Sangre: el oro líquido que salva vidas

Un donante voluntario puede donar hasta cuatro veces al año y ayudar a tres personas por cada vez. Si todos lo hiciéramos al menos cada seis meses, no serían necesarias las campañas ni los pedidos solidarios.

Sangre: el oro líquido que salva vidas

Por: Mendoza Post

Uno de los mayores gestos de compromiso que una persona puede tener con otra es donarle sangre, aunque el destinatario sea desconocido. Pero además quienes donan sangre también pueden ser donantes de médula ósea o células madre, si lo solicitan y aprueban los requisitos. Para esto es necesario estar registrado en una base de datos y ser compatible con algún paciente en espera. En Mendoza, pese a las campañas constantes, el porcentaje anual de donantes es bastante bajo. En los hospitales públicos el índice de donantes voluntarios de sangre es un poco superior al del sector privado, donde sí se registran mayor cantidad de donantes de reposición. Sin embargo sumando ambos efectores no alcanza para escalar la tabla a nivel nacional.

En el Hospital Español de Mendoza, el servicio de Hemoterapia es uno de los muchos centros de recepción de sangre y uno de los pocos -privados- en captación de donantes de médula de la provincia. El doctor Pablo Alvarez, jefe de este servicio, explicó en qué consiste la captación: “A todo el que viene a donar sangre nosotros le ofrecemos si quiere ser donante de médula ósea. En el caso de que acepte, le explicamos con profundidad en qué consiste, luego debe llenar una ficha y finalmente se le saca una muestra”. Los datos del donante junto con los de su muestra se envían al INCUCAI para que ingresen a una base de datos mundial y permanecen allí hasta que algun paciente compatible lo requiera. “El donante puede ser llamado una o dos veces en toda su vida, o tal vez nunca”, explicó Álvarez.

En el caso del banco de sangre del Hospital Español, está abierto al público en general es decir que no requiere ser socio. Al llegar, el personal del servicio le informa a la persona interesada que no corre ningún riesgo ya que ser donante de sangre no influye en el organismo, le realizan una serie de preguntas, evalúan parámetros físicos para confirmar que esté en condiciones de donar y finalmente se hace la extracción. Los hombres pueden donar cuatro veces al año y las mujeres tres, y con cada donación se puede ayudar al menos a tres personas. “La idea es que cuando termine, el donante se vaya caminando, contento porque ha ayudado a alguien. Por lo tanto, el que no pasa los parámetros no dona”, aclaró el jefe de la unidad.

En este sentido explicó que muchos tienen la intención, pero por motivos de salud o porque no cumplen con los requisitos mínimos, no pueden ser donantes. Ante esto, las personas que llegan con intención de donar sangre se sienten frustradas y, a veces, hasta se enojan, pero es importante resguardarlos de posibles inconvenientes.

Los requisitos para ser donante de sangre son: tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos, no estar en ayunas, presentar DNI, pasaporte o cédula y brindar información honesta al personal, que será totalmente confidencial.

Por su parte, el servicio de Hemoterapia debe informar al donante las razones por las cuales no puede donar en caso de poner en riesgo su salud o la del receptor, la posibilidad de cambiar de opinión y retirarse sin donar, la importancia de avisar si luego de donar recuerda alguna información relevante que omitió u olvidó, o si comienza con algún problema de salud como fiebre o gripe. Además el donante tiene derecho a preguntar todo lo que desee en el momento en que se presenta.

El doctor Álvarez, destacó la conducta que supone ser donante, ya que implica un estilo de vida tranquilo y sin cometer excesos. “Es una vida mejor, no someterse a conductas de riesgos, y si las comete, avisar al personal del hospital ante un posible llamado”. Por conductas de riesgo se entiende el consumo de drogas ilegales, promiscuidad y en el caso de los tatuajes, existen límites que están estandarizados: la persona puede donar luego de transcurridos doce meses del último tatuaje. “Si uno tiene una vida desarreglada no es un buen donante. Tomar la decisión de ser donante también implica tener buenos hábitos”, puntualizó.