Una peligrosa operación se ha montado detrás del caso Nisman

Una peligrosa operación se ha montado detrás del caso Nisman

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Desde hace unos meses a esta fecha ha comenzado a gestarse una operación suspicaz que intenta imponer que Alberto Nisman fue asesinado.

Participan los principales medios de comunicación y la comanda la exesposa del fiscal especial del caso AMIA, Sandra Arroyo Salgado.

Todo empezó en mayo pasado, cuando diario Clarín publicó en su portada la siguiente nota: “Nuevas pericias oficiales sostendrán que a Nisman lo asesinaron”.

La bajada de la nota en cuestión, firmada por Julio Blanck, ya movía a la sospecha: “Expertos de Gendamería entregarían los resultados al juez en 30 días. Harán una reconstrucción total de los hechos”, sostenía.

Allí nacieron los primeros interrogantes: si el peritaje ya estaba terminado, ¿por qué se entregaría recién un mes después? Si se aclaraba que se haría una reconstrucción de lo ocurrido, ¿no significa que aún no se había hecho? ¿Cómo podía concluirse entonces que ese estudio determinaría que Nisman fue asesinado?

Por si alguien abrigaba alguna duda, Clarín lo admitía claramente: “Las autoridades, bajo indicaciones de los expertos, están preparando un predio donde se replica el interior del departamento de Nisman. Allí se hará la simulación decisiva para ponerle broche final a la pericia”.

De nuevo, ¿en qué se basaría la Gendarmería para sostener que Nisman fue asesinado? Clarín no lo mencionó. Más aún, Blanck admitió que no vio el peritaje en cuestión, solo le habría sido confirmada su existencia por “fuentes judiciales”.

El caso Nisman se encamina a ser el nuevo caso AMIA

Lo que ocurre en estas horas, es muy similar a lo acaecido con la investigación del atentado a la AMIA, que empezó bien encaminada y luego derivó en un “refrito interesado” que acusó a un grupo de iraníes que nada tuvieron que ver con ese hecho. ¿Los verdaderos culpables? Bien gracias.

En ese mar de desinformación, en estas horas, pueden leerse varias veintenas de notas que carecen de rigor periodístico, pero que han penetrado en la cabeza de la ciudadanía cual si fueran verdades reveladas.

Ver además: Por qué Lagomarsino es "el perfecto asesino" de Nisman

Por caso, Clarín publicó un curioso artículo referido al caso Nisman, firmado por el periodista Héctor Gambini. Se trata de un errático mamotreto que abunda en imprecisiones y falacias de diversa laya.

Desde el vamos empieza con un dato falso, típico de quien no ha leído siquiera mínimamente el expediente judicial. Gambini asegura que “casi nadie en la fiscalía especial AMIA conocía a (Diego) Lagomarsino como experto informático”.

Arroyo Salgado les dice a los medios qué decir y cómo decirlo

Ello es falso: Germán Darío del Río, quien estaba a cargo del Departamento de Informática de la fiscalía especial AMIA, reveló que sí conocía al informático porque "lo trajo Nisman en el 2007”. Y añade: “Lo presentó como una persona de su confianza que iba a trabajar para él“. Si alguien alberga alguna duda puede leer la foja 1.078 de la causa judicial.

Insiste Gambini: “Lagomarsino tenía acceso remoto a los dispositivos de Nisman y está probado que hubo movimientos en la computadora y el celular cuando el fiscal ya estaba muerto”. No es cierto: no se ha probado aún que haya habido movimientos en los dispositivos del fiscal cuando estaba muerto.

“Se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo”, asegura el perito Manzano, ingeniero responsable del Servicio de Ingeniería y Química Forense del CIF. Aparece a fojas 2446. 

Y aún hay más: “Ahora se supo que le habían dado ketamina en una dosis que le hubiera impedido hasta apretar un gatillo”. ¿Cómo sabe Gambini cuánta dosis de esa droga tenía Nisman en su organismo si no se pudo precisar en la investigación?

Sin embargo, la mejor parte de la nota de Clarín es cuando se habla del arma que Lagomarsino le llevó a Nisman, la cual “estaba cargada con balas de alta tecnología y punta hueca, como las que usan los sicarios en los crímenes por encargo”. Está probado en el expediente que las balas eran… ¡del año 2002!

Lagomarsino, el perfecto culpable

No solo eso: el propio Lagomarsino entregó las municiones —44 proyectiles en total— y el dato aparece a fojas 136.

No hace falta mencionar que gran parte de los restantes datos también están equivocados. La gran duda es: ¿Fue mera desinformación del periodista —lo cual reviste una gravedad no menor— o existe una “opereta” en ciernes para instalar una verdad que no se sostiene en el expediente?

Cuando se tiene en cuenta que la propia Sandra Arroyo Salgado insiste en dar por ciertos datos que no lo son, y que en el expediente son totalmente opuestos —como la dirección de la bala que ingresó en la cabeza de Nisman—, la cosa se pone bien turbia. El siguiente video es revelador a ese respecto:

Más crecen las sospechas aún cuando se relee la ya mencionada nota que Clarín publicó en mayo pasado donde asegura que la Gendarmería determinaría el “asesinato” del fiscal especial, aún cuando no se había iniciado siquiera la reconstrucción. ¿Cómo sabía el "Gran diario argentino que ello ocurriría? ¿Acaso sus periodistas poseen poderes paranormales?

Otra vez las dudas, más allá de la ironía: ¿Se quiso llegar a una conclusión más allá de los elementos científicos existentes? ¿Por qué? ¿Quién está detrás de ello?

Algo turbio persiste en el aire, insisto, y me recuerda a lo que sucedió con el expediente que investiga el atentado a la AMIA, que terminó exculpando a quienes realmente estaban implicados, enfocándose en quienes nada tuvieron que ver.

En ese contexto, ya mismo puede predecirse qué ocurrirá con el caso Nisman.