Por qué la astrología es un “curro”

A pesar de que la ciencia demostró que no funciona, muchos siguen creyendo que los astros predicen el futuro. Por qué se trata de una creencia irracional.

Por qué la astrología es un “curro”

Por: Mendoza Post

Primero, la definición: la astrología es un conjunto de creencias que pretende conocer y predecir el destino de las personas, y con ese conocimiento pronosticar los sucesos futuros.

¿De qué manera? Mediante la observación de la posición y el movimiento de los astros. Las personas que practican la astrología sostienen que las posiciones de estos ejercen influencia o tienen correlación con los rasgos de la personalidad de la gente, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso sus características físicas.

Muchos creen que es algo que funciona y jamás falla, pero no existe ningún tipo de evidencia que muestre que se puede predecir el futuro de alguna forma, o que la posición y el movimiento de los astros puedan llegar a tener algún tipo de influencia sobre la vida de las personas, ni dependiendo del momento y lugar de su nacimiento.

Más aún: no se sabe de ningún tipo de energía que pueda influir, ni tampoco hay una correlación estadística. Por lo tanto se puede deducir que esta disciplina, que en tantos lugares se encuentra como "la ciencia que estudia el futuro de las personas a partir de los astros.." no es más que un conjunto de conocimientos errados que se fueron transmitiendo a través de las generaciones, transformándose en dogma, convenciendo ciegamente a muchos, y haciendo generar dinero deshonestamente a otros tantos.

Según el portal El diario de España, la proliferación de esta disciplina se basa en la necesidad de las personas de creer que se puede conocer y manejar el futuro de alguna manera, así como la de muchos astrólogos de encontrar una forma rápida y fácil de generar dinero e incluso reconocimiento. La eficacia de las predicciones está sustentada por diversos efectos como la generalidad y la ambiguedad de las mismas. 

  En el caso de las predicciones exactas, se suma el hecho de recordar sólo las predicciones acertadas, y en ocasiones culpar de las erróneas a una técnica o 'interpretación' deficiente (lo que la hace bastante irrefutable)  

Todo esto sumado a la sugestión de los 'clientes' (o consultantes como les gusta decir), y a la ignorancia de la sociedad respecto al funcionamiento del universo, la física y demás ciencias naturales, hacen un cóctel bastante dañino que sólo se puede combatir con la educación y la voluntad de cada uno.

Haciendo historia

En un principio (hace unos 4000 años), la astrología intentaba hacer premoniciones mundanas (sobre fenómenos meteorológicos y climatológicos) y fue después de Ptolomeo, quien recopiló el “conocimiento” astrológico en su Tetrabiblos (S. II) cuando este “arte adivinatorio” se extendió a la personalidad humana y la premonición de sucesos humanos. Lejos de alejarnos de la astrología como del borracho que nos da la plasta en un bar, como científicos debemos preguntarnos lo siguiente: 

  ¿Existe evidencia de que las posiciones de los astros (causa) afectan al comportamiento humano (efecto)?  

Sin ir más lejos, el padre de la filosofía de la ciencia moderna, Karl Popper, ya utilizó a la astrología como ejemplo de disciplina pseudo-empírica, dado que no se ajustaba a los principios del falsacionismo (el contraste con la negación de la pauta propuesta). Y esto es porque una de las maneras más potentes que tienen los científicos de establecer una relación causa-efecto sin equívocos es la experimentación, mediante la manipulación de la causa potencial y el posterior estudio del efecto y la comparación de sus resultados con un control (muestras en las que no se ha manipulado dicha causa potencial).

Uno de los problemas principales de la astrología es que no podemos modificar experimentalmente los planetas y las estrellas para ver su efecto sobre las personalidades. Sin embargo, si no existe una asociación (correlación) entre la fecha de nacimiento y los perfiles de personalidad propuestos por la astrología, esto bastaría para concluir que la astrología carece de poder predictivo, lo que nos lleva a otro importante corolario: la ausencia de correlación apunta a la falta de causalidad.

Como cabía esperar de una pseudo-ciencia, ninguno de los trabajos en que se ha investigado la relación entre las personalidades y la posición de los astros ha encontrado evidencia alguna de correlación entre fecha de nacimiento y el perfil astrológico de personalidad. Y esto a pesar de que, curiosamente –aunque sin coincidir con las personalidades propuestas por la astrología, sí existen algunos indicios de que la fecha de nacimiento afecta a la personalidad. Debido a la falta de un mecanismo físico plausible y de fuertes contradicciones con la realidad astronómica podemos descartar a los astros como la causa directa de este enlace. Entonces, ¿qué mecanismo podría ser responsable de esta asociación? En otras palabras ¿cuál es la causa real de la correlación entre fecha de nacimiento y los perfiles de personalidad?

A esta altura, los científicos no tienen duda: la astrología es pseudociencia y forma parte del campo de la magia.

Sin embargo, a pesar de su nula base científica, hay estudios que muestran que cerca del 40% de las personas creen en las personalidades de los horóscopos, el 26% en las predicciones de los periódicos y el 13% han consultado por lo menos una vez a un astrólogo.

¿Será que los humanos tenemos una atracción innata por lo mágico? No sabemos si esto será cierto, pero lo que sí está claro es que los medios de comunicación se hacen eco en multitud de ocasiones de causas y efectos apoyados por simples correlaciones, lo cual, como se muestra en el caso de la astrología, puede ser bastante contraproducente.

Finalmente, un caso testigo

Uno de los exponentes de la astrología más conocidos en Argentina es el “inmortal” Horangel, quien no se cansa de dar vueltas por diferentes canales de televisión diciendo una y otra vez las mismas e inexactas profecías.

Sería pertinente que recuerde la cantidad de pifiadas que ha tenido a lo largo de su carrera de las que parece desentenderse bastante bien. Vamos a algunas de las pruebas:

Confiado en sus dotes de adivino, en su libro de predicciones astrológicas para el 2000, Horangel hundió sus zapatos, optimista, en las arenas del conflicto árabe-israelí.

Recurrió a las cartas natales del fallecido líder palestino Yasser Arafat y del primer ministro de Israel, Ehud Barak, y desentrañó: “En las cartas natales de ambos mandatarios, los efectos de fuertes disonancias astrales se acentuarán entre enero y junio del 2000. De inmediato, una prolongada armonía de Júpiter (beneficios) posibilitará llevar a cabo una política de cordial vecindad”. 

Los hechos evidenciaron que israelíes y palestinos tienen una peculiar y peligrosa manera de mostrarse buenos vecinos.

Antes de eso había augurado que el relator deportivo José María Muñoz iba a tener una era de éxitos en el mismo año en que falleció, 1993. Y como si fuera poco, un año más tarde aseguró que la Argentina pagaría la deuda externa.

En realidad, hay que decir que el 2000 ha sido uno de los peores años para Horangel a la hora de predecir qué ocurriría en el mundo. Si se hubieran cumplido sus anticipos, tendrían que haber ocurrido los siguientes acontecimientos:

-Una primera figura de la política italiana habría sufrido un atentado en la primera semana de julio.

-Varias islas del Caribe habrían dejado de existir ayudadas por el paso de un huracán.

-Una invasión de abejas asesinas habría asolado una región de Sudamérica.

-Habrían descendido las tasas de desocupación en todos los países (más que el cumplimiento de una predicción, esto hubiera sido un verdadero milagro).

El año 2010 no ha sido mucho mejor para el adivino, quien auguró que Barack Obama tendría una gestión exitosa como presidente de EE.UU. y que la Argentina afianzaría su “evolución monetaria”.

No es problema para Horangel: a pesar de esas y otras pifiadas, sigue siendo uno de los autores más prolíficos a la hora de vender libros.