Estafa a la ilusión

Adolescentes y jóvenes que juegan al fútbol en Pacífico de Alvear fueron engañados y les sacaron dinero con la promesa de ir a probarse a River Plate.

Estafa a la ilusión

Por:Leonardo Otamendi
Editor Post

Un grupo de chicos y chicas del Sport Club Pacífico de General Alvear fueron estafados en su ilusión de jugar en un club grande fútbol en Buenos Aires. Por ese prometido viaje a la Capital Federal gastaron su dinero y uno de los equipos se quedó sin jugar un torneo.

¿Cuál es el sueño del pibe, cuando juega al fútbol? Hacerlo en un equipo grande de Argentina. A ocho chicos de entre 13 y 15 años que juegan en Pacífico un inescrupuloso entrenador les prometió que los llevaría a probarse a River, Tigre y Quilmes.

Pero este “técnico” no se conformó con esa mentira, la cual le redituó unos buenos pesos. Hizo lo mismo con el equipo femenino del club.

Aseguró que dos de sus hijos juegan en el extranjero.

Se trata de Miguel Pérez, según lo denunció el entrenador del equipo de mujeres, Mauricio Ayala. Es de Las Heras, o al menos eso dijo, llegó hace unos dos años a Alvear y comenzó a entrenar la Sexta división de varones.

Les dijo a todos que había sido técnico en varios equipos de Mendoza y que sus hijos jugaban al fútbol en el Locomotiv de Rusia, otro en Chile y el más chico en las inferiores de Huracán Las Heras.

No sólo sacaba chapa con esos datos, también decía que era primo del gobernador de Mendoza, Francisco Pérez.

Comenzó a decirles a los padres de ocho jugadores que él tenía contactos con el Ministerio de Deportes de la provincia, con gente de AFA en Cuyo que su ex mujer es jefa en la Dinaf.

Con estos supuestos contactos, Pérez les decía a los padres que podía encontrar el financiamiento para llevar a sus hijos a probarse a los equipos mencionados; que nada debían gastar. Que tenía asegurado el transporte en Cata, el alojamiento en el hotel Sarmiento en Capital Federal y también la comida.

Este viaje, claro está, nunca se hizo, y los chicos y sus padres quedaron desilusionados.

Sin embargo, para finales del año pasado le fue a ofrecer algo similar a Mauricio Ayala para el equipo femenino. El entrenador de las chicas en primera instancia le respondió que no porque tenían un torneo en Río Negro.

Entonces, Pérez puso en marcha toda una estrategia. Le propuso a Ayala un proyecto para el fútbol femenino del club. Son 18 chicas en total entre 15 y 23 años.

"Me vuelteaba y el dinero nunca más lo vimos".

Esto sí aceptó Ayala porque, supuestamente, era un proyecto deportivo auspiciado por el Gobierno de Mendoza.

Pérez le pidió $340 para presentar el proyecto, un coseguro por jugadora de $145, un pago para adquirir un código tributario de $180 y $28 a cada jugadora para su planilla. Las chicas aportaron ese dinero, sin dudas que algunas con mucho esfuerzo e ilusión.

Pasó el tiempo y a principios de febrero Ayala comenzó a preguntarle a Pérez por el proyecto y el viaje. Le respondió que estaba aprobado que en pocos días habría que ir a la Ciudad de Mendoza a buscar la documentación correspondiente y los cheques.

“Pero me vuelteba, me decía que mañana, que pasado. Entonces decidía viajar a Mendoza y él (Pérez) me dijo que hablase con Mario Cabañas que trabaja en Deportes”, recordó el técnico Ayala.

Buscó en Casa de Gobierno, llamó a la Liga Mendocina de Fútbol y nadie lo conocía. “Regresé a Alvear y primero me dijo que el proyecto no estaba aprobado. Pero insiste en que conoce gente y que va a conseguir que lo aprueben”, contó Ayala pero sin creerle en ese momento, pero tenía la esperanza de recuperar el dinero.

Eso no sucedió. Pérez ha desaparecido y Ayala lo denunció.

Pero hay un grupo de chicas que estaba ilusionada con viajar y jugar en un club grande, para ese fin invirtieron dinero.

“Las chicas están muy tristes, estaban muy entusiasmadas”, expresó el técnico del equipo y agregó: “Además, nos quedamos sin ir al torneo a Río Negro para el que entrenamos durante cinco meses”.

A Miguel Pérez no lo volvieron a ver. Las chicas y los chicos siguen jugando al fútbol en el club al que pertenecen, al que aman y que no les vende espejitos de colores.