Isidro consideró que su cómputo de detención era de 20 años y 11 meses y debía esperar a llegar a los 30 exigidos por la ley. Robledo Puch solicitó un nuevo cálculo de condena y se le dieron como cumplidos los 25 años en 1995. De esta manera, en el año 2000 quedó en condiciones de pedir su libertad condicional.

Cuando Ricardo Barreda, el odontólogo acusado del cuádruple crimen de su familia, accedió a la prisión domiciliaria, en el año 2008, Puch insistió en su solicitud. Oscar Quintana, Ernesto García Maañon y Gustavo Herbel, los mismos camaristas que le negaron la libertad esta vez, tampoco lo autorizaron en aquella oportunidad. Los jueces consideraron para esta decisión que Puch tenía "nula capacitación educacional con incidencia en el plano laboral, y el marcado desinterés del interno por acceder a la actividad escolar o educativa". También tuvieron en cuenta que no tiene contención fuera de la cárcel, ya que no lo visita nadie desde que su madre falleció.

Por otra parte, Puch tuvo varios brotes sicóticos durante todos sus años en prisión. Los peritajes psiquiátricos lo caracterizan como una persona con "perturbación esquizoide" . En el siguiente video, una crónica sobre su detención en 1973, luego de una fuga. Increíbles las explicaciones de su abogado.

Y como prueba de este diagnóstico, está el evento que protagonizó a fines de 2001, cuando se disfrazó con unas antiparras y una capa asegurando ser Batman y quemó un taller del penal.

Años atrás, Chiche Gelblung lo presentó como "La Historia de un Monstruo".

En una visita que el diario La Nación realizó en 2011 a la cárcel de Sierra Chica, personal del penal contó anécdotas de este hombre que pasa gran parte de sus días leyendo, escuchando la radio y escribiendo. Entre otras cosas, contaron que una vez le regaló una muela a una de sus psiquiatras.

También hablaron de su humor cambiante, dependiendo del cual por momentos manifiesta grandes deseos de libertad para vivir en paz, mientras que en otros momentos habla de salir para ser "el sucesor de Perón" e incluso dicen que llegó a manifestar que mataría al que fuera presidente.

Los crímenes

Uno de sus primeros hechos delictivos ocurrió en 1970 cuando junto a su entonces compinche, Jorge Ibáñez, asaltaron la joyería de Rachmil Israel Isaac Klinger, en Olivos. De allí se habrían llevado 100.000 pesos. También se los acusó de robar en un taller de caños de escape, a pocas cuadras de la joyería.

El primer homicidio que se les adjudica a estos jóvenes ocurrió en 1971, con la muerte de Manuel Godoy, sereno de una "boite" de Olivos, y del encargado, Pedro Mastronardi, quienes fueron sorprendidos dormidos.

Luego le siguieron el asesinato del sereno de una casa de repuestos, de un empleado de un supermercado y la violación y muerte de dos mujeres.

En agosto del 71, Puch e Ibáñez fueron protagonistas de un choque de auto en Avenida Cabildo. Ibáñez falleció, y quedó sembrada la duda de si el hecho fue simplemente un accidente. Robledo Puch nunca confesó este crimen.

Su segundo cómplice fue Héctor Somoza. Con él habría asesinado a un hombre en una concesionaria y a otro sereno en una agencia de automóviles.En 1972 asesinaron a un hombre en una ferretería. Tras ese homicidio, Robledo Puch habría matado de un balazo a Somoza y le habría prendido fuego en la cara y las manos para evitar que lo reconozcan, según se sostuvo en la investigación.

En una de las pocas entrevistas que dio, a fines de los 90.

Este último crimen fue el que lo llevó a la cárcel: Robledo olvidó su cédula en el bolsillo de Somoza. Tenía 20 años cuando fue detenido aquel 3 de febrero de 1972. La condena le llegó en 1980. El fallo de la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones de San Isidro lo consideró "un psicópata con plena capacidad para comprender la criminalidad de sus actos", aunque las pericias resaltaban que Puch procedía de un "hogar legítimo y completo, ausente de circunstancias higiénicas y morales desfavorables", por lo que el móvil de los crímenes nunca estuvo claro.

El "Ángel de la muerte" siempre negó haber cometido los asesinatos. En una entrevista que le concedió al diario La Nación en 2008 aseguró que lo condenaron porque necesitaban "crear un monstruo para tapar los problemas económicos y sociales que había en ese momento en el país.

El día en que lo condenaron, tuvo una salida memorable del tribunal: "Sus palabras finales antes de ser condenano a perpetua en el Tribunal de la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones de San Isidro son: "Esto fue un circo romano. Algún día voy a salir y los voy a matar a todos".

Ese día, por ahora, parece lejano.